Trapero marca distancias con Puigdemont y cubre a los Mossos
Trapero descubre sus discrepancias con el gobierno de Puigdemont y, en especial, con su presidente por poner a los Mossos en el disparadero
El mayor Josep Lluís Trapero marcó distancias este lunes en la Audiencia Nacional con el expresidente Carles Puigdemont y defendió la labor de los Mossos d’Esquadra antes y durante el referéndum del 1 de octubre de 2017.
En su declaración como acusado, Trapero negó con rotundidad que los Mossos actuaran con pasividad. Incluso hizo un balance: 434 urnas incautadas, algunas repletas de papeletas; 297 colegios electorales clausurados antes de iniciarse la votación, cerca de 150 más durante aquella jornada; o 119 intervenciones de las unidades antidisturbios.
Ante el durísimo interrogatorio del fiscal Miguel Ángel Carballo, que le preguntó incluso por su relación con Puigdemont, Trapero marco distancias con el expresidente, en lo político y en lo personal: “no tenía relación con Puigdemont, ni nueva ni mala”. Después de que el fiscal le volviera a preguntar si era “estrecha”, el exjefe de los Mossos reiteró que no tenía “ninguna relación estrecha”. Todo lo contrario.
Trapero calificó de “barbaridad” las resoluciones aprobadas por el parlamento catalán para poner en marcha el referéndum, especialmente las llamadas leyes de “desconexión con el estado”. Aseguró que los Mossos realizaron todas las actuaciones posibles para pararlo.
Sobre las dimisiones de Jordi Jané, exconsejero de Interior, y de Albert Batlle, ex director general de Policía, Trapero apuntó que estos se sentían incómodos por la deriva independentista del gobierno de Puigdemont. Aseguró que “yo también me sentí muy incómodo”.
En una reunión con Joan Vidal de Ciurana, el entonces secretario del gobierno de Puigdemont, este le preguntó qué haría el cuerpo de los Mossos en un escenario de “doble legalidad” después de que proclamasen la independencia. Trapero le indicó que “la doble legalidad no existe. Los Mossos harán lo que ordene el juez”.
El fiscal pidió explicaciones a Trapero por la vigilancia que los Mossos realizaron a comisarías de la Policía Nacional y cuarteles de la Guardia Civil, así como supuestos seguimientos a sus agentes. Sin inmutarse, Trapero indicó que los mossos custodiaban aquellos días las instalaciones del Estado en Cataluña, entre las que se encuentran las dependencias del CPN y la Guardia Civil y que, en consecuencia, controlaban los vehículos no logotipados que pasaban más de una vez por su entorno. Una vez comprobado que se trataba de policías, no hacían más indagaciones.
Videos comprometedores
Insistió en que no actuaron con pasividad. Cuando el fiscal le preguntó por algunos videos en los que se veía a mossos en supuesta connivencia con los votantes, Trapero le indicó que, de los 24 videos analizados, como en mucho en tres se apreciaban estas conductas. Calificó la actitud de estos mossos de “impresentable”. Aseguró que ordenó a sus jefes de zona “saca estos agentes de aquí” después de ver las imágenes por los medios.
Aseguró que, en la reunión que mantuvieron con Puigdemont y varios consejeros el 28 de septiembre, les advirtió de que «no se equivocaran»,. Precisó que les dejó muy claro que la policía catalana no iba a «secundar ninguna ruptura de la legalidad ni de la Constitución».
«Y él [Puigdemont] nos dice que más importante que la imagen de los Mossos era la imagen del gobierno de la Generalitat”, indicó Trapero. Añadió que en aquella reunión también se reprochó a Puigdemont las «exposiciones públicas» de algunos consejeros sobre el papel de los Mossos.
A preguntas de fiscalía, negó que su ascenso al rango de mayor fuera impulsado por Puigdemont en el marco de supuestos planes sobre la independencia, ya que el entonces presidente «no tuvo nada que ver» en ello. Según su declaración, el gobierno de Puigdemont tan solo le sondeó en una ocasión, en septiembre de 2016, para saber cómo actuarían los Mossos ante un eventual referéndum unilateral.
Diferencias con Diego Pérez de los Cobos
En su interrogatorio, Trapero calificó de «ofensivo» que el coordinador del dispositivo policial del 1-O, el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, afirmara que sus advertencias de los riesgos de una intervención policial fueran una excusa para que se pudiera celebrar el referéndum.
«Yo me puedo equivocar, pero no necesito excusas», respondió Trapero. No escondió sus diferencias con De los Cobos, hasta el punto que fue lo que motivó que se apartara del gabinete de coordinación y que delegara en su entonces número dos, Ferran Lopez.
Durante las seis horas de interrogatorio, el fiscal incluso le preguntó por qué no intervineiron en las “butifarradas” que se organizaron en los colegios lectorales para ocuparlos antes del referéndum. Trapero le dijo que «No entendimos que eran actividades preparatorias del referéndum».
Aquel día, los Mossos no hicieron ningún dispositivo para facilitar que Puigdemont pudiese votar, según aseguró Trapero. Apuntó que si algún agente le ayudó, lo que no le consta y le parecería «incorrecto». Añadió que le constaba que había precintado el colegio en el que vota Oriol Junqueras.
Sobre los votantes, afirmó que ver cómo defendían las urnas era «poco imaginable». «Era que les iba la vida, estamos hablando de una actitud difícil de entender y sobre todo de prever”. Y lamentó que la Guardia Civil no les avisara de que iba a realizar 40 acciones simultáneas en una jornada «excepcional”. Insistió en que su prioridad fue evitar un mal mayor, ante el temor de que una intervención de los antidisturbios provocara que la situación se les fuese de las manos.
La fiscalía mantiene el delito de rebelión contra Trapero aunque abrió la puerta a acusarle de sedición en sus conclusiones fiscales, en línea con las argumentaciones del Tribunal Supremo en la sentencia del juicio del procés. Este martes continuarán las declaraciones de los acusados en la Audiencia Nacional.