El gobierno de Torra se descose: «Esto es peor que el tripartito»
Junts per Catalunya y ERC cierran en falso una crisis que ha asomado al gobierno independentista al precipicio de las elecciones
La coalición de Junts per Catalunya (JpC) y ERC no funciona. Tanta es la desconfianza entre los socios independentistas que ninguna de las partes se atreve a pronosticar cuánto durará su reciente armisticio. La crisis vivida este jueves asomó al gobierno de Quim Torra a un final precipitado, a unas nuevas elecciones. «Lo que hemos visto ha sido peor que el tripartito», admiten fuentes soberanistas, hartas de disimular las deslealtades entre aliados.
El gobierno de Torra se tambalea, pero hay una fuerza que acaba sosteniendo a la coalición de puntillas en el precipicio: «Nadie quiere en realidad unas elecciones, nadie. Otra cosa es amenazar con romper, es muy distinto». El diagnóstico de fuentes independentistas resume a la perfección el forcejeo que mantienen unos y otros.
Las acusaciones son múltiples, pero buena parte de ellas se centran en la influencia que mantiene Carles Puigdemont sobre el grupo de Junts per Catalunya y sobre Torra. «El problema es que la improvisación de JpC es constante”, protestan desde ERC, que estos días ha visto cómo el president Quim Torra anunciaba un ultimátum a Pedro Sánchez en unos términos que no se habían pactado.
Problemas con nombres propios
Otras fuentes identifican dos “problemas principales» en la relación entre socios. Uno, con nombre y apellidos, es Josep Costa, vicepresidente primero del Parlament y uno de los más miembros de JpC más vehementes y más cercanos a Puigdemont. El otro, según las mismas fuentes, es “la obsesión que tienen” con hacer caer al presidente del Parlament, Roger Torrent, desde que en enero bloqueó los intentos de JpC de investir a distancia a Puigdemont.
Todos los problemas, sin embargo, se acaban barriendo bajo la alfombra para evitar las elecciones. “El año pasado se trataba de recuperar las instituciones, pero ahora ya no es el caso”, argumentan algunos estrategas, que advierten que tras unos comicios, seguirían dependiendo unos de otros. “No ganaríamos nada”, reconocen ambas partes.
El encogimiento de hombros es habitual. ¿La legislatura está acabada?”, preguntaron en los pasillos del Parlament a un estrecho colaborador de Torra. “¿Tú qué crees?”, respondió. Fuentes de JpC admiten que lo que ha pasado este jueves “muy probablemente volverá a pasar”, pero insisten en excusar las tensiones debido al escenario de “excepcionalidad” que vive Cataluña. Es el mantra al que viven abonados los dirigentes de Junts per Catalunya.
El pobre argumento no puede disimular la fragilidad de una coalición que intenta seguir su paseo por el desfiladero.