El alcalde de Blanes ve el problema catalán como Dinamarca frente al Magreb
Miguel Lupiáñez, del PSC, apoya el referéndum porque en Cataluña “se vive diferente”, y lo compara con Dinamarca frente al Magreb
Una comparación atrevida. El alcalde de Blanes, Miguel Lupiáñez, del PSC, apoya el referéndum de autodeterminación que quiere celebrar el gobierno del presidente Carles Puigdemont. Y lo ha justificado por una supuesta diferencia entre la sociedad catalana y la del resto de España, llegando a asegurar que se trata de una diferencia parecida a la que se estalece entre Dinamarca o el Magreb.
En una entrevista en Onda Cero, Lupiáñez, de origen granadino, ha insistido en que la petición de un referéndum no debe ser perjudicial para nadie. “¿Qué daño se hace con papeletas y urnas?”, se ha preguntado.
Lupiáñez cree que en el referéndum sólo deben votar los catalanes por afecta «al sentir» de los catalanes
Pero entiende que la reclamación de la consulta parte de una sociedad que es “diferente” a la española. “La sociedad catalana se mueve más por espíritu de construcción, avanzar, esfuerzo, compromiso y responsabilidad”, ha asegurado, y ha aventurado una comparación, a su juicio, posible. “Pasa igual con Dinamarca frente al Magreb”, ha asegurado, negando, en todo caso, que Dinamarca sea como Cataluña, o España como el Magreb, tras las matizaciones reclamadas por los tertulianos en el programa de Carlos Alsina, en Onda Cero. Pero insistiendo en que en España “se vive de otra manera”.
El alcalde de Blanes entiende que la sociedad catalana «es diferente», y que en España «se vive de otra manera»
El hecho es que para el alcalde de Blanes, el referéndum se justifica porque la sociedad catalana se siente diferente y tiende derecho a ello, en un discurso netamente nacionalista, a pesar de ser un alcalde elegido con las siglas del PSC. En ese referéndum, por tanto, sólo debe participar, a su juicio, la sociedad catalana “porque afecta al sentir de los catalanes”.
Lupiáñez ha mantenido su tesis de que, a pesar de ser de origen granadino, o de sentirse “ciudadano del mundo”, como andaluz percibe “la desafección” de la sociedad catalana.