El Gobierno cifra el terror de las residencias en la primera ola: 20.268 muertes en tres meses
La cifra oficial de fallecidos por coronavirus en España en residencias de la tercera edad es de 20.268 personas de marzo a junio
Las residencias vivieron una pesadilla en la primera ola de coronavirus en España. Este terror ha sido contabilizado y por fin tiene una cifra oficial: 20.268 personas murieron por covid entre principios de marzo y el 23 de junio. De todas ellas, a 10.364 se les hizo la prueba y 9.904 fallecieron con síntomas compatibles con la enfermedad.
Estos son los datos del borrador del informe de un grupo de trabajo sobre geriátricos, adelantados por El País este viernes. El documento, elaborado por la Secretaría de Estado de Derechos Sociales con datos de las comunidades, analiza 30 factores que influyeron en que los centros de la tercera edad fueran los más golpeados por el virus. Este informe todavía está pendiente de las aportaciones de algunas comunidades y agentes sociales, a quienes se le ha enviado para discutirlo de cara a la semana que viene.
Por una parte, en algunos casos se justifica el poco margen de actuación, pero por otro se alude al tamaño de los centros, a la falta de personal y a la “errónea percepción, señala el citado diario, de que las residencias podían afrontar solas la pandemia. Cuando se cerraron las residencias al inicio del estado de alarma, el 14 de marzo, en España ya existían al menos 46.645 casos, es decir, el virus ya estaba dentro. Además, poco pudieron hacer para cumplir con el distanciamiento social y con el hecho de que las personas mayores son más vulnerables ante el virus.
Lagunas en los primeros meses
El documento apunta que lo que ocurrió durante los primeros meses desde el estallido de la pandemia posee ciertas “lagunas” por la falta de datos “homogéneos” entre territorios. No obstante, las cifras permiten hacer una estimación de los fallecidos: el 6% de los mayores que vivían en residencias murieron, de un total de más de 330.000 plazas ocupadas según estimaciones del CSIS.
El documento constata la “extrema vulnerabilidad” de las residencias y apunta que, aunque en esta segunda ola hay menos casos, deben estar preparadas para “eventuales escenarios de empeoramiento”. También se apunta a la infraestructura de los centros, que “facilitó la difusión de la enfermedad” por el uso compartido de espacios.
Los empleados de las residencias estaban sometidos a altos niveles de estrés
Las largas jornadas de los empleados de la residencia es también uno de los motivos que aumenta el riesgo de contagio. El informe indica que «se puso en riesgo la continuidad de los cuidados por el gran número de bajas” y se produjeron “inevitables contrataciones” de empleados “sin experiencia” o formación adecuada.
En este sentido, el documento insta a que se facilite apoyo psicológico a los trabajadores de los geriáticos para que puedan afrontar el «altísimo estrés que sufren». La mayor parte de los brotes proviene de los propios empleados, por lo que se les pide que sean especialmente cuidados una vez que salen fuera del centro.