Casado promete cambios en la dirección del PP pero no ahora
El presidente del PP buscará la paz con Feijóo, Fernández Mañueco y Moreno Bonilla a través de la promoción de figuras de su agrado
Pablo Casado sabe de sobras que tiene algunas dificultades internas en el PP y va a intentar remediarlas, pero no ahora. El líder del PP reunió este miércoles al comité ejecutivo nacional y presidió un intenso debate entre los dirigentes del partido que no se saldó con decisiones, pero sí con promesas. Habrá nuevas caras en la dirección, pero no las dará a conocer de momento, según fuentes populares.
Casado ha tomado nota del malestar de barones del PP como Alberto Núñez Feijóo (Galicia), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León) y Juanma Moreno Bonilla (Andalucía) respecto a los dirigentes que figuran o, mejor dicho, que no figuran en la primera línea del partido y va a tratar de complacerlos para sellar una especie de paz interna en el partido.
La discusión de los populares durante el comité ejecutivo giró en torno a la orientación política que debe seguir el partido después de varias semanas en que se han sucedido las llamadas a la moderación de parte de los mencionados barones y después de las recientes elecciones vascas y gallegas, que han dejado un sabor agridulce en el PP (fracaso en el País Vasco, éxito en Galicia).
Diluir a Cayetana
Buena parte de los presentes quiso tomar la palabra para decir la suya, entre otros la portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, cuestionada en el partido por la dureza de sus intervenciones y señalada como problemática por dirigentes territoriales y por el secretario general, Teodoro García Egea.
Álvarez de Toledo, fiel a su estilo, intervino para enviar un mensaje a sus críticos: «La moderación no es un proyecto político». Dirigentes del PP dan por hecho que Casado mantendrá en el cargo a la portavoz parlamentaria pero también que el líder del partido diluirá su protagonismo dando cancha a nuevos rostros.
También Núñez Feijóo intervino para fijar su (conocida) postura con toda claridad. No quiso el presidente de la Xunta, el hombre del momento del PP, desaprovechar la ocasión para tratar de marcar el camino a su partido, quizá en el momento de su mayor ascendencia entre los populares.
¿Qué rostros van a adquirir más relevancia? Hay uno que merece un consenso prácticamente unánime: el de Ana Pastor, a quien Casado ve como una concesión a los barones sin costes personales. Dirigente veterana y sin ambiciones de candidata, Pastor está llamada a estar más presente en la primera línea del PP.
Otro rostro del moderantismo, en cambio, es más peliagudo para el líder del PP: el del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, que, si bien es un líder inventado por Casado, ahora resulta ser del gusto de medio partido. Así que el presidente del PP guarda el temor a promocionar a quien podría proyectar como su relevo al frente del partido si vienen mal dadas.
El fracaso de la coalición con Cs
Hay más asuntos que traen provocan dudas a Casado y que también prefiere retrasar. La coalición con Ciudadanos ensayada en el País Vasco se ha estrellado (de 9 a 5 diputados), pero el presidente del PP —y particularmente el secretario general— se resisten a asumir el fracaso de su apuesta política más singular.
Los dirigentes del PP que dan por sentenciada la experiencia con Cs se amontonan, pero Casado no abre boca. Ve a tiro a Ciudadanos, que se ha ofrecido de par en par para repetir alianza en las elecciones catalanas, y no quiere decir ni sí ni no a falta de comprobar lo que dicen las encuestas y a falta de ver el alcance de los acuerdos entre Inés Arrimadas y Pedro Sánchez (¿presupuestos generales?).
Casado, en síntesis, no decidió nada pero prometió decidir algo. No prometió más templanza porque su partido, dijo ante Feijóo, ya está en ese terreno («Nadie nos tiene que llevar a la moderación, porque siempre hemos estado en ella»). Y no anticipó estrategias ni acuerdos de futuro porque no es el momento.
Todo deberá esperar unas semanas —probablemente hasta septiembre— para que el líder del PP muestre las cartas del nuevo curso político.