La purga de Torra al Pdecat amenaza la mayoría del Govern
El partido expulsado del Govern valora la posibilidad de poner fin a la tregua tácita en el Parlament de su guerra con Puigdemont
La expulsión del Pdecat del Govern de Quim Torra puede tener consecuencias peligrosas para la mayoría independentista del Parlament que sostiene el ejecutivo catalán, especialmente en torno al enigmático calendario electoral del president. El partido dirigido por David Bonvehí aún no ha anunciado qué decisión tomará en este sentido, pero la sorprendente noticia ya le ha hecho reconsiderar la tregua tácita en la Cámara catalana de su guerra contra Junts per Catalunya.
La apropiación de Carles Puigdemont de la marca JxCat, así como la subsiguiente fuga de afiliados y dirigentes del Pdecat al espacio controlado por el expresident de la Generalitat, desde luego abrieron un cisma en el espacio posconvergente. No obstante, fuentes del Pdecat consultadas esta semana por Economía Digital dan por entendido que el conflicto tendrá secuelas en el Congreso de los Diputados, pero hasta dejaban por fuera el Parlament.
Mientras en Madrid el Pdecat ve en el divorcio con JxCat una oportunidad para presentarse como la versión catalana del PNV —soberanista pero siempre dispuesto a llegar a acuerdos con el partido del Gobierno—, en Cataluña actuaba bajo el entendido de que, como formaba parte del Govern de Torra, mantendría su asociación parlamentaria con JxCat, que, junto a Esquerra Republicana, da cobertura al ejecutivo de la Generalitat.
No obstante, la salida —ni pactada con, ni anunciada al Pdecat— de la hasta ayer consellera de Empresa, Àngels Chacón, tiene visos de desmantelar esa mayoría. Chacón era la única dirigente del Govern con carné del Pdecat después de que los demás cargos del partido se mudaron a JxCat. Para el portavoz del partido, Marc Solsana, esta es «una operación para intentar desaparecer al Pdecat de las instituciones del país», y avisan que están dispuestos a comprobar que es un grave «error» de Torra.
Sin embargo, Solsana no ha querido apresurarse al anunciar las decisiones que tomará el Pdecat en este sentido. Se ha limitado este jueves a informar de que Bonvehí ha llamado a todos los diputados que quedan de la formación —cuatro en el Congreso y cuatro en el Parlament— para valorar la situación y definir la estrategia de cara al nuevo curso político. La estrategia en Madrid ya estaba casi decidida, pero la del Parlament necesita una solución.
Los únicos diputados del Pdecat que quedan en el Parlament son el citado Solona, Narcís Clara, Lluís Font y Montserrat Macià.
Bloqueo en el Parlament
Torra llegó a la presidencia de la Generalitat en mayo de 2018 con 66 votos a favor (34 de JxCat y 32 de ERC) y la abstención de los cuatro diputados de la CUP. Si a los 66 votos que se ha garantizado el Govern en todas las votaciones hasta ahora se restan los cuatro del Pdecat, su mayoría desaparece y tendría que convencer a alguno de los grupos que controlan los demás 69 escaños de apoyarle, lo que se antoja difícil, pues aún contando con el auxilio de la CUP tendría que negociar algunas abstenciones.
Esta aritmética parlamentaria es especialmente importante de cara al precipicio al que Torra está conduciendo la legislatura. En dos semanas, el president acudirá al Tribunal Supremo para la vista definitiva sobre su inhabilitación. Se prevé que el alto tribunal confirmará su condena y que, si eso sucede antes de que Torra convoque elecciones, perderá automáticamente la presidencia de la Generalitat. Esto activaría el proceso automático en el Parlament para elegir un nuevo president o, en su defecto, ir a las urnas.
Torra aseguró esta semana que no entendería que alguna formación independentista presentase en el Parlament una candidatura para sustituirle, implicando que su preferencia —en caso de que no sorprenda con la convocatoria electoral antes de que le inhabilite el Supremo— es agotar el proceso automático, que implicaría elecciones a principios de 2021 por los plazos que se han de cumplir. Pero también cabe la posibilidad de que JxCat presente un nuevo candidato para ser investido tras la inhabilitación.
El presidente de la Cámara, Roger Torrent, tendrá diez días tras la inhabilitación en firme para proponer un candidato a la presidencia. Este candidato igualmente necesitaría contar con el respaldo de la mayoría del Parlament. Si el Pdecat finalmente se desmarca de la disciplina de voto de JxCat, sería necesario otro socio al margen de la CUP, pues los cuatro parlamentarios anticapitalistas no son suficientes para llenar el hueco de los posconvergentes ni aunque voten «sí».
Así las cosas, si tras dos votaciones no se consigue una mayoría simple, se activará un periodo de dos meses para encontrar un candidato. Si en ese plazo no se inviste un nuevo president, se convocan elecciones, que según la ley electoral deberán celebrarse 54 días después del anuncio de los comicios. Es decir, habría urnas a inicios de 2021. Pero antes de que pase todo esto cabe la posibilidad de que la oposición proponga un candidato, o incluso que lo haga el propio Pdecat, aunque es improbable.
Lo cierto es que, aunque Torra haya despachado ya al Pdecat del Govern, si su calendario electoral —todavía desconocido incluso por los demás miembros del ejecutivo— pasa por el Parlament, una de las aristas que deberá valorar ahora es el alto riesgo de que los posconvergentes quieran cobrarse la venganza tumbando su estrategia.