¿Qué medidas se deben tomar para volver a la normalidad?
La mayoría de estados del mundo han incidido en el distanciamiento social y en la detección de posibles contactos susceptibles de transmitir la enfermedad
El coronavirus ha cambiado por completo nuestra forma de vivir y de relacionarnos, la misma semana que el estado de alarma ha permitido a algunos trabajadores volver a sus ocupaciones previas al coronavirus. El virus todavía tiene que ser contenido, pero cuando llegue ese día se abrirá una nueva incógnita: ¿Qué medidas debemos tomar para volver a la mayor normalidad lo más rápido sin que el virus rebrote?
Algunos países están cerca de conseguirlo, como son los casos de Corea del Sur, Japón, Hong Kong o Taiwan. Las actuaciones que se han tomado en estos países permiten que estén siendo contenidas sin necesidad de paralizar por completo sus sociedades. El país surcoreano tiene el brote controlado, con una disminución del transporte de solo el 17% mientras que situación española es mucho peor, con un tránsito desplomado en un 89%.
¿Qué hay que hacer tras la cuarentena?
Todavía está lejos el saber cómo será la vida cuando se relajen las restricciones. Aunque en térmimos matemáticos lo que hay que conseguir es que el número reproductivo del virus (R) se sitúa por debajo de uno, puesto que con esa cifra se estima el número de personas a las que puede contagiar un enfermo. El virus está en R3 de forma natural, cosa que hace que se despare, pero si está por debajo de R1, como en España ahora, las infecciones se frenan y tienden a su extinción.
El contagio del virus de pende de varias variables. Según El País, el matemático Adam Kucharski del London School Hygiene & Tropical Medicine llama a las componentes que hacen variar la cifra como DOTS, y el número se da por una combinación entre el tiempo que alguien puede infectar (duración), el número de interacciones que pueden infectar a otras personas (oportunidad), las opciones para que cada interacción contagie (probabilidad de transmisión) y la población susceptible (susceptibilidad).
Detección de infectados
El objetivo R1 se debe hacer aislando a infectados y no solo eso, sino también a aquellas personas suceptibles de contagio puesto que las personas con síntomas son posibles focos de infección. La OMS insiste muy a menudo: los países deben «encontrar, testar, aislar y tratar todos los caos y rastrear cada uno de sus contactos».
Algunos países como Corea del Sur rastrea los movimientos de los enfermos con datos de GPS, teléfonos, tarjetas de crédito e imágenes de CCTV. En Singapur el rastreo llega hasta el punto en el que la web oficial te recibe con el siguiente mensaje: “Puedes ayudar con el rastreo de contactos de Covid-19 conservando tus recibos de taxi durante un mes”. En Hong Kong se han publicado mapas con la posición de cada infectado y contacto.
Un estudio de Science propone usar una app de móvil que vaya registrando las personas que te cruzas en todos los lugares públicos para saberlo cuando alguien enferme. Tanto Apple como Google se han ofrecido para poner las apps del Gobierno en los móviles, aunque esto plantea el debate de la privacidad de nuevo.
Distanciamiento social
Aumentar la distancia entre personas para evitar contagios también ayuda a disminuir la posibilidad de propagación del virus. El caso extemo es el confinamiento, aunque hay versiones más suaves como la prohibición de aglomeracions, la imposición de separaciones en las colas del supermercado o el incentivo del teletrabajo.
En Europa se han suspendido las clases y se han cerrado todas las tiendas, así como los eventos públicos. En Hong Kong se recomendó la reducción del contacto social para evitar lugares concurridos y trabajar desde casa, así como la prohibición de reuniones de más de cinco personas con normas muy concretas: en los restaurantes hay que separar las mesas 1,5 metros y en los bares no se puede usar el karaoke.
Los datos móviles permitirían saber los lugares en los que hay más aglomeración de gente en tiempo real y tomar medidas. Si una zona está muy concurrida se pueden imponer colas, y esos mismos datos de geolocalización se podrán usar para estudiar qué medidas de distnaciamiento son mejores: ¿Reduces más los contactos con teletrabajo o cerrando las escuelas?
Protección
Los contactos sociales son inevitables. Durante semanas el Gobierno insistió en desincentivar el uso de mascarillas e incluso se llegó a decir que solo servían para proteger a los sanitarios. Tras semanas de oposición, el Ejecutivo de Pedro Sánchez cambió de versión: pasaba a recomendar a los usuarios que llevaran mascarillas.
El consejo universal ha sido lavarse las manos, mientras que el uso de mascarillas ha variado mucho en función de las regiones aunque ha sido en Asia donde se han usado de forma más evidente. En China el uso de mascarillas parece fue habitual, algo que algunos expertos han calificado como el «gran error de Europa y EEUU».
Inmunización
La inmunización es otra vía para frenar el avance del vírus, puesto que el virus no encuentra víctimas susceptibles y las transmisiones se reducen de forma natural. Esta opción parece lejana, puesto que una vacuna parece algo inalcanzable a corto plazo y la única alternativa sería la polémica inmunidad de rebaño de Boris Johnson.
Para que esta segunda alternativa funcionara, haría falta que entre el 50% y el 70% de la ciudadanía se infectara de coronavirus, pero también se desconoce cuanto podría durar esta inmunidad. La respuesta se debe asumir y ofrecerá alguna protección a medio plazo, puesto que después su efectividad podría declinar.