Una observadora del 1-O desvela que cobró 8.000 euros del Diplocat
La experta Helena Catt desmiente a Albert Royo, que negó que el Diplocat hubiera pagado honorarios a los expertos
La politóloga británica Helena Catt, experta en procesos electorales, testificó este miércoles en el Tribunal Supremo que el Diplocat le pagó 8.000 euros mediante una transferencia bancaria por su labor de coordinación de uno de los tres equipos de expertos internacionales que supervisaron el referéndum ilegal del 1-O, además de los gastos por el mes que pasó en Barcelona. Catt, que estuvo en Barcelona del 4 de septiembre al 6 de octubre de 2017, dijo no saber los otros 12 integrantes de la misión que lideraban, pero sí que todos cobraron lo mismo por semana trabajada. Los honorarios fueron sufragados ese mismo octubre, dijo. Es decir, antes de la intervención de la Generalitat que se activó a final de mes.
El testimonio de la experta contradice el de Albert Royo, ex secretario general del organismo, financiado al 85% por la Generalitat. Royo solo había admitido pagos al equipo de Catt por valor en 40.000 euros en concepto de desplazamientos, alojamiento y manutención, pero había negado el pago de ningún honorario a los expertos.
El lunes, un capitán de la Guardia Civil que participó en las investigaciones sobre los planes independentistas cifró en 170.000 euros la cantidad pagada por el Diplocat a la misión encabezada por Catt. Ese testigo también dijo que el organismo publicoprivado sufragó otros 65.000 euros al grupo de 33 diputados y eurodiputados que acudieron también a Cataluña esos días en el marco de lo que se llamó “programa de visitantes”.
Este miércoles, además de Catt, también pasó por el Supremo un miembro de ese segundo grupo, el exdiputado regional alemán Bernhard von Gruenberg, que aseguró que él se desplazó por interés “personal y político” y que se pagó todos sus gastos para preservar su independencia. Lo que dijo no recordar es si el Diplocat le ofreció o no abonárselos.
La admisión del cobro por parte de Catt puede poner en más problemas a Royo, que ya está procesado en la causa que, también sobre el procés, se sigue en el juzgado número 13 de Barcelona, y que, si se comprobara que existió el pago, podría haber incurrido en un delito de falso testimonio.
De observadores a analistas
Otra cosa es si la existencia de ese pago permite acreditar que hubo malversación. Porque, y en eso sí coincidió con el ex responsable del Diplocat, la experta negó que la misión de su equipo fuera de la de ejercer de observadores del 1-O, pese a que así fueron presentados en su momento los expertos por la propia Generalitat.
A preguntas de Andreu Van den Eynde, abogado de Oriol Junqueras y Raül Romeva, Catt negó que su trabajo pudiera calificarse como una misión de observación electoral. «Nunca tuvimos como función elaborar un veredicto sobre si la votación sería justa y el resultado, válido», dijo. El encargo, dijo en línea con lo manifestado con Royo, era el de elaborar un estudio amplio sobre la situación política en Cataluña, y que la prueba es que les contrataron en julio, cuando aún no se sabía si finalmente habría referéndum o no.
Sin noticias del 20-S
Pese a insistir en que el objeto del informe “era muy amplio”, Catt admitió no recordar ningún otro episodio relevante en esas fechas. Ni siquiera la tensa jornada del 20-S, por la que la fiscal Consuelo Madrigal le preguntó de forma explícita. “Estaba en Barcelona pero no retengo todos los detalles de lo que pasó día a día”, se justificó.
Tampoco se reunió con nadie salvo aquellos que se lo pidieron. Catt dijo que le sonaba que algún miembro de su equipo que se había desplazado a Cataluña antes que ella había solicitado una reunión con el gobierno español, pero tampoco pudo confirmarlo. Si visitó instalaciones de la Generalitat, aunque volvió a escudarse en su mala memoria y no preciso cuáles ni con quién se vió en ellas. Catt asistió junto a otros grupos de observadores a dos sesiones informativas convocadas por los organizadores del referéndum, que citaban a su equipo vía email. Pero tampoco supo dar el nombre ni el cargo de ninguno de los que allí intervenían. “Solo se nos presentaron como personas que podían darnos información sobre la organización del referéndum”, zanjó.
Además de grupol de Catt y de los integrantes del «programa de visitantes», hubo aún una tercera misión de observadores internacionales —que también fue presentada en esos términos por el gobierno catalán—, liderada por el exembajador holandés Daan Everts y que, según la Guardia Civil, cobró 120.000 euros que fueron sufragados por la delegación de la Generalitat en la Union Europea.