La cuarentena que piden las CCAA evitaría uno de cada cuatro contagios
Las previsiones de que España llegará a los 800.000 contagiados de coronavirus calculan que con medidas más drásticas, solo llegarían a los 600.000
Los cálculos con respecto al impacto del coronavirus en España proliferan y los más pesimistas hablan de más de 800.000 contagiados en el momento álgido, que se produciría entre finales de mayo y principios de junio. Estos datos, difundidos por la Universitat Politècnica de València (UPV), hacen una simulación de cuál sería la situación con una cuarentena más dura y el cierre de los focos, como piden muchas comunidades autónomas, y el resultado es que estas medidas evitarían uno de cada cuatro contagios, si bien el pico llegaría todavía más tarde.
El último estudio del equipo de investigación MUNQU del Instituto Universitario de Matemática Multidisciplinar de la UPV, fechado el 22 de marzo, estima que el pico de contagiados en España, con las medidas de confinamiento tomadas hasta la fecha por el Gobierno de Pedro Sánchez y su ministro de Sanidad, Salvador Illa, se producirá entre el 20 de mayo y el 6 de junio. Es decir, mucho más tarde de lo que prevé el Ejecutivo, que prevé un mes de confinamiento, del que llevamos ya más de una semana. El tope sería de más de 800.000 contagiados; el informe no habla de muertes.
En cambio, con medidas más duras como las que piden Madrid, Cataluña y otras CCAA, el pico sería de unos 600.000 contagios, si bien se llegaría una semana más tarde. Pese a este retraso, se llegaría al verano con menos casos, con lo que el final de la pandemia en España estaría más cerca. El estudio admite que, la llegada masiva de material sanitario, especialmente test rápidos, puede adelantar y suavizar algo los picos, por lo que la UPV está intentando rehacer su model de cálculo.
Las quejas de Quim Torra y otros presidentes autonómicos
Quim Torra, presidente de la Generalitat, ha pedido en numerosas ocasiones el cierre de Cataluña y Madrid, siguiendo el ejemplo de países como China e Italia, que cerraron sus focos para evitar la proliferación del Covid-19. En Italia, por ejemplo, la mayoría de casos se han concentrado en pocas regiones; en España, si bien Madrid registra más de la mitad de las muertes, sí que el virus se ha extendido por todo el territorio.
Otros presidentes autonómicos han pedido medidas similares, entre ellos los del PP, que transmitieron a Pablo Casado su malestar por el hecho de que el AVE siguiera funcionando. Este lunes, tras las quejas incluso de presidentes regionales del PSOE, al ministro de Transporte, José Luis Ábalos, anunció una reducción de la oferta de transportes hasta la mínima expresión.
No obstante, el confinamiento duro va más allá. Supondría cerrar fronteras, focos y parar prácticamente toda la actividad económica; es decir, que solo trabajen los servicios necesarios para la lucha contra la pandemia, como los sanitarios y los que provén de alimentos y productos de primera necesidad.
Alcaldes como los de Madrid y Barcelona han pedido a Sánchez que pare las obras, obligando a parar al sector de la construcción. Las fábricas que tienen suministros y asumen el riesgo de contagio siguen abiertos, pues el estado de alarma no obliga a parar estas actividades. El modelo duro lo haría, por lo que el pico tardaría más en alcanzarse, porque los contagios serían más lentos, pero también sería más bajo.
¿Y si no se hubiera cerrado nada?
El estudio de la Universitat Politècnica de Valencia también ha calculado cuál habría sido la situación de haberse optado por una solución suave, como la que intentó Boris Johnson en Reino Unido, de recomendar el distanciamiento social pero no parar la actividad y dejar que el coronavirus circulase para que la población terminara inmunizándose, aunque esto tuviera un gran coste social y en vidas humanas. En este caso, se llegarían a los 1,2 millones de contagios, aunque el pico se adelantaría a mediados de mayo.