Ada Colau exige a Pablo Iglesias cambios en la relación en Unidas Podemos
El partido de Ada Colau, Catalunya en Comú, está molesto por el acercamiento de Iglesias a ERC: "Nos perjudica"
El vicepresidente Pablo Iglesias y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se ven las caras este sábado para solucionar las tensiones que mantienen y analizar el futuro de sus respectivas formaciones en el conglomerado de Unidas Podemos.
Colau se ha mordido la lengua hasta ahora para no perjudicar la negociación de los presupuestos generales, pero con las cuentas ya encarriladas, exige cambios en la relación del grupo parlamentario de Unidas Podemos, puesto que su formación, Catalunya en Comú, se ha desdibujado. También estará presente el ministro Alberto Garzón, en representación de Izquierda Unida.
Los morados han convocado este sábado a las 10.00 horas el llamado «consejo confederal» en la capital donde analizarán el primer año de Gobierno en coalición, así como la labor del grupo parlamentario en el Congreso que conforman tres organizaciones políticas (Podemos, Catalunya en Comú e Izquierda Unida).
La relación de Iglesias y Colau se ha ido resquebrajando conforme el vicepresidente segundo se ha ido acercando a ERC e inflando su influencia con las elecciones catalanas (14 de febrero) a la vuelta de la esquina.
Así lo creen los comunes que, tal y como publicó Economía Digital, piensan que con esta continua aproximación de Iglesias a ERC ha dejado «sin identidad» a su partido de cara al próximo 14 de febrero. «Su acercamiento a ERC perjudica a Catalunya en Comú», señalan.
También estará presente en este encuentro la candidata de Catalunya en Comú a la Generalitat, Jéssica Albiach, quien también debe lidiar con la petición de algunos comunes de alejarse de Podemos y de soltar amarras al estilo de Manuela Carmena en Madrid.
Según las fuentes de Podemos consultadas, es urgente que las tres formaciones tomen decisiones y se vean las caras, ya que el último Consejo Confederal que se celebró tuvo lugar en febrero.
Iglesias, no obstante, quiere enfriar la situación, neutralizar las críticas y agarrarse a «la consolidación» del denominado bloque de investidura, tras la aprobación este jueves de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 en la Cámara Baja.
El líder de Podemos defenderá a capa y espada la necesidad de estrechar estas alianzas estratégicas del bloque de investidura sin renunciar a la sociedad de Unidas Podemos, pese al malestar interno.
Temor a pasar de 8 a 4 diputados en Cataluña
Aunque recientes encuestas publicadas auguran que Catalunya en Comú conservará los 8 diputados que tiene en el Parlament, fuentes de Podemos opinan de forma muy distinta, ya que temen una severa caída de representantes (de 8 a 4).
El ambiente se va enrareciendo a cada semana, puesto que los de Colau tienen muy presente lo ocurrido con Elkarrekin Podemos en las elecciones vascas del pasado 12 de junio. Los morados no solo perdieron en el Parlamento de Vitoria la mitad de su representación (de 11 a 6 diputados), sino que su caída fue en beneficio de Bildu.
Y algo parecido, sin Bildu pero con ERC, puede ocurrir en Cataluña. De ahí los nervios del partido de Colau, que, si bien no ha aireado ante los micrófonos y las cámaras su malestar interno, siente una enorme necesidad de reprogramar el rumbo de Iglesias después de meses de silencios para atar los presupuestos.
Los comunes quieren la bandera del indulto
Si bien hay algunos asuntos que no provocan discrepancias en Unidas Podemos tales como el posicionamiento respecto a los presos del procés y a su excarcelación mediante el indulto, sí que lo hay respecto a quien debe llevar esta bandera.
Catalunya en Comú se quiere anotar este tanto y quiere que su hombre en el Congreso, Jaume Asens, pueda servir como «arma electoral» en la campaña de las elecciones del 14 de febrero.
Sin embargo, fuentes del partido en el Congreso temen que esto acabe siendo una «arma de doble filo», ya que ERC podría adquirir todavía más protagonismo y hacer valer su papel de socio clave que ha presionado al Gobierno.
La reunión marcará hasta qué punto Iglesias retiene todo el poder, puesto que durante los últimos meses ha logrado imponer su línea sin que Colau haya rechistado.