Colau tampoco consigue apoyos para reformar la ordenanza de civismo
El gobierno de Colau admite que las conversaciones con la oposición para reformar la norma de civismo están en punto muerto y descarta actualizarla este mandato
El gobierno municipal de Ada Colau ha descartado este lunes modificar la ordenanza de civismo, un objetivo que formaba parte de su programa electoral y que ya da por hecho que no podrá cumplir en lo que queda de mandato por falta de apoyos.
Así lo ha explicado el teniente de alcalde de Derechos de Ciudadanía, Cultura, Participación y Transparencia, Jaume Asens, que ha admitido que las conversaciones para sacar adelante la reforma “están en punto muerto” y que no cree que puedan reconducirse en el último año antes de las elecciones municipales de mayo de 2019.
Promesa electoral
En su programa electoral, Barcelona en Comú proponía derogar las normas de la ordenanza que, a su juicio, “facilitan abusos de poder sobre las personas más vulnerables y la estigmatización de colectivos y personas según etiquetas preestablecidas”. Ya en la alcaldía, Colau ya abordó el asunto en su primera reunión con la Síndica de Barcelona, Maria Asumpció Vilà, con quien compartía la voluntad de retocar la norma para eliminar las sanciones por ejercer la prostitución o por mendigar en la calle.
En octubre el gobierno municipal presentó un borrador en el que se rebajaba la cuantía de la mayoría de sanciones previstas
El año pasado, el Ayuntamiento encargó un informe a la UB que concluía que la norma, aprobada en 2005, era ineficiente, estaba desfasada y criminalizaba a los colectivos vulnerables, y en octubre el gobierno municipal presentó un borrador en el que se rebajaba la cuantía de la mayoría de sanciones previstas, se eliminaban las multas por dormir en la calle o por colgar carteles con contenido político y se incorporaban otras para el acoso sexual en la vía pública o la organización de rutas de borrachera.
Dice Asens que la expulsión en noviembre del PSC del gobierno municipal supuso el fin del apoyo de los socialistas a los cambios, y que desde entonces, las conversaciones se han estancado. La renuncia a la reforma viene a sumarse a otros proyectos que el ejecutivo de Colau ha tenido que dejar en el cajón por falta de apoyos, como la conexión del tranvía por la Diagonal o la multiconsulta.