Aniversario 6-S | «Aquel día ganamos la batalla de la opinión pública»
Alejandro Fernández (PP) concluye, un año después de los plenos de ruptura del 6-S y el 7-S en el Parlament de Cataluña, que hubo un gran "autoengaño"
Ha pasado un año de los plenos de ruptura en el Parlament de Cataluña del 6 y 7 de septiembre de 2017. Los diputados constitucionalistas temían unas sesiones abruptas, pero el temor se quedó corto. «Hay un momento que nos damos cuenta que la cosa va a ser mucho más seria de lo que pensábamos. El moment es para pedir la réplica por cuestión de orden, algo que está perfectamente reglamentado. La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, decía que no y nos apagaba el micro. Ahí vimos que iban a saco, que había un intento descarado de romper el reglamento del Parlament, el Estatut y la Constitución», recuerda el portavoz del PP catalán, Alejandro Fernández, en una conversación con Economía Digital.
El dirigente del PP vivió muchos momentos tensos en aquel pleno. Hubo increpaciones continuas en un Parlament completamento fracturado. Las pulsaciones se dispararon. «Recuerdo que en un momento pido la palabra y hay un diputado de Junts pel Sí que me dice que me calle de una vez y le digo: “Mire, en defensa de nuestras libertades estaré aquí hasta que se congele el infierno si hace falta”. La intervención de Fernández desató los aplausos de sus compañeros.
—¿Qué lectura hizo en caliente de aquellas sesiones en el Parlament?
—»Yo me fui con la sensación de que perdimos las votaciones, pero ganamos con toda claridad la batalla de la opinión pública».
Pese a sus destacadas intervenciones en los plenos del 6 y 7 de septiembre, Alejandro Fernández considera que el entonces portavoz de Catalunya Sí que es Pot, Joan Coscubiela, «marcó el termómetro haciendo un discurso casi idéntico al mío que no era otro cuestión que respetar las reglas del juego».
Un año después, el dirigente del PP explica a su manera por qué no hay voces soberanistas que se arrepientan en público de aquel «atropello» parlamentario. «Hay muchos que lo dicen en privado, que se dan cuenta de que aquello se les fue de las manos. Las caras hablaban por sí solas. Pero el miedo a que te llamen botifler (traidor) es superior al sentido común», opina.
—¿Cuál es su conclusión final de aquellos episodios en el Parlament y del escenario que dejaron en Cataluña?
— «Creo sinceramente que todo el mundo cayó en el autoengaño. Por nuestra parte, por pensar que los independentistas se iban a frenar y no se frenaron. Y por la suya, por pensar que no nos íbamos a atrever a acudir con toda contundencia a la justicia: el poder judicial no se frena, procesa a Rato, a Bárcenas, a Griñán, a Urdangarin o a quien haga falta. Yo he llegado a esa conclusión».