Químicos de uso cotidiano podrían restar efectividad a las vacunas del coronavirus
Investigadores temen que la exposición a sustancias de varios utensilios habituales, como sartenes o envoltorios, resten efectividad a las inmunizaciones
Los prometedores resultados de las vacunas de Moderna y Pfizer han arrojado una ola de esperanza en todo el mundo, que empiezan a vislumbrar la luz al final del túnel. Los científicos siguen investigando sobre posibles variables que puedan torpedear estos progresos, y parece ser que algunos químicos cotidianos contaminantes pueden hacerlo.
Según ha publicado The Guardian, varias sutancias químicas pueden restarle efectividad a la inmunización de la vacuna: pequeñas cantidades de perfluoroalquilo y polifluoroalquilo (o PFAS). Estas sustancias, de uso común, están en todas partes –desde una caja de pizza hasta en una sartén antiadherente– y se encuentran comunmente en el cuerpo de personas de EEUU y otros países.
Varios niños, con menos anticuerpos al tétanos
«En esta etapa no sabemos si afectará a una vacunación contra el coronavirus, pero es un riesgo», advirtió el profesor adjunto de salud ambiental de la Escuela de Salud Pública de Harvard. Varios científicos han advertido que estas sustancias pueden causar disminución de la fertilidad e incluso cáncer.
Un estudio ha descubierto que los niños que estaban expuestos al PFAS tenían concentraciones de anticuerpos más bajas después de recibir las vacunas contra el tétanos y contra la difteria. El estudio de seguimiento de trabajadores de la salud descubrió resultados similares en adultos.
No es el único químico que puede empeorar el pronóstico contra la Covid-19. Un cierto tipo de PFAS, llamado perfluorobutirato (o PFBA) se acumula en pulmones y puede aumentar la gravedad de la enfermedad que padecen las personas con Covid-19.
Optimismo con las vacunas: Moderna y Pfizer
Estas investigaciones se hacen públicas después de saberse que la farmacéutica Moderna comunicó que su prototipo de vacuna tenía una eficacia del 94,5% en ensayos clínicos con humanos, cuatro puntos más que el porcentaje comprobado por la compañía Pfizer, que arrojó una efectividad del 90%.
La compañía ha comunicado los resultados a la prensa pero todavía no ha hecho público el estudio completo con todas las fases de investigación. Esos datos ya están siendo revisados de forma acelerada por los reguladores sanitarios internacionales con el objetivo de dar luz verde a la comercialización de la vacuna si todo es correcto. El mismo punto en el que se encuentran los prototipos de Pfizer o de la Universidad de Oxford y Astrazeneca.
La vacuna de AstraZeneca: tres billones de dosis en 2021
AstraZeneca espera que si los últimos ensayos clínicos de las vacunas arrojan buenos resultados se podrá, a finales de noviembre o a principios de diciembre, disponer del fármaco para la inmunidad. La farmacéutica, que desarrolla este proyecto de la mano de la Universidad de Oxford, prevé 3 billones de vacunas para enero y que en el primer trimestre de 2021 la vacunación ya esté avanzada.
«A principios de año tendremos 3 billones (3.000 millones) de dosis de AstraZeneca y supongo que el resto tendrán cifras similares. No podemos esperar seis meses, la tragedia sería tenerla y tener que comenzarla a producir», explicó el director mundial de I+D del área de oncología de la farmacéutica británica AstraZeneca, el doctor Josep Baselga.
El investigador del laboratorio farmacéutico explicó en RAC1 que la vacuna no será para Estados Unidos o para Europa, sino que tendría una vocación global y que se venderían a precio de coste, que estaría fijado en dos euros: «Si los estudios son positivos, tendremos las dosis en enero, lo que no sabemos es cuáles serán los canales de distribuciones».