Otro giro de Pedro Sánchez: cuelga el teléfono a Quim Torra
El Gobierno intenta calmar los ánimos del PSOE. Coloca en punto muerto la negociación con los soberanistas después del fiasco de sus propuestas
Nuevo giro del gobierno de Pedro Sánchez, en esta ocasión para marcar distancias con el independentismo. El enorme enfado del PSOE, sumado a la creciente presión de PP, Ciudadanos y Vox por la cesión a Quim Torra de la figura de un relator para articular el diálogo con los soberanistas, ha obligado a Sánchez a forzar un cambio de rumbo en su estrategia con Cataluña.
Después de la reunión semanal del consejo de ministros, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, dejó en punto muerto las conversaciones con el independentismo, a quien ha acusado de no aceptar las vías de diálogo propuestas. Sin embargo, evitó decir que el diálogo está roto.
«Los partidos independentistas no aceptan el marco que hemos propuesto. Queremos establecer todos los puentes que la ley nos permite, pero de momento la estrategia no es aceptada por el independentismo», explicó Calvo después de una semana tratando, sin éxito, de que la figura del relator fuera aceptada.
El relator —una figura ajena a las instituciones— no sólo no fue aceptado por amplios sectores del PSOE, sino que tampoco sirvió para que los partidos independentistas la dieran por buena para permitir la tramitación de los presupuestos generales del estado. Tanto ERC como Pdecat tienen la intención de tumbar las cuentas la próxima semana en el Congreso.
Nuevo discurso
Hechas estas explicaciones, la vicepresidenta del Gobierno endureció el discurso con los soberanistas. «Nunca aceptaremos un referéndum de autodeterminación. Nunca. Lo volvemos a repetir. La salida debe ser dentro del marco constitucional y la democracia que somos»
El marco propuesto se basa en dos instrumentos: la mesa de partidos en Cataluña (en la que no participan Ciudadanos, PP y CUP) y la comisión bilateral Generalitat-Estado (sin apenas resultados). El Gobierno quiso poner por escrito estas propuestas en su intercambio de documentos con la Generalitat para buscar una salida. Pero ha fracasado.
«El intento de ordenar el diálogo no ha sido aceptado. Los partidos independentistas plantean un referéndum de autodeterminación que no es aceptable», asumió la vicepresidenta del Gobierno.