ERC da otro paso para alejarse de Puigdemont: renuncia a la vía unilateral
La ponencia política que ERC someterá a votación en verano renuncia a la vía unilateral y el cortoplacismo y aboga por ampliar la base soberanista
La reciente apuesta por el realismo de ERC empieza a concretarse negro sobre blanco. La ponencia política que traza las líneas maestras de la estrategia para los próximos años, y que el partido someterá a votación en su conferencia nacional, renuncia explícitamente a la vía unilateral hacia la independencia, admite que el soberanismo aún no tiene suficiente peso entre la población catalana y, en consecuencia, aboga por ampliar la base social como principal línea estratégica.
Esquerra no renuncia a “la República Catalana”, pero pasa a considerarla un objetivo a largo plazo. El cambio de parecer in extremis de Carles Puigdemont que le llevó a renunciar a una convocatoria electoral el 26 de octubre, la estéril declaración de independencia del Parlament del día siguiente, la aplicación del artículo 155 y el encarcelamiento y la huída de los dirigentes soberanistas supusieron un fin de trayecto. A partir de ahora, se han acabado las cuentas atrás, los calendarios apretados y veteados de días históricos y las promesas de independencia en cuestión de meses que caracterizaron la acción de Puigdemont.
Rearme estratégico
Con su presidente, Oriol Junqueras, en prisión y su secretaria general, Marta Rovira, en Suiza, ERC trata de sacar la cabeza. Acaba de designar a Sergi Sabrià nuevo jefe de filas parlamentario en sustitución de Rovira y a Marta Vilalta portavoz del partido, y confía en completar su rearme político en el cónclave que tiene previsto celebrar los días 30 de junio y 1 de julo en La Farga de l’Hospitalet.
En el borrador de la ponencia que se debatirá allí, se pone en valor “el éxito extraordinario” que supone el crecimiento del soberanismo en los últimos años, pero también se reconoce que “el resultado final del Octubre catalán” no se ha traducido “en el nacimiento de la república”, y se plantea “una seria reflexión” al respecto.
La ponencia aboga por no confundir la mayoría social con la mayoría parlamentaria
El texto, eso sí, limita la autocrítica a la mínima e inevitable. Así, la expresión “las herramientas de poder necesarias para donar forma al proyecto republicano aún no están al alcance”, que no pasa de una generación que puede abarcar muchos otros aspectos, es la referencia más explícita que se puede encontrar a aquellas estructuras de estado que se suponía que el gobierno catalán estaba construyendo pero que a la hora de la verdad resultó que no existían.
En todo caso, se admite que “el independentismo no es suficientemente poderoso, aún, como para convertir Cataluña en una república independiente”, y se aboga por no confundir la mayoría social con la mayoría parlamentaria. El soberanismo tiene 70 de 135 escaños en el Parlament, pero la ponencia advierte que “obtener la mayoría social de un país significa algo más que disponer de una simple mayoría en una cámara parlamentaria”, y que “solo la mitad de la población catalana, aproximadamente”, da apoyo a la independencia.
Buscar complicidades
Se trata de un porcentaje “insuficiente cuando de lo que se trata es de que la República nazca por medios estrictamente cívicos, pacíficos y democráticos”. Y más cuando no se cuenta con el apoyo de “una parte probablemente mayoritaria de la clase trabajadora, indispensable en un proceso de liberación nacional”, se dice. El baño de realidad lo completa ERC recordando que el independentismo tampoco cuenta con el apoyo de “una parte importante de los medios de comunicación presentes en Cataluña” ni de “los grandes poderes económicos más vinculados al BOE”.
Por eso, la principal apuesta es la de seguir ganando apoyos, recuperando “complicidades” con sectores políticos y sociales favorables al derecho a decidir pero que se han desentendido de la unilateralidad. Es decir, de los comunes, sin ir más lejos. Se trata primero, de ampliar la base social, aprovechando la mayoría parlamentaria y la acción de gobierno y municipalista, y después, “conseguir que el gobierno de Madrid dialogue de una vez” para buscar “una salida a la escocesa”, es decir, con un referéndum vinculante.
ERC consolida su distanciamiento del maximalismo en el que, al menos de puertas para afuera, se empeña en insistir JpC
La oficialización por escrito del giro realista de ERC, y de su voluntad de acercamiento a los comunes, consolida su distanciamiento del maximalismo en el que, al menos de puertas para afuera, se empeña en insistir Junts per Catalunya (JpC), que este mismo viernes, en el Parlament, defendía por boca del diputado Albert Batet que “la democracia siempre gana, la república avanza y la represión perderá».
“Con voluntad, incluso con voluntad pautada y bien organizada”, no es suficiente, dice como si le replicara la ponencia republicana.