La Generalitat y el PSC finiquitan su simulacro de negociación
Los socialistas descartan cualquier acuerdo presupuestario tras una breve reunión a la que el Govern volvió a acudir sin borrador alguno de las cuentas
Apenas tres cuartos de hora bastaron este martes para dar por finiquitado el simulacro de conversaciones presupuestarias entre el gobierno de la Generalitat y el PSC, cuya portavoz parlamentaria, Eva Granados, fue meridianamente clara al final de la reunión: «No hay negociación posible. No tiene sentido».
Al fin y al cabo, solo se trataba de una escenificación para que no se diga que el Govern solo negocia con Catalunya en Comú, ahora mismo su primera y prácticamente única apuesta para intentar aprobar las cuentas. Así, como un mero trámite de cara a la galería, se tomó el ejecutivo de Quim Torra la reunión con los socialistas.
A diferencia del jueves pasado, cuando se reunió con Catalunya en Comú Podem (CECP), el ejecutivo catalán esta vez ni siquiera convocó a la prensa, ni compareció al final del encuentro, con el argumento de que se trataba solo de una reunión informativa, según el departamento de prensa de la Vicepresidencia y el departamento de Economía.
Aragonès, sin papeles sobre la mesa
En la reunión participaron, por parte del Govern, el vicepresidente, Pere Aragonès; el secretario general de Vicepresidencia, Economía y Hacienda, Albert Castellanos; y la secretaria de Presidència, Meritxell Massó, y, por parte del PSC, Granados, y su responsable de Economía en el Parlament, Alícia Romero.
Como ya hizo la semana pasada en su cita con los comunes, Aragonès se presentó a la cita sin poner sobre la mesa un primer borrador presupuestario, pendiente aún, según la versión oficial, de algunos «flecos», fruto de las desaveniencias entre Junts per Catalunya y ERC para cuadrar las cuentas departamento a departamento.
Los PGE, «condición necesaria»
El planteamiento del PSC es conocido: la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) es una «condición necesaria, aunque no suficiente», en palabras de Granados, para entrar a negociar las cuentas de la Generalitat, porque supondrían, según las cuentas del Gobierno, una inyección de 2.200 millones en Cataluña, pero el vicepresident les reiteró, explicó la portavoz, que el aval de los socios del Govern a las cuentas de Pedro Sánchez está descartado, como había hecho horas antes del encuentro la portavoz del ejecutivo catalán, Elsa Artadi.
«Nos han dicho que no habrá una propuesta de reforma fiscal por parte del gobierno», explicó Granados, que concluye que eso también es fruto de las discrepancias entre JpC y ERC sobre eventuales retoques de impuestos; y Romero añadió que tampoco se puso sobre la mesa «ninguna propuesta de gasto».
Planes para una segunda cita con los comunes
Cuando, la semana pasada, Aragonès, también escoltado por Castellanos y Masó, se reunió con la presidenta del grupo de CECP, Jéssica Albiach, y el responsable de su área de economía, David Cid, y pese a que el ejecutivo catalán si ve a los comunes como unos potenciales socios a la hora de aprobar las cuentas, unos y otros dieron visiones antitéticas de la reunión.
Aragonès se esforzó en vender optimismo, celebrar como una buena noticia la mera “predisposición al diálogo” de los comunes y alegar que, de entrada, ya tenían puntos en común en nueve de los diez ámbitos en los que de Ada Colau habían estructurado sus exigencias. Albiach, en cambio, se mostró mucho más escéptica, se quejó no haber podido ver ningún papel y constató que las diferencias con el ejecutivo de Torra no son solo económicas, sino también “de modelo”.
El govern prevé ahora mantener una segunda reunión con los comunes la semana que viene, y citarse igualmente, según explican fuentes del departamento de Economía, con el resto de grupos parlamentarios, es decir, con Cs, PP y la CUP, aunque, si es que se celebran, esos encuentros, también meras formalidades, puede que sean aún más breves que el mantenido con el PSC.