Puigdemont disolverá su partido fallido: la Crida
El líder fugado plantea la disolución de la Crida, el partido que fundó para devorar todo el espacio independentista y que ha fracasado
La Crida Nacional per la República, el partido que Carles Puigdemont fundó para absorber todo el espacio independentista y que sólo ha servido para dividir al Pdecat, ha convocado una consulta interna los días 16, 17 y 18 de julio para que los militantes voten su disolución ante la inminente creación de un otro partido separatista más.
La organización, fiel a los dictados del expresident, quiere que los asociados se pronuncien sobre la propuesta de disolver la formación, que en su día fue registrada como partido. Según un comunicado, la organización que preside el diputado de JxCat Toni Morral quiere que se decida el cierre «ante el nuevo escenario político» que se plantea con el nuevo partido de Puigdemont.
La organización independentista fundada como partido político «reconoce» y «comparte» como algo propio «las bases fundacionales de esta nueva formación, que son la unidad, la transversalidad y la determinación para seguir el mandato del 1 de octubre».
«Voluntad de sumar gente»
«Llegará a ser el referente social y político que defenderá el mandato del 1-O», han defendido los impulsores de la Crida sobre la formación del expresidente que verá la luz el 25 de julio. Los fieles a Puigdemont plantean «la disolución de la entidad y que todo su capital social y su fuerza se integren en el nuevo partido político del presidente Puigdemont».
La Crida apoya la disolución porque considera que se busca «la voluntad de sumar gente, de reforzar al nuevo partido y de convertirlo en un instrumento útil para ganar un Cataluña independiente en forma de república». Una vez finalizada la consulta, el equipo de dirigentes de la Crida convocará una Asamblea General que será la que «tendrá que tomar la determinación de forma vinculante».
Lobby de presión
La organización independentista registrada como partido se anunció una semana antes de la Asamblea General del Pdecat, donde ex-coordinadora general Marta Pascal debía enfrentarse a su continuidad frente a la formación heredera de Convergència pese a que al final tuvo que dimitir fruto de la enorme presión que se ejerció desde Waterloo.
Puigdemont creó entonces un partido paralelo como instrumento de presión, izando la bandera de la ruptura con el que era hasta entonces su partido. La Crida ha ejercido desde entonces como lobby de presión interna, cerrando filas al lado del expresidente fugado y contra las tesis más posibilistas y pragmáticas dentro del espacio.
Con la intención de disolver la Crida, Puigdemont ha añadido más presión todavía al otro gran actor dentro del espacio convergente: el Pdecat. La formación que preside David Bonvehí se resiste a bajar la persiana a favor de un nuevo proyecto independentista donde el fugado en Waterloo tenga un mando único e indiscutible.