Una sanitaria muestra a los medios las cámaras frigoríficas instaladas en el Hospital Clínico Universitario para almacenar la vacuna contra la covid-19. EFE/Javier Cebollada

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España se prepara para poner en marcha un plan logístico sin precedentes para hacer llegar la vacuna contra el coronavirus a los 13.000 centros de atención primaria donde se administrarán las dosis. Una red de transporte que se activará si los reguladores sanitarios europeos dan luz verde definitivamente este lunes al prototipo que ha diseñado la farmacéutica Pfizer.

La compañía enviará los contenedores del antígeno desde sus fábricas de Bélgica hasta España por transporte aéreo. Aterrizarán en varios “puntos de uso” estratégicos, donde se cargarán los paquetes en camiones sin distintivo para trasladar las vacunas hasta una red de 50 centros de distribución. Una vez allí, cumplirán un último traslado hasta llegar a manos de los profesionales sanitarios, según ha publicado El Periódico.

El hándicap más importante de todo el proceso es lograr que la vacuna se mantenga a una temperatura inferior a los 70 grados centígrados para que no pierda sus propiedades. Para lograrlo, la farmacéutica ha diseñado unos contenedores recubiertos de hielo seco que permiten conservar ultrafríos los viales.

Pfizer prefiere no almacenar la vacuna en España 

Si los puntos de uso cuentan con congeladores de baja temperatura, las vacunas podrían almacenarse ahí durante un periodo de seis meses. Sin embargo, los responsables de Pfizer apuestan por un sistema de reparto rápido, en el que la vacuna esté siempre en recorrido y no llegue a guardarse por un largo periodo de tiempo. 

Los contenedores pueden almacenar la vacuna en buenas condiciones durante un periodo máximo de 30 días, si se van reponiendo de forma continuada el hielo seco. Un horizonte temporal que obliga a planificar la estrategia logística para que los envíos no se demoren. “Se pueden utilizar como unidades de almacenamiento temporal”, han expresado fuentes de la compañía.

Una vez que los viales se saquen de los paquetes especiales, podrán permanecer cinco días más a una temperatura de entre -2 y -8 grados centígrados antes de perder de forma definitiva su eficacia. Un pequeño margen de tiempo que puede facilitar las tareas de suministro de la vacuna en los centros de atención primaria.

Algunas comunidades autónomas como Aragón ya han adaptado su estrategia para poder conservar durante ese tiempo la vacuna. El Hospital Clínico de Zaragoza ha destinado 25.000 euros para adquirir dos ultracongeladores de grandes dimensiones. Tienen capacidad para resguardar hasta 300.000 unidades de la vacuna.

El envío se controlará por tecnología satélite 

España ha reservado un total de 20,8 millones de unidades de la vacuna de Pfizer, con capacidad para inmunizar a 10,4 millones de ciudadanos porque se requieren dos dosis por cada individuo. Los envíos se irán realizando por tandas según vayan estando disponibles y estarán todo el rato monitorizados.

Cada contenedor de vacunas puede contener un máximo de 5.000 dosis y el Gobierno quiere evitar que se conviertan en un botín para atracadores. Por eso, los camiones que realicen el reparto desde los “puntos de uso” no utilizarán ningún tipo de distintivo.

Además, una red de torres de vigilancia permitirá seguir el trayecto de los vehículos mediante tecnología satélite. Un mecanismo para garantizar la posición en tiempo real de las vacunas, pero también para comprobar que no se ha roto la cadena del frío en ningún momento y que siempre se mantienen por debajo del umbral de los -70 grados centígrados.

El sistema está pensado para completar todo su recorrido en apenas tres días. Sin embargo, la decisión de no almacenar la vacuna abre la puerta a que los saqueadores puedan tratar de interceptar los cargamentos cuando están en la carretera o bien a su llegada a los distintos centros de salud.

La responsabilidad de la custodia recaer en los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional que coordinarán los dispositivos con el resto de cuerpos autonómicos encargados de la seguridad como los Mossos o la Ertzaintza.

La vacuna de Moderna busca poner fin al enrevesado logístico

Toda esta logística será necesaria para hacer llegar el prototipo de Pfizer hasta los ciudadanos. Una esperanza fundamental para los colectivos más vulnerables como los ancianos de las residencias que serán los primeros en ser inoculados con el antígeno. El prototipo de la compañía estadounidense es el primero que pasará los filtros de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) pero no el último.

Los reguladores europeos planean ofrecer un resultado definitivo a mediados de enero para otro de los candidatos más prometedores: Moderna. La farmacéutica ya ha obtenido el visto bueno para la comercialización en Estados Unidos y se ha consolidado como la gran alternativa ante los problemas del transporte a baja temperatura. Su vacuna también requiere conservarse en frío pero no a un nivel tan extremo.

 

 

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