Premio a ERC: Puigdemont sólo retiene el 55% de sus votos
La línea de acción del líder huido y de Quim Torra cada vez cuenta con menos partidarios entre el independentismo, que prefiere la estrategia de Esquerra
La continua gesticulación a la que está abonado Carles Puigdemont para no perder protagonismo sobre el escenario de la política catalana empieza a dar síntomas de agotamiento y, por si fuera poco, el último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), el CIS catalán, ratifica que el ascendente del expresidente catalán sobre la estrategia de Junts per Catalunya (JpC) empieza a pasarle factura a la formación.
El expresidente catalán trata de activar la Crida Nacional per la República, el artefacto con el que pretendía aglutinar bajo su liderazgo al grueso del independentismo, y cuya fundación, tras los portazos de ERC y la CUP y las reticencias del Pdecat a integrarse, sigue gripada. Y también maniobra para activar el llamado Consejo para la República, otra pieza del aparato parainstitucional del gobierno catalán diseñada a su medida y que, más allá de la aparatosa presentación que se hizo en el Palau de la Generalitat, sigue en stand by.
El aura del expresident entre los suyos no deja de perder lustre
Pero los planes de Puigdemont y su entorno no solo no acaban de cuajar, sino que el aura del expresident entre los suyos no deja de perder lustre. El CIS catalán lo evidencia reflejando un desplome de JpC, a la que le augura una pérdida de entre 10 y 12 de los 34 diputados que obtuvo en las elecciones al Parlament del pasado 21 de diciembre, mientras que pronostica una victoria de ERC, que obtendría entre 36 y 38 escaños, es decir, de cuatro a seis más de los 32 que tiene ahora.
A la expectativa de sorpasso de los republicanos, que ya reflejó el anterior barómetro del CEO, el efectuado a finales de junio y principios de julio, se le podría oponer que también las encuestas pronosticaban que los de Junqueras se impondrían a JpC el 21-D, y sin embargo fue Puigdemont quien se llevó el gato al agua. Pero esta vez, más allá de la estimación de voto, la encuesta aporta unos cuentos datos más para apuntalar el nada halagüeño diagnóstico sobre el puigdemontismo.
El independentismo se mantiene; JpC, no
Lo preocupante, para el conjunto de lo que podríamos llamar el universo expandido de la antigua Convergència, es que no se trata de que desfallezca el soberanismo. El barómetro recoge que el apoyo a la independencia sigue instalado en torno al 47% —por concretar, en el 47,2%, es decir, medio punto más que en la encuesta anterior— y que el bloque independentista, que integran JpC, ERC y la CUP y que ahora cuenta con 70 escaños, seguiría siendo mayoritario en el Parlament, con entre 69 y 73 diputados.
Es decir, que no se trata de que la formación posconvergente caiga porque lo haga el separatismo, sino de que cada vez más independentistas prefieren el relativo realismo por el que apuesta Esquerra tras el colapso de la vía unilateral tanteada el año pasado que el maximalismo y la retórica inflamada pero sin correlato de hechos de que siguen haciendo gala en cada comparecencia JpC y el presidente de la Generalitat, Quim Torra.
Fuga de votos a ERC
Eso es lo que reflejan también los datos cruzados del recuerdo de voto y la intención de voto confesados por los encuestados, que revelan que la fidelidad de los votantes de JpC es la segunda más baja y solo supera a la del PP, que se queda en un exiguo 41,5%.
Así, si el 78,2 de los votantes de ERC dicen que volverían a votar a los de Junqueras, y el 75,3 de votantes de la CUP seguirían apoyando a los cuperos, el porcentaje de votantes de JpC que repetirían se queda en el 55,4%. Es más, el 19,7 de los que optaron por Puigdemont el 21-D, ahora votarían por Esquerra. Y la infidelidad va a más: en el barómetro de junio-julio, los fieles de Puigdemont eran el 66%.
La fuga de votos se reproduce si de lo que hablamos es de las elecciones al Congreso de los Diputados. En ese caso, la fidelidad de los votantes del Pdecat es del 60,8%, y los que se van a ERC llegan al 24,7%. Son cifras similares a las que arrojaba el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), presentado hace un mes y que situaba la fidelidad a los neoconvergentes en el 61,3% y la fuga a ERC en un 19,4%.
Torra y Puigdemont, puntuados a la baja
No ayuda tampoco ni al Pdecat ni al conjunto de JpC la parálisis en la que está instalado el gobierno de Torra, que en la última encuesta del CEO obtiene una calificación sensiblemente inferior a la del pasado verano: en esos dos barómetros, el porcentaje de valoraciones positivas de la gestión del ejecutivo catalán ha pasado del 51,6 al 44%, y el de las negativas, en cambio, ha subido del 43,2 al 51,9%.
De ahí también que la nota media que los encuestados otorgan a Torra haya caído más de medio punto en cuatro meses: del 4,89 de la anterior encuesta a un 4,34 ahora. Aunque aún más significada es la caída de la valoración de Puigdemont. En el caso del expresident, el CEO también preguntó por él en el primer barómetro de este 2018, el de abril —cuando Torra aún no era presidente de la Generalitat—. Entonces, sacó un 5,3; en la encuesta del pasado verano, un 5,01, y ahora, un 4,59.
Junqueras sigue siendo el mejor valorado de entre todos los líderes políticos catalanes
Junqueras también pierde fuelle, pero mucho menos: si en abril sacó un 6,18 y en junio-julio un 6,16, ahora se queda en un 5,97. En todo caso, el presidente de Esquera sigue siendo el mejor valorado de entre todos los líderes políticos catalanes.
Son demasiadas señales de humo como para ser ignoradas. De ahí los cada vez más desesperados intentos de Puigdemont y su entorno para buscar listas conjuntas con los republicanos. Y de ahí, también, los continuos portazos que han obtenido como respuesta tras cada intentona.