Puigdemont comunica a Pedro Sánchez el precio de su investidura
El líder del PSOE ya sabe las condiciones de Junts per Catalunya para contar con sus votos: la figura del relator y poner sobre la mesa la autodeterminación
Si el resultado de las urnas confirma el pronóstico de las encuestas, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras podrían tener la llave del Gobierno a partir del 28 de abril. Varios sondeos han dibujado un empate entre izquierdas y derechas a nivel nacional, de tal manera que Junts per Catalunya y ERC serían decisivas para determinar la suerte de España.
Los soberanistas se frotan las manos pensando en semejante escenario y ya han comenzado a definir las condiciones que piensan exigir al PSOE de Pedro Sánchez, puesto que saben que no existe margen alguno para el entendimiento con PP y Ciudadanos.
Puigdemont ha designado a la exconsellera Laura Borràs (número 2 la lista de Junts per Catalunya por Barcelona) como la persona que debe manejar la interlocución en el Congreso, pero también quiere que el propio presidente de la Generalitat, Quim Torra, se encargue de ello.
Las instrucciones de Puigdemont
La primera instrucción de Puigdemont es muy clara: el posible bloqueo de la política española tras las elecciones no es un problema del independentismo catalán y Junts per Catalunya no debe ser quien evite una repetición electoral.
Segunda instrucción: es imprescindible devolver la negociación política allá donde estaba antes de que se rompiera la cuerda entre Sánchez y Torra. Esto siginifica que Junts per Catalunya exigirá al PSOE rescatar la figura del relator y poner sobre la mesa el debate sobre la autodeterminación de Cataluña.
Puigdemont tiene muy claro que el independentismo no debe negociar por debajo de ese precio y ya ha cerrado la puerta a los sectores del Pdecat partidarios de explorar algún tipo de aproximación al PSOE con menos urgencias.
La lista de Puigdemont
Basta con mirar las listas electorales de Junts per Catalunya para comprobar que la práctica totalidad de los candidatos con posibilidades de ser elegidos son de la cuerda puigdemontista.
Sólo Ferran Bel (número dos por Tarragona) y el joven Sergi Miquel (número dos por Girona) discrepan de la línea radical de Puigdemont y apenas tienen posibilidades de imponer sus planteamientos en un colectivo que estará dominado por la mencionada Laura Borràs, por Míriam Nogueras y por Ramon Tremosa.
Las encuestas, de hecho, prevén un pobre resultado para Junts per Catalunya —tendrá serias dificultades para alcanzar los 5 diputados— y Puigdemont es partidario de agitar el Congreso, puesto que ya no puede soñar con antiguos privilegios.
Sin grupo propio
CDC, que logró 8 diputados en las últimas generales, ya perdió el grupo parlamentario propio tras las últimas elecciones y, así, se quedó sin 3 millones de euros (la subvención mínima establecida para cada uno de ellos) y sin los generosos tiempos de intervención en el hemiciclo que lleva aparejados.
El reglamento del Congreso dicta que, para formar grupo propio, los partidos deben lograr un mínimo de cinco diputados y, además, el 15% de los votos en todas las circunscripciones en las que se presenta. Convergència no alcanzó ese 15% en las cuatro provincias catalanas, ya que quedó por debajo en Barcelona y Tarragona. Nada hace pensar que Junts per Catalunya pueda invertir esta situación.
ERC, en cambio, sueña con ganar las elecciones en Cataluña y no teme grandes dificultades para rebasar esa barrera del 15% en las cuatro provincias catalanas.
Su actitud respecto al PSOE no es tan radical como la de Puigdemont, pero los republicanos lo tendrán muy complicado para interpretar un papel posibilista debido a la presión que piensa ejercer Junts per Catalunya.