Sánchez, Torra, Colau: el triángulo de los presupuestos
ERC supedita su apoyo a las cuentas de Barcelona a la luz verde a los de la Generalitat, que los comunes negocian con un ojo puesto en el Congreso
El viernes 15 de noviembre, Pere Aragonès anunciaba su intención de aplicar una rebaja del 30% en las tasas universitarias a partir del curso 2020-21. Era la primera zanahoria que el vicepresident y conseller de Economía lanzaba públicamente a Catalunya en Comú Podem (CECP) en busca de su apoyo para los presupuestos de 2020 tras haber retomado el día antes las reuniones con los comunes, con los que hubo un primer contacto en septiembre antes de que todo quedara en stand by a la espera de los comicios del 10-N, que las campañas las carga el diablo y lo primero es lo primero.
Una semana después, tanto en el govern como en el seno de los comunes se admite que ha habido más reuniones, la última, este jueves, y que las negociaciones se han encarrilado.
Al fin y al cabo, unos y otros se necesitan mutuamente. Si JxCat y ERC precisan de CECP para evitar tener que resignarse a un tercer año año gestionando las arcas de la Generalitat mediante una nueva prórroga de las cuentas del 2017, las últimas aprobadas en el Parlament, Ada Colau requiere al menos de una abstención de ERC para tirar adelante los presupuestos del Ayuntamiento de Barcelona. Y Esquerra también es clave para que a Pedro Sánchez le salgan los números en su nuevo intento de investidura y poder así arrancar el gobierno de coalición que ya ha pactado con Unidas Podemos.
La situación es parecida a la del año pasado. También entonces Torra quedó en manos de los comunes, Colau precisaba de votos independentistas para aprobar sus cuentas y Sánchez buscaba apoyos entre el soberanismo, en aquella ocasión, para sus propios presupuestos. Claro que entonces todo se fue al garete y al final no hubo cuentas en ninguna parte. Ayuntamiento y Generalitat optaron por la prórroga sin ni siquiera presentar una propuesta a votación, y el fracaso de las conversaciones para los Presupuestos Generales del Estado precipitó las generales del 28-A y dinamitó los puentes entre Moncloa y Generalitat.
¿Y ahora? Los equilibrios son precarios, y aquellos puentes volados no se han rehecho todavía, pero ni parece que el govern Torra se pueda permitir otro año con presupuestos prorrogados ni Sánchez unas terceras elecciones, así que unos y otros tratan de engrasar esa entente a tres bandas.
La fiscalidad acerca al govern Torra y los comunes
Por el momento, los avances en las conversaciones por la cuentas catalanas se circunscriben a los ingresos: el ejecutivo de Quim Torra se muestra receptivo a la propuesta fiscal de la confluencia de izquierdas, que incluye retocar el IRPF para hacerlo más progresivo, subiéndolo para las rentas más altas; incrementar también el impuesto de sucesiones, y apostar por la llamada «fiscalidad verde», es decir, por gravar los vehículos más contaminantes, las actividades económicas que generan más gases causantes del efecto invernadero y las emisiones de grandes barcos y cruceros.
Eso sí, los comunes de momento siguen midiendo los tiempos. Lo dejó claro la presidenta de su grupo en el Parlament, Jéssica Albiach, que, entrevistada en la Ser, aseguró que las negociaciones «no están siendo fáciles» y que las posturas aún están «muy lejos» en todo lo referido a los gastos.
Albiach había enfriado las expectativas respecto de un eventual apoyo de los comunes a las cuentas tras la reacción de Torra a la sentencia de la causa del procés. Tras el fallo del Supremo, el president anunció en el Parlament —y sin encomendarse a nadie, ni siquiera a su propia formación, JxCat— su intención de ejercer la autodeterminación antes de agotar la legislatura, y Albiach reaccionó pidiéndole la dimisión.
Ahora, la líder parlamentaria de CECP sigue manteniendo que el presidente de la Generalitat es el problema, pero defiende que reclamar que arroje la toalla y convoque elecciones no es incompatible con pactar las cuentas con su gobierno.
No es esa la única paradoja. Un eventual nuevo fracaso de la negociación presupuestaria es uno de los dos escenarios con los que cuenta Esquerra para que el avance electoral por el que se suspira, al que Torra y su formación se niegan en redondo, caiga por su peso. Claro que el otro, el de la inhabilitación del president si es condenado por desobediencia, es más propicio para los de Oriol Junqueras, porque la responsabilidad si no salen las cuentas recaería en Aragonès, que además del hombre fuerte de ERC en el govern es el mejor situado para ser su candidato a la presidencia de la Generalitat.
El PSC, al margen, y los comunes, pendientes de la investidura
Sea como fuere, los comunes no tienen intención de cerrar ningún acuerdo por las cuentas al menos hasta que se clarifique el escenario de la investidura de Sánchez, según fuentes conocedoras de la situación.
El presidente del Gobierno en funciones necesita a Esquerra para que le salgan los números, pero aún así, los socialistas siguen fuera de la ecuación de los presupuestos catalanes. El PSC descartó ya en agosto la posibilidad de negociarlos con Torra y la situación no ha cambiado.
El papel de muñidor de ese intercambio de favores se le reserva así a Pablo Iglesias, socio in pectore ya de Sánchez, y a los comunes. Total, con el aval de estos bastaría para aprobar los presupuestos en el Parlament. Así que ni el PSC se ha movido ni tampoco el govern ha intentado ningún acercamiento a los de Miquel Iceta, explican fuentes socialistas.
El PSOE aspira a investir a Sánchez la semana previa a la de Navidad, y Aragonès, a que el govern apruebe su proyecto de presupuestos también en diciembre, de modo que este pueda arrancar su tramitación parlamentaria antes de fin de año y ser aprobado en la cámara catalana en febrero. Y es también por esas fechas, el 20 de diciembre, cuando está fijado el pleno municipal en el que Colau prevé someter a votación las cuentas municipales. Así que el calendario cuadra, aunque empieza a apretar.