¿El coronavirus aumenta el riesgo de desarrollar Alzhéimer?
La experta en neurología, Sonia Villapol, relaciona la Covid-19 con la variante genética APOE4 que comparten las personas con Alzhéimer
El coronavirus ha golpeado con especial dureza a algunos colectivos que ya sufrían otras patologías crónicas y que han empeorado drásticamente su estado de salud. Es el caso de los enfermos de Alzhéimer, que han sufrido una aceleración cognitiva de su situación como resultado de la infección.
Sin embargo, la comunidad científica se pregunta ahora si la Covid-19 también puede aumentar el riesgo de desarrollar desde cero este tipo de enfermedades neurodegenerativas.
Es la tesis que maneja la doctora Sonia Villapol que trabaja el Centro Médico de Texas (Estados Unidos) y que forma parte del Equipo Internacional de Investigación de la Covid-19. La experta en neurología ha explicado que la variante genética de APOE4 que comparten las personas con Alzhéimer se ha asociado científicamente con el coronavirus, independientemente de si los pacientes padecían ya previamente una demencia.
“Todas las evidencias científicas de estudios previos de enfermedades inflamatorias y su asociación con el riesgo de neurodegeneración indican que es muy probable que ocurra», ha explicado en una entrevista con Europa Press.
Este tipo de hallazgos ponen más difícil el camino para algunos de los colectivos más vulnerables de la pandemia como las personas mayores de 80 años, que tienen la tasa de mortalidad más alta. Ahora, se suma un problema añadido a la Covid-19: la posibilidad de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer o la demencia.
El coronavirus ataque al cerebro
Más allá de los efectos en el desarrollo de esta enfermedad, la comunidad científica ha descubierto recientemente las consecuencias que tiene la Covid-19 en la actividad neurológica. Las autopsias de algunos de los pacientes que no han logrado superar la enfermedad revelan la entrada directa que provoca el coronavirus en el cerebro y en el sistema nervioso.
Villapol ha explicado que se han encontrado proteínas espiga del coronavirus en las neuronas del cerebro de los cadáveres utilizando técnicas avanzadas de laboratorio. También se ha detectado en células endoteliales de los vasos cerebrales o de las meninges.
“La proteína de espiga del SARS-CoV-2 tiene la habilidad de alterar la barrera hematoencefálica permitiendo así la neuroinvasión», ha relatado la neurocientífica.
Más del 40% de los pacientes ha sufrido síntomas neurológicos
Los problemas neurológicos se han convertido en uno de los síntomas más comunes entre los pacientes de la Covid-19. Los estudios internacionales apuntan a que entre un 40 y un 60% de los enfermos ha desarrollado alguna afección de este tipo. La pérdida del gusto y olfato o los dolores de cabeza o la confusión son algunos de los más comunes. Aunque el abanico abarca complicaciones más graves como la pérdida de memoria, la psicosis, la ansiedad, el estrés postraumático, o la inconsciencia prolongada.
“Existe evidencia de que las dificultades cognitivas, incluidas la confusión y la pérdida de memoria, persisten durante algún tiempo después de que los síntomas agudos hayan desaparecido”, ha agregado Villapol.
El coronavirus también provoca síntomas persistentes
La infección de coronavirus también ha provocado que algunos perfiles de pacientes hayan desarrollado síntomas persistentes que aparecen meses después de haber contraído la enfermedad. La niebla cerebral o la falta de concentración son dos de los más comunes.
«La escala de la pandemia de COVID-19 significa que miles o incluso decenas de miles de personas ya podrían tener estos síntomas y, como resultado, algunas podrían estar enfrentando problemas de por vida», ha señalado.
Sin embargo, las complicaciones pueden llevar a algunos enfermos a desarrollar afecciones mucho más graves del nivel de la la encefalitis (inflamación del cerebro) e incluso el Síndrome de Guillain-Barré, que provoca una parálisis temporal del cuerpo.