El verdadero problema de TV3
El problema de TV3 es la subordinación de todos los contenidos a la función de propaganda del secesionismo
Por mucho que se esfuercen unos y otros en intentar convencernos de que la progresiva pérdida de audiencia de TV3 está causada por su supuesta falta de recursos económicos, lo cierto es que esta caída al vacío de poco más del 10% de cuota de la audiencia catalana tiene su auténtica y principal motivación en la incesante instrumentalización propagandística de esta televisión autonómica.
A pesar de contar con elementos sustanciales que en le confieren, al menos en teoría, un plus de atractivo –información de proximidad y en catalán, algunas retransmisiones en directo y siempre resúmenes muy amplios de los partidos del Barça…-, TV3 viene situándose estos últimos meses en una invariable tercera posición en los ránkings de audiencia de televisión en Cataluña, superada con claridad por Tele 5 y algo menos por Antena 3TV.
Esta tercera posición en este ránking se mantiene también por lo que respecta a la suma de las audiencias de todas las cadenas de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), respecto a la suma de las audiencias de los diversos canales de Mediaset y Atresmedia.
La CCMA es, sin duda alguna, la única verdadera “estructura de Estado” creada en Cataluña. Desde sus inicios, en un ya muy lejano 1983, ha sido un elemento decisivo en la configuración y difusión de un único relato y discurso político, no nacional sino exclusivamente nacionalista. La diferencia es fundamental: lo nacional es inclusivo, y por consiguiente diverso, plural y abierto siempre a la discrepancia, mientras que lo nacionalista es excluyente, y por tanto uniforme, monolítico y sin posibilidad de disenso.
La concepción nacionalista, que no exclusivamente nacional, de la CCMA y de todos y cada uno de sus canales de radio y televisión, viene de lejos –en realidad, desde sus mismos inicios, pronto hará ya treinta y cuatro años-, pero ha llegado al paroxismo durante estos últimos cinco años del tan traído y llevado “proceso de transición nacional” emprendido desde el Gobierno de la Generalitat con el claro objetivo de proclamar la independencia de Cataluña.
Como ha ocurrido con otros medios de comunicación catalanes que han sufrido pérdidas de audiencia o de lectores tan espectaculares como lamentables a causa de su instrumentalización no ya partidista sino exclusivamente nacionalista, el verdadero problema de TV3, así como de las restantes cadenas de radio y televisión de la CCMA, está en la subordinación de casi todos sus contenidos –no solo ni sobre todo los específicamente informativos sino también los de carácter deportivo, incluso los de entretenimiento y algunas series- a la función de propaganda del secesionismo.
Las radios y televisiones de la CCMA se han convertido en canales no ya temáticos sino monotemáticos, simples aparatos de propaganda del independentismo. De ahí su progresiva pérdida de audiencia. Este es su verdadero y gran problema.
Un problema que tiene una solución fácil, que pasa por el urgente retorno a la desgubernamentalización efectiva de la CCMA, iniciada por Pasqual Maragall, completada por José Montilla y revocada por Artur Mas, sin que Carles Puigdemont haya movido pieza alguna al respecto.
Conste que hablo de desgubernamentalización, que no de esa supuesta e irreal despolitización que algunos defienden como excusa para intentar evitar el auténtico control democrático, y por tanto plural, de lo que debería ser un auténtico servicio público nacional de radio y televisión. Y este control solo corresponde únicamente al Parlamento de Cataluña, representante legal y legítimo de toda la ciudadanía catalana.