El silencio de Borrell

Josep Borrell, alto representante de la UE en el exterior, ha sido el socialista que más ha combatido las proclamas independentistas.

Josep Borrell, en una imagen de archivo. EFE/Ballesteros

Josep Borrell, en una imagen de archivo. EFE/Ballesteros

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

No hay ahora silencio más incómodo que el de Josep Borrell. El Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el socialista que más se ha esforzado en rebatir las tesis secesionistas con argumentos políticos y económicos, guarda silencio sobre la amnistía y las concesiones que Pedro Sánchez está dispuesto a hacer a los partidos independentistas.

¿Por qué calla Borrell? ¿Considera el exministro de Asuntos Exteriores que estaría traicionando a Sánchez -quien le reclutó en 2016 para formar parte de su equipo en la carrera hacia La Moncloa- si se pronunciara al respecto y dijera realmente lo que piensa? ¿Está esperando Borrell que Sánchez se estrelle y, por fin, convertirse en candidato a la presidencia del Gobierno a sus setentaytantos años?

Porque Borrell no ha sido de los que callan.

El 8 de octubre de 2017, siete días después de que Cataluña ardiera con la declaración ilegal de independencia, Josep Borrell agarró una bandera de la Unión Europea y, ante cientos de miles de manifestantes congregados en el centro de Barcelona, exclamó: «Esta es nuestra estelada. Tiene las estrellas de la paz, de la convivencia y del derecho. Eso es lo que representa Europa«.

«Tiene que quedar bien claro a los ojos de todo el mundo que el muro más firme ante la deriva nacionalista independentista de Cataluña, somos nosotros, los socialistas», dijo Borrell en un acto en 2019

«La convivencia está rota, se ha roto entre amigos, familiares, en la calle, y tenemos que rehacerla», dijo resumiendo el sentir de muchos. «¡Puigdemont, a prisión!», gritaba la gente. «No gritéis como las turbas en el circo romano», replicó Borrell. «A prisión van las personas que dice el juez que tienen que ir», añadió con cierto tono mesiánico.

Mario Vargas Llosa, y Josep Borrell, en la manifestación del 8 de octubre por la unidad de España, en Barcelona. Foto: EFE/QG
Mario Vargas Llosa, y Josep Borrell, en la manifestación del 8 de octubre por la unidad de España, en Barcelona. Foto: EFE/QG

Dos años antes, en 2015, Josep Borrell (Puebla de Segur, Lérida, 1947) había publicado el libro Las cuentas y los cuentos, junto con Joan Llorach, ingeniero industrial, empresario y que actualmente forma parte del equipo de asesores de Borrell en la Comisión Europea, según la web de la institución. Ya ambos, en 2014, habían publicado dos artículos en el diario El País cuestionando las cuentas del independentismo.

En ese libro, Borrell analiza críticamente los argumentos políticos y económicos a favor de la independencia de Cataluña. En particular, los autores se afanan en desmontar el ‘mantra indepe’ de que la diferencia entre lo que Cataluña aporta a la economía de España y lo que recibe de ella asciende a 16.000 millones de euros, una cifra cercana a los 15.000 millones de deuda que Sánchez se ha comprometido a condonar con ERC. «Esos cálculos no merecen ninguna respetabilidad», aseguró. «Cataluña es más rica que la media española, es normal que pague más que otros territorios».

En marzo de 2019, siendo ya el primer representante en el exterior de la Unión Europea, en una conferencia ofrecida en el Teatro Principal de Terrassa, Borrell manifestó: «Tiene que quedar bien claro a los ojos de todo el mundo que el muro más firme ante la deriva nacionalista independentista de Cataluña, somos nosotros, los socialistas«.

En el exterior del teatro, un grupo de personas convocadas por el CDR Terrass llamaban fascista al exministro socialista.

La lealtad de Borrell

Entonces, ¿por qué calla ahora Borrell? ¿Por qué deja desamparados a los socialistas que piensan que las concesiones de Sánchez son desmesuradas?

