El Gobierno pondrá fin al diésel y la gasolina en 2040

El Ejecutivo de Pedro Sánchez prepara una ley por la que prohibirá la matriculación y venta de vehículos diésel y gasolina en 2040

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El Gobierno tiene previsto prohibir la matriculación y venta de vehículos diésel y gasolina en 2040. Se trata de la nueva medida provista por la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, para luchar contra el cambio climático. Así, no aceptará cualquier «turismo o vehículo comercial ligero que emita dióxido de carbono (CO2).

Así vendrá recogido en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que está elaborando el Ejecutivo de Pedro Sánchez y que tiene que presentar a Bruselas antes de que termine el año. La medida también afectará a los coches híbridos y a los que funcionan con gas natural, según recoge el borrador. 

Además de limitar la venta y la matriculación, el Gobierno tiene la intención de que 10 años más tarde, en 2050, estos vehículos tampoco puedan circular. Con esto, en las ciudades y carreteras españolas, solo podrá haber coches eléctricos o propulsados por energías 100% limpias.

La nueva normativa pretende asegurar el cumplimiento del acuerdo de París y las directrices de la UE

Desde el Ministerio trasladan que se trata de un documento holístico que aborda las redes energéticas, la eficiencia, la edificación, el transporte y la fiscalidad y que prevé que, al menos el 20% de los presupuestos, deberá tener un impacto positivo en la lucha contra el cambio climático.

La nueva normativa pretende asegurar el cumplimiento por parte de España del acuerdo de París contra el cambio climático fijándose objetivos de «ambición máxima» en el marco de las directrices de la Unión Europea.

Reducir las emisiones un 20% en 2030

El ejecutivo ha manado estas propuestas en un documento dirigido a los grupos partamentarios del Congreso, otras administraciones públicas y representantes de sectores implicados con el fin de que el Consejo de Ministros apruebe la norma de la manera más consensuada posible. 

La norma incluye como objetivos nacionales para 2030 reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 20% con respecto a 1990, que actualmente están un 17% por encima.

También refleja que un 35% del consumo de energía final proceda de fuentes renovables y que el sistema eléctrico tenga al menos un 70% de generación a partir de estas energías. Además sitúa el objetivo de la eficiencia energética en al menos un 35%.      

En 2050 los objetivos son más ambiciosos. Ahí las emisiones deberán reducirse en al menos un 90% en relación a 1990 y el sistema eléctrico se basará exclusivamente en fuentes de generación de origen renovable. Así, a mediados de este siglo la electricidad será 100% renovable.

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