Sánchez inicia la ofensiva internacional contra el relato independentista
El presidente del Gobierno activa su ofensiva internacional para plantar cara al soberanismo en el terreno de la propaganda con Borrell al frente
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Bruselas para asistir a su primer Consejo Europeo, era este jueves portada en Le Monde por una entrevista que concedió de forma conjunta al diario francés, el británico The Guardian y el alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, en la que, además de otros asuntos, también aborda el conflicto político en Cataluña.
La entrevista coincide con el choque en Washington entre el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el embajador en Estados Unidos, el ex ministro de Defensa Pedro Morenés.
Sánchez dice que «la sociedad catalana está dividida» y no se puede describir como uniforme
En la entrevista al pool de medios europeos, Sánchez dice que «la sociedad catalana está dividida» y no se puede describir como uniforme cuando se habla de lo que quiere conseguir. «Hay un bloque, que no es una mayoría, que respalda a los partidos proindependentistas. Pero también hay un bloque que no lo hace», recuerda, y admite que la crisis catalana va para largo, y que requerirá «mucha atención, dedicación y tiempo».
Borrell como contramedida
Sánchez ya dejó claro con el nombramiento de Josep Borrell como ministro de Asuntos Exteriores que pensaba disputarle al independentismo la batalla del relato, o de la propaganda, en el terreno de juego internacional. Borrell llevaba años significándose como azote público del independentismo, jugando un papel mediático similar al que Gordon Brown jugó en la campaña contra el Brexit.
La estrategia de Sánchez en ese ámbito, con Borrell al frente, es clara: consentir la reactivación del aparato exterior de la Generalitat, integrado por el Diplocat y las delegaciones en el extranjero, las también conocidas como «embajadas catalanas» que fueron desmanteladas durante la aplicación del 155. Pero, a la vez, presentar batalla y complicarles la maniobrabilidad siempre que intenten pasar de las funciones de representación del Govern al proselitismo independentista.
El viaje de Torra, sin peso político
El primer ejemplo de esa práctica, saldada con el abrupto choque frontal entre la delegación catalana y el embajador, se ha dado en Washington. El Ejecutivo de Torra, que ha denunciado las trabas de la diplomacia española para organizar su viaje, le organizó al president una expedición desierta de citas con político alguno.
Y, a falta de reuniones al menos con algún congresista -como las que sí consiguió tener hace poco más de un año el entonces president Carles Puigdemont– Torra trataba de aprovechar que la catalana era la cultura invitada en el festival de folklore del Instituto Smithsoniano para difundir su versión de la actual fase del procés. Pero topó con Morenés, que, tras el alegato del presidente catalán en una recepción privada previa a la inauguración del festival, se dedicó a desmentirlo.
La delegación catalana se lo tomó como «un insulto», en palabras del propio Torra, y pidió la cabeza del embajador
La delegación catalana se lo tomó como «un insulto», en palabras del propio Torra, y pidió la cabeza del embajador. Pero Sánchez, a quien el enfado de la delegación catalana le indica que su estrategia funciona, hace oídos sordos, y Borrell salió a la palestra para avalar el discurso de Morenés, que dijo compartir «plenamente». «Ningún embajador de España puede permanecer impasible ante los ataques que el señor Tora dirigió a nuestro país y a nuestro sistema democrático, dijo el ministro.
Mientras,Sánchez, frente a la reacción airada del Govern, tiraba de flema, Desde Bruselas y en declaraciones recogidas por EFE, dijo mantener la «voluntad inquebrantable» de facilitar la distensión con la Generalitat pese al incidente de Washington, rechazó la petición de referéndum pactado lanzada por Torra y abogó por llegar a acuerdos en materia de sanidad, empleo y educación.