¿Montoro castiga a Catalunya sin balanzas fiscales?
Los partidos catalanes, las patronales y el Govern cargan contra el ministro por no calcular las balanzas fiscales, que seguirán vigentes, pero con datos pormenorizados del gasto público
Nueva tormenta política en Catalunya basada en prejuicios políticos, que no contribuyen a buscar soluciones al problema catalán. La falta de reflejos del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha brindado una ocasión al Govern de Artur Mas y a los partidos independentistas, como CiU y ERC, para hallar motivos victimistas.
El conseller de Presidència, Francesc Homs, aseguró este martes que Montoro ha tomado “represalias” contra Catalunya por asegurar que no publicará las balanzas fiscales. Y los partidos han llegado a acusar a Montoro de ser un nuevo Tomás de Torquemada, el inquisidor general de Castilla y Aragón en el siglo XV. Según el diputado de ERC, Pere Aragonés, la actitud de Montoro le recordó aquello de “la tierra es plana y lo que diga que es redonda, que son las balanzas fiscales, lo cambiamos e imponemos un nuevo método de cálculo”.
Foment pide transparencia
También el portavoz parlamentario del PSC, Maurici Lucena, reclamó a Montoro que publique las balanzas fiscales, y los representantes de ICV, Ciutadans y la CUP, con matices diferentes, también han pedido al ministro que no cambie ahora las reglas del juego, después de que el Gobierno se comprometiera a publicar las balanzas.
Hasta la patronal Foment, que lleva meses reclamando como solución al problema catalán que se mejore la financiación autonómica, redactó un comunicado en el que reclamó “la máxima transparencia sobre las balanzas fiscales”, asegurando que si el Gobierno ha decidido ofrecer un nuevo cálculo, no debe ocultar los métodos anteriores.
«Uso indebido»
Sólo el PP catalán apoyó a Montoro. Y lo cierto es que el ministro ha tratado, en todo momento, de camuflar el encargo a un grupo de expertos como si fuera la presentación de las balanzas fiscales. Montoro habla de “cuentas públicas regionalizadas”. Y, este mismo martes, añadía que las balanzas fiscales, tal y como se conocían eran “correctas”, pero se hacía un “uso indebido” que ha llevado al movimiento soberanista en Catalunya a apostar por la independencia.
Sin embargo, la paradoja es enorme y demuestra el estado en el que se encuentra la política catalana y española. Montoro no habla de balanzas, porque sabe que el propio concepto no es compartido por buena parte de los barones territoriales del PP. Y en Catalunya la sospecha sobre todo lo que haga el Gobierno es ya total, sin ver que el grupo de expertos calculará, de hecho, las balanzas fiscales de siempre, con más detalle, y con la idea de “despiezar” ingresos y gastos en los territorios.
Es decir, habrá balanzas fiscales, las de siempre, pero con más datos.
Déficit fiscal homologable
El encargado de hacerlo es un grupo formado por Ángel de la Fuente, investigador del CSIC, junto a Ramón Barberán, de la Universidad de Zaragoza, y Ezequiel Uriel, de la Universidad de Valencia. Los dos últimos publicaron ya en 2007 la serie histórica sobre las balanzas fiscales desde 1991 a 2005, en un trabajo que financió la Fundación BBVA.
¿Cuál es el problema? Que estos investigadores realizan sus cálculos con la metodología de carga-beneficio, y no con la del flujo monetario. Catalunya presenta un déficit fiscal con los dos métodos, pero mucho más abultado con el segundo. Del nuevo cálculo que ha encargado el Gobierno, Catalunya tendrá déficit fiscal, pero será una situación global “homologable” a la de otros países, según Ángel de la Fuente
El Ministerio de Defensa es de todos
De la Fuente y los otros dos expertos defienden con convicción que hay un consenso académico sobre la utilización del método carga-beneficio, salvo en Catalunya, porque todo el movimiento independentista se aferra a los 16.000 millones de déficit fiscal que arroja el otro método.
En el de carga-beneficio se considera que el gasto en determinados servicios o instituciones, como el Ministerio de Defensa o todo lo relacionado con el Ministerio de Exteriores, se debe computar al conjunto de los españoles, y no en función de dónde tienen su sede, porque se benefician todos los ciudadanos al margen de donde residan.
En el otro enfoque, el del flujo monetario, sí se tiene en cuenta el efecto sede, con la idea de que los funcionarios gastan en un determinado territorio, que se acaba beneficiando de esas inversiones.