Puigdemont cumple cien días de huida sin reconciliarse con Junqueras
Puigdemont y Junqueras mantienen el pulso para repartirse el poder de la Generalitat sin llegar a un acuerdo sobre la investidura. El Parlament se congela
Algo se rompió entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras entre el 25 y el 26 de octubre, cuando el entonces presidente de la Generalitat trataba de convocar elecciones sin el beneplácito de ERC. Y algo más terminó de romperse cinco días después, cuando Puigdemont apareció sorpresivamente en Bruselas huyendo de la justicia española. De aquella huida han pasado ya cien días y la relación entre ambos líderes independentistas sólo ha hecho que deteriorarse.
La investidura permanece encallada y pendiente de algún invento político-jurídico que choca con el problema de siempre: la legalidad. Junqueras fue el primero en proponer una doble presidencia: una simbólica para Puigdemont y otra ejecutiva para no se sabe quién. ERC incluso puso sobre la mesa investir a Puigdemont a través de la denominada Asamblea de Electos, un organismo sin carácter institucional creado al amparo de la Asociación de Municipios por la Independencia.
Pero la idea no gustó a Puigdemont, que no quiere ser un presidente de cartón piedra y que aspira a llevar las riendas de la Generalitat de algún modo. El entorno del líder huido plantea cambios en la ley de Presidencia de la Generalitat para adaptar las normas a la situación de Puigdemont y forzar su investidura.
Pero la idea, de llevarse a cabo, acabará en la trituradora de papel del Tribunal Constitucional (TC). Bastaría con presentar un recurso y con su admisión a trámite por parte del TC para dejarla en vía muerta. El Gobierno ha sido muy claro con el presidente del Parlament, Roger Torrent, en este sentido: «Sabe muy bien lo que dice el TC», dice la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
Sin pista de aterrizaje
El escenario es endemoniado para los soberanistas, incapaces de hallar la salida de su propio laberinto. Tampoco pueden contar con recibir un gran apoyo de los letrados del Parlament, que presentarán en breve un informe sobre la investidura. En un principio, ofrecerán un consuelo a los independentistas y es considerar que la cuenta atrás de un máximo de dos meses para completar la investidura aún no se ha puesto en marcha, al no haberse producido una votación en el Parlament.
Los letrados del Parlament evitarán poner la cuenta atrás a las elecciones
El dato de la cuenta atrás es importante, sí, pero aún es más crucial comprobar si los servicios jurídicos del Parlament construyen alguna pista de aterrizaje para que la candidatura de Puigdemont pueda tomar tierra de alguna forma.
Junts per Catalunya (JpC) y ERC comenzaron la semana con mensajes de optimismo. Pero los buenos augurios han desaparecido. Ambas partes siguen inmersas en el estudio de fórmulas para desbloquear la legislatura a corto plazo. Nadie se atreve a descartar que vuelva a haber elecciones.