Sánchez y Torra se reunirán con la autodeterminación sobre la mesa
Gobierno y Generalitat dan por hecha la reunión a falta de concretar la fecha: podría celebrarse el jueves o el viernes
El gobierno de la Generalitat sigue instalado en la ambigüedad respecto de una reunión entre Quim Torra y Pedro Sánchez coincidiendo con la celebración del Consejo de Ministros del próximo viernes en Barcelona, pero en el seno del ejecutivo catalán ya se da por hecho que se celebrará.
Ni el formato ni el orden del día de la reunión están cerrados, pero los equipos de la Generalitat y la Moncloa ya están en contacto y trabajan para consensuarlos. Y así se explica ya abiertamente. El Govern sigue aspirando a un formato que le permita vender la cita como «una cumbre» entre gobiernos, pero ya no se cierra a nada.
En esos términos, de hecho, se expresó Eduard Pujol, portavoz adjunto en el Parlament de Junts per Catalunya (JpC), socio mayoritario del gobierno catalán, que este lunes insistió en reclamar «una cumbre de gobiernos», pero añadió que «más allá del formato, lo importante son los temas que se ponen sobre la mesa» en alusión a la autodeterminación. La vicepresidenta Carmen Calvo ya dejó claro que no habría ningún «veto» en el orden del día, aunque insistió en que, del mismo modo que Torra podría hablar de lo que quisiera, también podría hacerlo Sánchez.
La decisión, en manos de Torra
También este lunes, la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, remarcaba en una entrevista en RNE que la pelota está en el tejado de Torra. «Pues entonces habrá encuentro, porque nosotros somos los del diálogo», repuso al respecto Pujol después en una rueda de prensa en la que el margen de ambigüedad se limitó a apuntar que tiene que tratarse de «diálogo útil».
Lo que la Generalitat rechaza de plano es un encuentro protocolario y sin contenido, pero el hecho de que los equipos de Torra y Sánchez ya trabajen en la cita, como explicó la portavoz de ERC, Marta Vilalta, indica que lo tendrá. «Haremos un esfuerzo, el que haga falta, para sentarnos alrededor de una mesa tratados como gobierno, tratados como sujeto político», remató en ese sentido el portavoz adjunto de JpC.
Manejando un registro similar al de Pujol, Vilalta calificó de «irresponsable» al ejecutivo de Sánchez por llevar el Consejo de Ministros a Barcelona «sin haber trabajado para que haya el mejor clima político» y sin plantear «una respuesta política» a la reivindicación independentista de celebrar un referéndum de autodeterminación, pero abogó, pese a todo, por celebrar la reunión.
Reunión el 21 o tal vez el 20
Fuentes soberanistas al tanto de los preparativos apuntan que gana enteros la opción de que el encuentro se celebre finalmente la víspera del Consejo de Ministros, el jueves 20 de diciembre, aprovechando que Sánchez ya estará ese día a Barcelona para asistir por la noche a la ceremonia de entrega de los premios de Foment del Treball. La patronal catalana invitó tanto al presidente del Gobierno como a Torra, aunque solo el primer ha confirmado su asistencia.
De todos modos, Batet dejó claro que un eventual encuentro en el acto de Foment no sustuiría una reunión bilateral entre Torra y Sánchez. Otra cosa es que, aprovechando que Sánchez ya estaría en Barcelona, se aprovechara para cuadrar la reunión ese mismo jueves, lo que permitiría sacarla de una jornada atiborrada de protestas y considerada de alto riesgo desde el punto de vista de la seguridad.
Torra, como en los Juegos Mediterráneos
Cuando el Gobierno anunció la celebración del Consejo de Ministros del 21D en Barcelona, y que lo haría coincidir con un segundo encuentro Sánchez-Torra —que el segundo no paraba de reclamar y que había quedado congelado tras el ultimátum lanzado por este a principios de octubre a la Moncloa—, la Generalitat planteó ampliar la cita al conjunto del ejecutivo central y el autonómico, para escenificar una cumbre bilateral entre gobiernos.
Desde que Sánchez descartó esa opción, Torra ha optado por una estrategia similar a la seguida los días antes de la inauguración de los Juegos Mediterráneos, a los que hasta última hora amagó con no asistir para no coincidir con el Rey. Así, la Generalitat ha estado exhibiendo reticencias ante el encuentro, pero sin cerrar nunca del todo la puerta a que se celebre.
La semana pasada, después de que el ejecutivo de Sánchez formalizara por escrito su intención de mantener la reunión, el govern lanzó una nueva propuesta: que ambos presidentes se vieran escoltados por sus respectivos vicepresidentes, Carmen Calvo y Pere Aragonès, y también por sus negociadoras en jefe, la ministra Batet y la consellera Elsa Artadi.
La Generalitat calma los ánimos
La Moncloa también rechazó ese formato, pero el grado de calentamiento alcanzado en los preliminares de la visita ministerial ha aconsejado levantar el pie del acelerador del pulso y la Generalitat ha optado por dar un giro y apostar ahora por una relativa distensión.
Así, el viernes Aragonès ya le escribió a Calvo en tono conciliador para tenderle la mano a prepara el encuentro. Y este lunes, el presidente del grupo parlamentario de Junts per Catalunya (JpC), Jordi Sànchez, preso en Lledoners, también abogó, en una carta abierta difundida vía Catalunya Ràdio, porque se celebre el encuentro. Como ha hecho horas más tarde ERC.
Horas más tarde, el portavoz adjunto de JpC en el Parlament, insistía en la idea. Al fin y al cabo, ahora se trata de calmar los ánimos de cara a las movilizaciones del viernes, que el independentismo institucional trata de reconducir después de que la iniciativa a la hora de convocar protestas la tomaran los llamados Comités de Defensa de la República (CDR), con lo que eso tiene de impredecible.
Rosario de protestas
En esa línea, finalmente, el domingo, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) anunciaba una gran manifestación el viernes por la tarde que los partidos independentistas consideran unitaria, y a la que también se ha sumado Òmnium Cultural. Por ahí pasa la apuesta por centralizar las protestas y desmarcarse de eventuales disturbios que puedan producirse en alguna otra convocatoria.
La ANC ya había anunciado previamente por su cuenta una marcha lenta para colapsar Barcelona el viernes por la mañana, coincidiendo con la reunión ministerial en la Llotja de Mar, sede de la Cambra de Comerç de Barcelona, y frente a la cual los CDR llaman a manifestarse, mientras que Òmnium propone celebrar un «Consejo de Ministros popular» en la vía pública en un lugar aún por concretar.