La presidencia de Torrent rebaja las opciones de investidura de Puigdemont
El entorno de Puigdemont presiona a ERC para la investidura a distancia sin obtener garantías. Pascal estudia con el ex president sus opciones en Bruselas
Una frase de Carme Forcadell y otra de Roger Torrent resumen a la perfección el cambio de tono de ERC entre la legislatura anterior y la actual. «Viva el pueblo soberano y viva la República catalana», proclamó Forcadell en su toma de posesión como presidenta del Parlament en octubre de 2015. «Viva la democracia y viva Cataluña», dijo este miércoles su flamante sucesor. Tanta distancia hubo entre la Forcadell que se proponía enterrar la Cataluña autonómica y el Torrent que huía de los líos judiciales que la CUP hizo pública su decepción. Pero eso no fue lo más trascendente, ya que el verdadero problema fue que el debut del joven presidente del Parlament sonó en Junts per Catalunya a «viejos tiempos». Así las cosas, la investidura a distancia de Puigdemont se complica todavía más.
«El discurso que ha hecho Torrent lo podía haber hecho un dirigente de la vieja CiU», opinaban voces de Junts per Catalunya que, si bien no tienen ganas de hacer sangre con Torrent, sí que consideran que su actitud retrata a la perfección a la ERC actual y la sitúa con un problema ante sus electores. «El problema lo van a tener con su gente», añadieron.
Pero el problema, en realidad, sigue siendo Puigdemont, atrincherado en Bruselas y pendiente de una solución política que no llega. Mientras el Parlament se ponía en marcha y los independentistas recuperaban el control de la Mesa, la coordinadora general del Pdecat, Marta Pascal, acudía a su encuentro a la capital belga para tratar de «suavizar asperezas» con el ex presidente de la Generalitat. «Ha ido bien, pero hay que seguir hablando porque hay mucho de qué hablar», se limitaron a explicar en el entorno de Pascal para no amplificar los desencuentros que existen entre Puigdemont y el Pdecat.
Pascal y Puigdemont intentan suavizar asperezas en Bruselas
El ex presidente de la Generalitat mantiene su confianza en que su gente en Cataluña -y, en concreto, sus fichajes para Junts per Catalunya- puedan hacerle el trabajo sucio. Al mando de estas operaciones está Elsa Artadi, la que fue directora de coordinación interdepartamental en el gobierno de Puigdemont. Artadi, consciente de las resistencias que ERC está poniendo la investidura de su jefe, redobló la presión sobre sus socios. «Tenemos un acuerdo muy claro que compromete a ERC a dar apoyo a Puigdemont. No entenderíamos que no fuera de otra manera», sintetizó.
Este jueves se inicia la cuenta atrás de diez días hábiles para convocar la sesión de investidura en el Parlament. Un máximo de diez días para ver comprobar el desenlace de la batalla que se está librando a cuatro bandas: ERC, Pdecat, Puigdemont y el entorno de Puigdemont (que no es exactamente Junts per Catalunya). Aquí está la partida. «Lo que más se está moviendo ahora mismo es el entorno de Puigdemont», apuntó una fuente bien informada sobre las maniobras entre soberanistas.
Una imagen refleja con cierta exactitud el equilibrio de poderes que busca el mundo neoconvergente y pudo verse en el Parlament antes de que se iniciara la sesión constitutiva de la legislatura. En una de las salas grupos se reunieron los diputados de Junts per Catalunya para mantener una vídeoconferencia con Puigdemont. Presidieron la reunión cinco dirigentes: Elsa Artadi, Josep Rull, Jordi Turull, Albert Batet y Lluís Guinó. Buena parte de la batalla pasa por sus manos.
Entretanto, a las puertas del Parlament, la ANC demostraba con una pobre concentración que la fiebre por salir a las calles ha pasado. Imposible contar por cientos a las personas que se reunieron en el paseo Lluís Companys para ver en una pantalla gigante la sesión constitutiva. Pareció que Ernest Maragall mantenía en su punto el desafío con su aval al voto delegado de los encarcelados y sus ataques al Estado, pero llegó Torrent y bajó la temperatura.