Quizá, el concepto que tenga el expresidente del Parlamento Europeo sobre la lealtad explique su atronador silencio. En parte, Borrell le debe a Sánchez haberle devuelto a la primera línea de la política, a convertirse en una de las voces europeas más respetadas en la actualidad en la escena internacional.

Sánchez reclutó a Borrell en 2016 como asesor para preparar el asalto a La Moncloa. En junio de 2018 le nombró Ministro de Exteriores y un año después fue designado en su cargo actual en Europa.

Borrell ya demostró lo que para él significa la lealtad siendo miembro del consejo de administración de Abengoa.

El expresidente de Abengoa Felipe Benjumea (derecha) y su abogado a su llegada a la Audiencia Nacional en febrero de 2016. Foto: EFE/Archivo
El expresidente de Abengoa Felipe Benjumea (derecha) y su abogado a su llegada a la Audiencia Nacional en febrero de 2016. Foto: EFE/Archivo

El político, ingeniero aeronáutico, fue consejero de la multinacional española entre 2010 y 2016, ganando en ese periodo cerca de dos millones de euros. Cuando, en septiembre de 2015, Santander promovió la destitución de Felipe Benjumea como presidente de Abengoa, la banca cerró la financiación y el grupo se asomó a la quiebra, Borrell dio la cara por Benjumea.

El exministro socialista no tuvo pelos en la lengua y acusó directamente al Santander de haber provocado realmente la quiebra de Abengoa al imponer el cese de Benjumea.

Es posible que ahora Borrell también piense que le debe lealtad a Sánchez, y que debe guardar silencio sobre las negociaciones con los independentistas. Pero, ¿se está siendo fiel así mismo al tomar esa decisión?

Aspiraciones políticas

Borrell lo ha sido todo en el PSOE, militante desde los años setenta del pasado siglo, cuando fue elegido como concejal en el consistorio madrileño de Majadahonda, representando al partido socialista. Con la llegada de Felipe González al poder, en 1982, fue designado como Secretario de Estado de Hacienda, en 1984, cargo que ocupó hasta 1991.

Entre 1991 y 1996 fue Ministro de Obras Públicas y Transporte, hasta que José María Aznar ganó aquel año las elecciones. En 1998, el PSOE celebró elecciones primarias para elegir al candidato del partido a la presidencia del Gobierno en las elecciones generales de 2000, y Borrell se impuso a Joaquín Almunia, quien contaba con el apoyo de Felipe González.

González, Rubalcaba y Almunia durante el congreso del PSOE que eligió a Pedro Sánchez como secretario general del partido. EFE/Luca Piergiovanni
González, Rubalcaba y Almunia durante el congreso del PSOE que eligió a Pedro Sánchez como secretario general del partido. EFE/Luca Piergiovanni

Sin embargo, Borrell tuvo que renunciar a sus aspiraciones políticas, ante la falta de apoyo de la dirección del partido y por el escándalo por fraude fiscal de José María Huguet, colaborador suyo siendo secretario de Estado de Hacienda, caso que saltó entonces de imprevisto a la palestra. Josep Borrell atestiguó que las cuchilladas más profundas, en política, suelen venir de tú propio partido.

Unos 172.600 militantes del PSOE están llamados a votar, entre el viernes y el domingo, en la consulta que ha lanzado el partido dirigido por Pedro Sánchez sobre el acuerdo alcanzado con otras formaciones políticas para formar Gobierno.

La ‘consulta’ tiene su truco, porque la cuestión que ahora mismo centra todo el debate político y social, la amnistía, no está precisada en la pregunta lanzada a los socialistas españoles: «¿Apoyas el acuerdo para formar un Gobierno con Sumar y lograr el apoyo de otras formaciones políticas para alcanzar la mayoría necesaria?».

¿Qué votará Borrell en esa consulta? ¿Está esperando el Alto Representante de la UE a que Sánchez se estrelle para ocupar su lugar? ¿Solo Emiliano García Page, con su timorata crítica a la posición actual del PSOE, va a representar a los socialistas descontentos?

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Deja una respuesta