Puigdemont reduce el Pdecat a cenizas
Los tres golpes de Puigdemont al Pdecat: la lista del 21-D, el congreso nacional que despidió a Pascal y el terremoto de las candidaturas al 28-A y al 26-M
En torno a 15 meses duró el desmantelamiento del Pdecat por parte de Carles Puigdemont. El golpe sobre la mesa del ex presidente catalán este domingo es la culminación de un proceso que dio inicio con la lista a las elecciones autonómicas del 21 de diciembre de 2017 y que ha convertido a la formación posconvergente en cenizas.
Después de semanas de guerra interna discreta, Puigdemont sometió al sector moderado del Pdecat con unas listas a su medida para las elecciones generales del 28 de abril y las europeas y municipales del 26 de mayo. Y, además de poner a sus afines a liderar las candidaturas, se presentó él como candidato al Parlamento Europeo. Jaque mate.
Puigdemont: cronología del desmantelamiento del Pdecat
Lo acontecido este domingo tiene un sabor parecido al de noviembre de 2017, cuando el 155 ya pesaba sobre Cataluña y la declaración unilateral de independencia tras el 1-O retrataba la confusión del separatismo. Tras rechazar encabezar una lista solo del Pdecat, Puigdemont dio forma a Junts per Catalunya (JpC) vendiéndola como una coalición transversal.
Y, cuando no consiguió que ERC y la CUP se sumaran a JpC, el líder independentista viró el eje de la campaña hacia sí mismo. Él lideró la candidatura y empezó a relegar el protagonismo de los líderes del Pdecat para dar números altos en las listas a los nombres de su agrado, como Jordi Sánchez, Quim Torra y una larga lista de independientes que dejaron sin escaño a históricos convergentes.
Las primarias que había hecho el partido fueron ignoradas y sus dirigentes permitieron que el ex president construyera las listas desde Bélgica por cuenta propia, por miedo a perderle como candidato ante sus amenazas de ir a su libre albedrío. El primer hachazo ya causó división en el Pdecat, pero Puigdemont se salió con la suya y se empezó a acostumbrar.
Seis meses después, el ex president asestó el segundo gran golpe en el consejo nacional de la formación, al prácticamente echar a la entonces coordinadora general Marta Pascal e inmediatamente meter a su mujer de confianza Míriam Nogueras en la vicepresidencia tras la elección de David Bonvehí, representante del sector moderado, como presidente.
La llegada de Nogueras a la vicepresidencia fue interpretada por el entorno crítico con Puigdemont como un intento por vigilar a Bonvehí. Visto lo visto este domingo, podría decirse que el movimiento de ficha le funcionó al líder independentista fugado a Bruselas. El Pdecat puigdemontista se hizo valer en 2018 ante el pactista una y otra vez.
Las heridas del sector moderado del Pdecat
El sector moderado, integrado por Pascal, Carles Campuzano y Jordi Xuclà, entre otros, ahora queda relegado en las listas del 28-A y el 26-M, siendo este el tercer round en el que Puigdemont se hace con la victoria. Así, Sànchez lidera la lista de JpC por Barcelona; la consejera de Cultura, Laura Borràs, es la número dos, y Nogueras ocupa el tercer puesto.
En medio de todo, la Crida per la República, el nuevo partido de Puigdemont, se frota las manos. Su pacto con JpC logró que sus principales figuras ocupen puestos clave en las candidaturas para abril y mayo, y no en referencia solo por Sànchez o por Puigdemont como candidato a las europeas, sino por la práctica totalidad de las listas.
Rull número uno por Tarragona, Turull por Lleida, Jaume-Alonso Cuevillas (el abogado de Puigdemont) por Girona… Por otro lado, Forn lidera la candidatura al Ayuntamiento de Barcelona, pero seguramente la número dos tendrá que hacerle el relevo mientras esté en prisión. Y esa número dos no es más que Elsa Artadi, otra baza de Puigdemont.
No exageramos al hablar de terremoto político: el seísmo se ha sostenido en el tiempo durante más de un año, y hoy Puigdemont y su sucesor, Quim Torra, tienen asegurado lo que sus rivales del Pdecat no: sus representantes en el Congreso, el Senado, Barcelona y la Eurocámara van alineados con su estrategia.
El Pdecat, a la sombra de Puigdemont, queda desgastado por decir lo menos. En el Parlament actual ya hay más independientes que cargos del partido, y esto no mejorará. Las finanzas tampoco andan bien. Artur Mas y Jordi Pujol están preocupados, y Bonvehí ya no sabe a quién más pedir ayuda.