Torra reduce en Lledoners el 17-A a coartada independentista
El acto de homenaje a Forn y Trapero frente a la prisión de Lledoners cierra con una catarsis soberanista una jornada conmemorativa embarrada de política
Tanto el exconseller de Interior Quim Forn como el exmayor de los Mossos d’Esquadra Josep Lluís Trapero habían pedido no ser objeto de ningún homenaje el 17-A, pero la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, como organizadoras, y los partidos independentistas y el gobierno de la Generalitat, con su entusiasta participación, los convirtieron en protagonistas este viernes con un acto frente a la prisión de Lledoners, en Sant Joan de Vilatorrada, en que la conmemoración del primer aniversario de los ataques acabó reducida a mera coartada para una nueva catarsis independentista.
Miles de personas se dieron cita frente a la cárcel en que están en prisión provisional Forn y otros seis líderes independentistas catalanes, que antes del inicio del acto recibieron la visita del presidente catalán, Quim Torra, y buena parte de su gobierno, incluídos el vicepresidente Pere Aragonès y la consellera de Presidencia, Elsa Artadi.
Se vendió el procesamiento de Forn y Trapero como una “venganza” por su buen trabajo al frente del dispositivo policial
Durante el acto, se vendió el procesamiento de Forn y Trapero y el encarcelamiento del primero como una “venganza” del gobierno español por su buen trabajo al frente del dispositivo policial desplegado a raíz de los atentados de hace un año, y las apelaciones a los ataques yihadistas y sus víctimas se mezclaron alegremente con invectivas a los poderes ejecutivo y judicial por la situación política en Cataluña y con lemas recurrentes del soberanismo, de aquello de “libertad presos políticos” al antimonárquico “fuera el Borbón”, pasando por el clásico “in-inde-independencia”, coreado por el propio Torra durante su intervención.
En esa misma línea, Torra insistió: «No nos tenemos que defender de nada porque Europa nos ha dado la razón. Vamos a atacar a este Estado español injusto», dijo, y llamó a «iniciar una marcha por los derechos sociales y políticos de reste país, hasta hacer efectiva la república». «No nos detendremos», prometió. El acto acabó con un llamamiento a «llenar Barcelona» en la manifestación del próximo 11 de septiembre.
Colofón a un 17-A embarrado de política
El acto en Lledoners supuso el colofón a una jornada que se suponía que debía de ser de homenaje y recuerdo a las víctimas y que, como aquella manifestación antiterrorista del año pasado en Barcelona, acabó embadurnada de barro político de arriba a abajo.
Pese a los esfuerzos de la alcaldesa Ada Colau por organizar un acto sobrio sin ningún protagonismo para los políticos y las autoridades, los gestos en favor y en contra de la presencia del Rey, la guerra de banderas y las maniobras independentistas para mezclar el homenaje con las reivindicaciones del soberanismo, a la cabeza la de la libertad de los políticos en prisión, envenenaron tanto el homenaje organizado por el Ayuntamiento de Barcelona como el resto del día.
Cánticos a favor del Rey
El homenaje celebrado en la plaza Cataluña estuvo salpicado, por un lado, por los cánticos a favor del rey y la Guardia Civil coreados antes, al principio y al final del acto por un par de grupos pertrechados con banderas españolas y hasta paraguas rojigualdos. Y, por otro, por la presencia, en la fachada de un edificio adyacente a la plaza, de una gran pancarta con el lema “el rey español no es bienvenido en los países catalanes”, escrito en inglés.
Los Mossos habían hecho el amago de retirar de madrugada la pancarta, instalada la noche anterior por un grupo de activistas, pero finalmente desistieron por razones desconocidas. Según la Generalitat la policía catalana solo acudió para asegurarse de que no suponía ningún problema de seguridad. Una vez comprobado –según su versión– que no era el caso, le pasaron la patata caliente a Colau, porque la pancarta –que fue retirada por los propios activistas una vez había cumplido su función– infringía la ordenanza de paisaje urbano, y eso es cosa del Ayuntamiento.
Encontranazo en Canaletes
Mientras se celebraba el acto oficial, los llamados Comités de Defensa de la República (CDR) desfilaban por la Rambla en silencio con pancartas independentistas y contrarias al rey, y la marcha culminaba con un bochornoso encontronazo con un grupo de nacionalistas españoles a la altura de la fuente de Canaletes que obligaba a los Mossos a terciar entre las dos facciones para evitar males mayores. Hubo más pequeños enfrentamientos que puntearon la mañana, pero ese fue el más significado.
A todo eso,Torra y su gobierno no le hicieron ascos a combinar al gusto el homenaje a las víctimas y a los presos y procesados independentistas, y no solo en Lledoners.
Ya el jueves, en un acto en Alcanar con presencia del vicepresidente Aragonès y los consellers Miquel Buch y Damià Calvet, había habido foto de grupo con un lazo amarillo gigante presidiendo la imagen. Y el viernes, ya desde la mañana en una entrevista conjunta con su antecesor, Carles Puigdemont, en Catalunya Ràdio y en su mensaje institucional en conmemoración del 17-A, no dejó de hacer referencia, como es habitual en cada una de sus intervenciones públicas, a los llamados “presos políticos y exiliados”.
Encerrona de Torra a Felipe VI
Torra, que lució durante todo el día un pin de Forn en la solapa, aprovechó además la coincidencia con el Rey y el resto de autoridades en la plaza Cataluña para tensar la situación en clave reivindicativa presentando a la esposa del exconseller, Laura Masvidal tanto a Felipe VI como a los presidentes del Congreso, el Senado y el Consejo General del Poder Judicial, que encajaron estoicos la encerrona.
El acto en Lledoners supuso el punto culminante de esa indigesta mixtura de conmemoración de los atentados y reivindicación independentista, pero no el último. La Generalitat, con Torra al frente, todavía tiene previsto asistir este sábado a la inauguración de un memorial en la rotonda en la que tuvo lugar el atentado en Cambrils.