El ‘all in’ de Abascal contra Feijóo para que Vox alcance al fin su gloria en Europa

Vox, de los pocos partidos de ultraderecha que no ha logrado 'matar al padre (PP)' en las elecciones europeas, pretende ahora la admiración en Bruselas por su sacrificio político en la lucha contra los inmigrantes y el Islam

Abascal Le Pen Orban

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Después de la intervención de Santiago Abascal anunciando el fin de los gobiernos autonómicos PP-VOX, las caras de los consejeros cortesanos eran un poema. Todos ellos iban a perder su puesto de trabajo. Frente a las caras largas, sobresalía la euforia, inicialmente fuera de plano, de un hombre: Jorge Buxadé, el único verdaderamente feliz.

La felicidad de Buxadé, nuevo virrey en Bruselas de Vox, explica en buena medida a qué responde la estrategia de Abascal: Abascal emigra de las provincias españolas hacia Bruselas. «Los gobiernos autonómicos son peanuts: ahora en Bruselas despierta admiración. Hoy, Vox es muy popular. Se ha visto que el país de Sánchez sigue sin restricciones migratorias. Habrá un efecto llamada, y Vox lo va a capitalizar», explica un Diputado desde el Congreso de los Diputados, que subraya la irrelevancia de “cuatro consejerías autonómicas” en el marco del posicionamiento internacional al que aspira Vox.

Abascal, en manos de Buxadé en Europa

De ahí la euforia de Buxadé, líder de Vox en la Eurocámara, que se ha convertido en el único político de Vox que gana poder con el portazo de Santiago Abascal contra el PP en España. Seguramente es la voz que ha susurrado a Abascal que esta jugada le iba a convertir en una figura más interesante en el nuevo escenario europeo que acaba de abrirse tras las elecciones comunitarias el pasado junio.

Vox ya ha dado su golpe en la mesa alineándose con las formaciones más extremistas, rusófilas y euroescépticas de toda la cámara, las que lidera el húngaro Viktor Orban, alfil de Vladimir Putin en la UE, y donde compartirá mesa con los eurodiputados de Marine Le Pen. Ha abandonado las constricciones de la derecha alternativa de Giorgia Meloni, encofrada en posiciones de Estado, y abraza las tesis más populistas del mercado europeo. Con un tema central: la inmigración y la batalla cultural contra el Islam.

En esta batalla europea en ciernes, los lepenistas, los orbanistas y la extrema derecha alemana querrán saber más de este partido español que se enfrentó al ‘establishment’ de su país, renunció a toda cota de poder a cambio de mantenerse firme contra los inmigrantes musulmanes. Buxadé será el gran anfitrión bruselense en los nuevos cenáculos de la derecha europea a la que Abascal acudirá mesiánicamente.

Así, Abascal pretende lograr en Europa lo que no ha logrado (hasta la fecha) en España, único país donde el partido de la derecha tradicional, el PP, ha resistido sin problemas el auge de las derechas extremas y alternativas. Las elecciones europeas fueron una advertencia para Abascal, que no ha dejado de perder apoyos en las urnas año tras año, con un PP que, en cambio, ha ido creciendo. Cambio de rumbo.

Las plumas que se deja Vox en España en su emigración

La ruptura de los gobiernos de coalición autonómicos conlleva la pérdida de un presupuesto anual para los cargos de Vox de hasta 4.500 millones de euros anuales, según publica hoy ECONOMÍA DIGITAL. Hace dos años, que Vox entrara en el gobierno era condición sine qua non para Abascal, porque su formación debía demostrar que sabía gobernar y gestionar. Con los últimos acontecimientos, ya no.

Abascal podría haber elegido una salida templada de los gobiernos regionales. Tras el acuerdo entre PSOE y PP para la repartición de los menores inmigrantes en España, Vox se sentiría obligado a salir de los Ejecutivos, aunque mantendría su apoyo al PP para evitar que la izquierda recuperara el poder regional y mantuviera el nacional. Pero no ha sido así. Vox ha elegido la salida dura, y Abascal ha anunciado esta semana que pasarán a la oposición en estos territorios. Esto lleva a autonomías como Comunidad Valenciana, Castilla y León, Extremadura, Murcia, Aragón o Baleares, a tener que adelantar elecciones en el plazo máximo de año y medio, porque parece poco probable que Vox vaya a apoyar los presupuestos autonómicos mucho tiempo.

El curso de la política en España ahora está abierto. Pueden haber elecciones anticipadas tanto a nivel general como autonómico. El problema es que los resultados de las últimas convocatorias estuvieron tan ceñidos y ajustados entre la izquierda y la derecha que un adelanto electoral resulta temerario para cualquier gobernante. Habrá que esperar a la llegada de las primeras encuestas.

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