Coronavirus en España: las mutaciones de la segunda ola repiten patrones de febrero
Un informe del Instituto de Biomedicina de Valencia remitido a las autoridades sanitarias narra la llegada y expansión del coronavirus a España
«Todo el mundo ha llegado tarde en esta pandemia, incluidos nosotros con este informe». Lo reconoce el biólogo Iñaki Comas, que lideró una investigación del Instituto de Biomedicina de Valencia —un centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)— que reconstruye la introducción del coronavirus en España entre febrero y abril, en lo que hoy se conoce como la «primera ola» de la Covid-19.
Comas y su equipo hicieron un análisis genético de 2.170 casos e identificaron más de 500 introducciones independientes del virus en España durante aquella primera ola. Y pronto presentarán un informe también sobre la segunda ola. Pese a que «llegan tarde», su objetivo es que sus conclusiones sean valiosas para las autoridades sanitarias de forma que «puedan adoptar medidas de control de la transmisión del virus».
Haciendo frente a un alud de limitaciones debidamente detalladas en el documento, los científicos consiguieron narrar lo que pasó con el coronavirus durante esos meses, especialmente a partir de mediados de febrero, cuando entró desde distintas vías y se esparció exitosamente por el territorio nacional.
«No existe un paciente cero (o un único primer caso de la infección)», advierte el informe, pero sí múltiples oportunidades para que pasara lo que pasó.
Además, los investigadores adelantan que los resultados preliminares apuntan a que ha habido unas 20 mutaciones del virus en España desde febrero y que las que están protagonizando la segunda ola están «reproduciendo patrones parecidos» a los de la primera.
Reza el documento sellado por el CSIC y el Ministerio de Ciencia e Innovación que, pese a que las familias genéticas de coronavirus que generaron la mayor parte del caos entre febrero y abril se han extinguido y han sido reemplazadas por nuevos genotipos, éstas están «siguiendo un mismo patrón» que las de hace unos meses.
Fronteras abiertas de par en par al coronavirus
La investigación, la más amplia sobre la diversidad genética y la cronología de los coronavirus que llegaron a España en los primeros meses de la emergencia, llega a una serie de conclusiones de la primera ola que más bien son lecciones para atacar la pandemia.
Destaca, por ejemplo, que «un control de fronteras más estricto unido a cierres de movilidad tempranos y locales» probablemente hubieran «limitado la expansión de la epidemia en España«, según los científicos.
Pedro Sánchez visitó el CCAES el 4 de marzo de 2020, acompañado por Salvador Illa y Fernando Simón, cuando el coronavirus ya se expandía exitosamente en España | Twitter: Pedro Sánchez/Mo
Esto se explica porque «unos pocos casos ya son indicadores de una situación que se puede controlar». Ponen el ejemplo de una de las familias de coronavirus detectadas en España, que en febrero representaba apenas unas docenas de casos y terminó representando un 30% de la primera ola.
Cabe recalcar que muchas variantes genéticas dominantes en la primera ola «se han extinguido, indicando el gran éxito que representó el confinamiento».
Pero antes de que fuera necesario el confinamiento, un cierre de fronteras a países con alta incidencia habría ayudado a «evitar la importación simultánea y múltiple del virus», pues las variantes genéticas más exitosas del coronavirus en España fueron aquellas que «llegaron pronto y por múltiples vías».
Así las cosas, el cierre de fronteras que tuvo lugar después, durante el estado de alarma, «no impidió la expansión interna de esos linajes».
Los científicos ponen como ejemplo una de las familias de Covid-19 secuenciadas, ‘SEC8‘, que entró de forma simultánea desde Italia por diferentes vías.
«Algunas de esas entradas murieron, pero otras lograron establecerse y expandirse primero a partir de eventos de superdispersión locales y luego a través de la movilidad» dentro del país. Ya en marzo, por lo tanto, ‘SEC8’ «dominaba en España«. Por ello, el control de la movilidad también es «fundamental».
En sus conclusiones, también señalan la necesidad de que haya una vigilancia en tiempo real dentro del sistema de vigilancia epidemiológica.
Es decir, que si fuese posible hacer en España lo que hicieron estos investigadores, pero «en el momento que está ocurriendo» la expansión del virus, las medidas que se tomen se informarían de hallazgos que, de momento, solo se han hecho disponibles casi seis meses después del periodo estudiado.
También han concluido que «la estructura poblacional del virus en España es muy diferente a la del resto de países de nuestro entorno» y es familiar a la que se observó al principio de la pandemia en Asia.
Los científicos sospechan que comparte similitudes con la población del coronavirus que también causó estragos en la primera ola en Italia pero lamentan que ese país no ha recogido suficientes muestras como para poder ellos llegar a esa conclusión.
Cronología de la primera ola
Antes de detallar las lecciones de la primera ola, los investigadores valencianos hicieron una cronología de la Covid-19 entre febrero y abril en España a partir de las más de 2.000 muestras mencionadas que revelaron un total de 519 entradas diferentes del virus en el país.
Descubrieron que la primera ola estuvo «dominada por hasta nueve genotipos exitosos». Uno de esos genotipos (el ‘SEC8‘) representó como media el 30% de las secuencias.
Pacientes en el hospital de campaña provisional instalado en Ifema, el jueves 23 de abril, dos meses después de que en el recinto se celebrara la feria de arte ARCO | EFE/Mariscal/Archivo
Este genotipo del SARS-CoV-2 logró expandirse a gran velocidad en España gracias a varios eventos desde mediados de febrero, como por ejemplo el partido de fútbol Atalanta-Valencia que se jugó en Milán y al que fueron en torno a 2.500 valencianos, o la feria de arte ARCO en Ifema, en Madrid.
Valencia y Madrid habrían sido, pues, las puertas de entrada del virus, que fue expandiéndose con moderación pero éxito a otras comunidades en febrero.
«Probablemente el éxito inicial dependió de múltiples introducciones y no solo de una», explican los investigadores. El 23 de febrero, un funeral en Vitoria (País Vasco) se saldó con 60 contagiados. Todos los casos se correspondían con la familia ‘SEC8’.
«A partir de ahí el virus se expandió desde Madrid, Valencia y País Vasco/La Rioja al resto del país, sobretodo asociado a lo que creemos que son eventos locales de superdispersión», escriben los científicos.
El éxito de esta familia de coronavirus dependió de «haberse introducido antes de que hubiera medidas en funcionamiento», pero «el éxito posterior debe estar asociado a otras variables» como la movilidad o los mencionados eventos que dejaron muchos contagios detrás.