Aniversario 6-S | «La solución es más difícil que hace un año»
Se cumple un año del pleno en que los independentistas se precipitaron a la unilateralidad y aprobaron las leyes del referéndum y de desconexión
“Estoy aquí porque mis padres me enseñaron a luchar por mis derechos. No quiero que mi hijo Daniel viva en un país donde la mayoría pueda tapar los derechos de los que no piensan como ella”. Las palabras las pronunció el entonces portavoz de la coalición Catalunya Sí Que Es Pot Joan Coscubiela en el accidentado pleno del Parlament en el que, ahora hace un año, se aprobaron la ley diseñada para convocar el referéndum del 1-O y también la llamada ley de transitoriedad, tumbadas luego por el Tribunal Constitucional. Su discurso fue aclamado por todos los los diputados de todos partidos no independentistas.
En ese pleno, Coscubiela no cuestionó los objetivos del independentismo, pero sí el modus operandi en el que se había instalado. Esa manera de ignorar las advertencias de los letrados del Parlament, el Consejo de Garantías Estatutarias, la oposición, el Gobierno central y hasta el Constitucional que alcanzó su cénit cuando, al final de la pasada legislatura, se impuso la unilateralidad. Por ejemplo en aquel pleno del 6 y el 7 de septiembre. Esa manera de saltarse a la torera las propias normas que rigen el funcionamiento de las instituciones catalanas, las del Estatut.
«La esencia de aquel debate, que consistió en convertir una gran ilusión en una espectacular ficción política, de alguna manera continúa hoy»
Un año después, el antiguo sindicalista, retirado de la política activa, a la que dice no tener intención de volver, pone una sola condición para evocar aquel episodio: que quede claro, de entrada, que si lo hace, “no es para pasar cuentas” con nadie, sino para ver “cómo podemos encontrar una solución de cara al futuro”. Dicho queda.
Pero, a un año vista, ¿se están teniendo en cuenta las lecciones que pudieran extraerse de aquel pleno? “Sí, pero de manera muy contradictoria”, dice. “Es evidente que la dinámica ya no es la misma, y ya conocemos las consecuencias que tuvo todo aquello, pero por otro lado, la esencia de aquel debate, que consistió en convertir una gran ilusión en una espectacular ficción política, de alguna manera continúa hoy, como si a la ficción le costara abandonar el escenario”.
«Creo que estos años se recordarán en Cataluña como una época de profundo retroceso nacional»
Solo hace falta atender a la conferencia que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, dio el martes en el Teatre Nacional de Catalunya. “Hay quien lo ha definido de forma muy clara como un barco que tiene dificultades para saber a dónde quiere ir, y que a veces parece que se mueve más por las olas que por el timón”, dice del discurso en el que están instalados Torra y su gobierno.
Coscubiela advierte que el asunto catalán no tiene solución si se aborda “desde la lógica de los vencedores y vencidos”, pero recuerda que ninguno de los objetivos del independentismo se cumplió y que «Cataluña ha entrado en un proceso de fuerte retroceso nacional, y no solo desde el punto de vista de lo que podríamos decir los ataques externos, sino también del de la propia destrucción del capital político que supone mantener una comunidad nacional cohesionada». Eso, añade, «Cataluña lo había conseguido durante unas cuantas décadas y ahora ha saltado por los aires. Y creo que así se recordaran estos años, como una época de profundo retroceso nacional», lamenta.
No opina sobre la marcha de Domènech
La intervención de Coscubiela fue la más comentada del pleno de hace un año, y la más elogiada desde el constitucionalismo, pero también fue, de entre todas, la más cuestionada desde las propias filas del ponente. La imagen de los diputados de Podem Albano-Dante Fachin, Joan Giner y Àngels Martínez y el de EUiA Joan Josep Nuet marchándose del hemiciclo cuando el portavoz de su grupo iniciaba su discurso fue una de las imágenes del pleno.
Coscubiela, que renunció a la política cuando se finiquitó la legislatura pasada, minimiza el incidente. “Durante este año he comprobado el alto nivel de reconocimiento entre la gente a la que yo representaba”. Y sobre los que se fueron, opta por no hacer aprecio. “Cuando una habla en el Parlament, lo hace para la gente que le escucha”.
De la situación de los comunes, castigados precisamente por las tensiones internas en torno al procés, y de la renuncia de su hasta ahora líder, Xavier Domènech, no quiere opinar. “Yo ya estoy fuera y me guardaré muy mucho de ponerme ahora a analizar su situación”, zanja.
“La pelota siempre ha acabado cayendo del lado de la radicalización, no de la moderación, y eso ha sido por los dos bandos”
Coscubiela recuerda que estamos muy lejos del nivel de tensión alcanzado hace un año, pero entiende que, desde hace demasiado tiempo, y como pasó en aquel pleno en que recuerda que hasta última hora hubo dudas también entre las filas independentistas sobre si tramitar o no la ley de ruptura, “la pelota siempre ha acabado cayendo del lado de la radicalización, no de la moderación, y eso ha sido por los dos bandos”.
El resultado de esa dinámica es que ahora, respecto del conflicto de fondo, la solución es “más difícil que hace un año”, y la de la vertiente judicial, “muy complicada, porque los tribunales tienen unas lógicas y tempos muy diferentes a los de la política”.
Vamos, que a ese Empantanados con el que describió la situación desde el título del libro que publicó hace unos meses sobre la situación catalana, ahora dice Coscubiela que le añadiría un adverbio. “Ahora ya estamos empantanados crónicamente”, concluye.