Colau se aleja del presupuesto fantasma de Quim Torra
"No nos han dado ningún documento", protesta Catalunya en Comú tras la primera negociación presupuestaria con la Generalitat
A principios de este mes de noviembre, el gobierno de Quim Torra ya se había decantado por Catalunya en Comú, la formación que orbita en torno a Ada Colau, como primera opción a la hora de intentar negociar apoyos para los presupuestos de la Generalitat, pero alegaba que si todavía no se había citado con la confluencia de izquierdas era porque aún faltaban flecos a la hora de cerrar las partidas destinadas a cada departamento.
El martes, la portavoz del ejecutivo catalán, Elsa Artadi, anunciaba que la primera cita sería este jueves porque la propuesta ya estaba prácticamente cerrada, solo a falta de algunos «flecos». Y la cita se celebró, efectivamente, pero sin papeles sobre la mesa, prueba de las grandes dificultades que tiene para cuadrar las cuentas, y de las tensiones entre los distintos departamentos: los que están en manos de ERC y los que dependen de Junts per Catalunya (JpC). Como ya habrán adivinado, apenas faltan, Aragonès dixit, algunos «flecos».
Así, sin una propuesta del ejecutivo negro sobre blanco a la que hincarle el diente, el vicepresidente Pere Aragonès, escoltado por el director general de Vicepresidencia, Economía y Hacienda, Albert Castellanos, y por la secretaria de Presidencia, Meritxell Massó, se sentó con la presidenta del grupo de Catalunya en Comú Podem (CECP) en el Parlament, Jéssica Albiach, y su portavoz de Economía, David Cid, y, tras dos horas y media, unos y otros comparecieron y dieron dos versiones antitéticas de ese primer contacto.
Aragonès, optimista
Aragonès reprodujo el planteamiento con el que Torra y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, encararon los primeros contactos entre la Generalitat y la Moncloa. Es decir, el de que el mero hecho de sentarse, la «predisposición» al diálogo, ya es por sí misma una buena noticia.
Por lo demás, el vicepresident alegó que en nueve de los diez ámbitos en los que CECP segmenta sus peticiones presupuestarias —porque los comunes sí pusieron el lunes una propuesta concreta sobre la mesa— hay medidas que ya han sido incorporadas de entrada por el Govern en ese borrador de cuentas que aún no ha visto nadie. Solo en la petición de los comunes de reforzar la financiación del transporte público el govern admite que no piensa entrar, porque es al Gobierno a quien le toca incrementar sus aportaciones, jibarizadas en los últimos años.
Por no acordar, no se acordó ni la fecha de la segunda cita. Sí se ha fijado la de un primer encuentro, el próximo martes, entre la Generalitat y el PSC, con el que las posibilidades de acuerdo son bastante más remotas. A saber si en esa reunión habrá, por fin, un borrador sobre la mesa.
Otra cosa, alegó Aragonès, es que el nivel de «intensidad», es decir, el montante presupuestario, previsto por unos y otros en cada uno de esos ámbitos aún difiera. Salvo en un caso: el ejecutivo de Junts per Catalunya (JpC) y ERC ya prevé convocar 750 nuevas plazas de mossos d’esquadra y 250 de bomberos, como piden los comunes.
Aragonès se comprometió a elaborar una «estimación detallada» de lo que supondría la subida de IRPF que piden los comunes
Y, por lo que respecta a la reforma fiscal propuesta por CECP para incrementar los ingresos y poder financiar sus demandas, que comportaría subir el IRPF para los contribuyentes con ingresos superiores a los 90.000 euros anuales, Aragonès optó por la patada hacia adelante y se comprometió a elaborar una «estimación detallada» de lo que supondría, y también de cuándo llegarían esos recursos, porque la tesis de la Generalitat es que, como la liquidación del IRPF corresponde a la Agencia Tributaria, a la Generalitat no se le liquidarían esos ingresos hasta 2021, así que no se podría contar con ellos para elaborar las cuentas del año que viene.
El vicepresident tampoco ha puesto sobre la mesa todavía ninguna alternativa a esa subida del IRPF, aunque su departamento baraja a ese respecto un aumento del impuesto de sucesiones. Y no lo hará, en todo caso, hasta que se presente esa estimación, aunque su departamento baraja un aumento del impuesto de sucesiones.
Los comunes, excépticos
Tras Aragonès, compareció Albiach y vendió una versión del encuentro radicalmente distinta, y unas perspectivas mucho menos optimistas. «Seguimos sin saber cual es la orientación del presupuesto, porque no nos han dado ningún documento», protestó de entrada. ¿Y esos acuerdos, al menos parciales,vendidos por el vicepresidente en nueve de los diez ámbitos de su decálogo de exigencias? «En muchos ámbitos, lo que se proponen son gestos simbólicos», explicó.
Y, en algunos, esos gestos evidencian que la distancia no es solo económica, sino de modelo. Por ejemplo, por lo que respecta a la creación de 3.500 nuevas plazas de residencias geriátricas que pide CECP. La Generalitat, según Albiach, replica que «igual no hacen falta» y apuesta por hablar de plazas de centros de día. O por lo que respecta a la rebaja de tasas universitarias, que los comunes quieren que llegue al 30%, y de la que el govern pasa porque prefiere hablar de becas salario.
El Govern cuenta con 350 millones previstos en los PGE
Los comunes pusieron dudan incluso de que el ejecutivo de Torra esté trabajando en unos presupuestos realistas, porque cuenta con 350 millones de ingresos correspondientes a la parte de la deuda asociada a la disposición adicional tercera del Estatut que el presidente del Gobierno se comprometió a abonar a la Generalitat en 2019, pero esa partida se consignaría en los Presupuestos Generales del Estado (PGE), que Sánchez no parece que vaya a poder aprobar porque los independentistas se han cerrado en banda a votárselos.
Es decir, si no tiran adelante, y el govern no piensa mover un dedo para que lo hagan, el dinero no llegaría, porque no podría pagarse en caso de que el Gobierno tuviera que prorrogar los presupuestos del gobierno de Mariano Rajoy, que, obviamente, no preveían esa partida.
La lectura antitética de la reunión, y de la realidad, se extiende a la tormenta perfecta de protestas en el conjunto del sector público catalán que esta semana están sacudiendo a la Generalitat, y que han sido la música de fondo del inicio de las conversaciones presupuestarias. Si para Aragonès, la reunión con los comunes demuestra la voluntad del govern de revertir los recortes, para Albiach, el ejecutivo «no solo está lejos de nuestras reivindicaciones, sino también de las movilizaciones».