Los turistas firman autoaislamiento y seguimiento si dan positivo
Los turistas que entren en España deberán firmar un documento que les obligará a informar sobre su estancia y permanecer en el hotel si son positivos
Viajar este verano va a ser una tarea complicada. El miedo al contagio por coronavirus se suma a los múltiples controles en los aeropuertos. A las cámaras térmicas y las preguntas exhaustivas antes de abordar el avión.
Además, todos los viajeros que entren en España habrán tenido que firmar dos días antes un documento donde se comprometen a autoaislarse en el alojamiento que hubieran contratado en caso de dar positivo. Para aquellos que no hubieran previsto estar 14 días en el destino, las comunidades tienen reservado un espacio para ellos (hotel o albergue). Lo que todavía no se conoce es quién correrá con los gastos de alojamiento en estos casos.
El formulario, que exige también otros aspectos, se realiza por vía electrónica y se envía por correo o a través de la aplicación Spain travel Health-SpTH. Ésta otorga un código QR que se tiene que presentar en el aeropuerto de llegada.
La obligación de aislamiento también se atribuye a aquellos que hayan tenido un contacto estrecho con algún positivo. Y, además, se deberá permanecer en contacto telefónico con las autoridades sanitarias para que puedan hacer un seguimiento del caso.
Cuando se firma el documento, también se compromete la persona a informar sobre el lugar de destino, el alojamiento o los contactos con otros positivos. Será esencial comunicar además si se ha estado en el hospital o si se ha visitado un mercado de animales vivos en los últimos 14 días, lugares donde todavía hay un fuerte riesgo de contagio.
Control visual y de temperatura
Los pasajeros serán informados de la obligación de presentar el formulario a través de las agencias de viaje, los operadores turísticos y las compañías de transporte aéreo o marítimo. Y este formulario es solo uno de los tres controles que deben pasar los turistas vacacionar en España.
En segundo lugar está el control de la temperatura a través de las cámaras térmicas o termómetros sin contacto. De hecho, se están distribuyendo por los aeropuertos más de 400 cámaras termográficas. El límite para poder viajar es igualar o superar los 37,5ºC, como especifica La Vanguardia. Posteriormente, se realiza un control visual para descartar posibles dudas sobre el estado de salud de alguno de los pasajeros.
Desde Sanidad, se asegura que no se almacenan datos personales ni imágenes captadas por las termográficas para garantizar la privacidad del pasajero en todo momento.