Los bares echan cuentas: no es rentable abrir antes de junio
Rectificación del Gobierno: sube el aforo de las terrazas al 50% porque con el 30% se generarían pérdidas medias en los bares de más de 5.000 euros al mes
La mayoría de los bares y restaurantes esperarán hasta la tercera fase de la desescalada, prevista en junio, para volver a la actividad. Descartan hacerlo en la primera fase, a partir del 11 de mayo, pese a que el Gobierno ha ampliado el aforo previsto de las terrazas exteriores del 30% hasta el 50%. Y la mayoría tampoco ve claro abrir en la segunda fase, desde el 25 de mayo, cuando también podrían utilizar el 30% de las mesas interiores. No les sale a cuenta. Abrir con estas limitaciones les acarrearía cuantiosas pérdidas, según aseguran dirigentes patronales del sector de la hostelería de toda España.
Antonio María de Ceballos, presidente de la patronal de hostelería de Cádiz, indica que es difícil hacer un cálculo, incluso lanzar un pronóstico, pero que tiene la “sensación” de que solo abrirá una minoría la próxima semana. Recalca que “el cuerpo nos pide no abrir” para exteriorizar la oposición a los planes del Gobierno.
Cheché Real, presidente de los hosteleros de Lugo, apunta que la mayoría de los establecimientos seguirán cerrados el próximo lunes porque no pueden “abrir a pérdidas”. Insiste en que las limitaciones anunciadas por el Gobierno les impiden cubrir gastos. Además, lamenta que todavía no se les haya confirmado la continuidad de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Este empresario apuesta abiertamente por esperar hasta la tercera fase.
Francisco Martínez-Bergés, presidente de la Asociación de Hostelería Riojana, indicó que le próximo lunes “no abrirá ni un 5%” de los establecimientos, aunque lanzó este pronóstico antes de que el Gobierno anunciara a última hora del sábado que ampliaría el aforo de las terrazas del 30% hasta el 50%. Indica que es más factible que abran los negocios familiares, pero difícilmente lo podrán hacer aquellos que tengan que pagar nóminas de empleados porque no se podrán cubrir con lo que se saque de unas cuantas mesas de la terraza.
En el caso concreto de los restaurantes, el gaditano De Ceballos apunta que es “inviable” hacer cuadrar los números con parte de la terraza: la mayoría tiene pocas mesas y, para atenderlas, se necesitan como mínimo cuatro empleados: uno en la cocina, otro en la limpieza y dos camareros. Y se pregunta “¿cómo será la carta?” en estas circunstancias. Evidentemente, más que reducida.
De Ceballos indica que pueden abrir bares atendidos por matrimonios o por autónomos porque, después de tantas semanas de confinamiento, están “hasta la coronilla de permanecer en casa”.
Algunos establecimientos tienen claro que trabajarán. Por ejemplo, en Cádiz abrirán esta semana una quincena de bares especializados en caracoles. Es una tradición y mayo es su gran mes. No los servirán en la terraza, sino a domicilio. De Ceballos asegura que estos pocos bares venderán todos los caracoles pero recalca el “contrasentido” de la normativa: se puede llevar comida a calles de distancia pero no a dos metros de la puerta del bar.
El Gobierno pretendía que los bares abrieran con el 30% de la terraza, o sea, solo con el 5% del negocio
El riojano Martínez-Bergés tiene las cuentas muy claras: el 30% del aforo de una terraza solo supone el 5% del negocio. “Me están diciendo que con el 5% pague a la señora de la limpieza, la cocinera, un camarero dentro que suministre al que estará a la calle, a como mínimo cuatro personas. Esto es más de 7.000 eros al mes en sueldos. Si sumamos luz, impuestos y todo lo demás, un negocio normalito puede perder entre 5.000 y 8.000 euros mensuales en una ciudad pequeña como Logroño”. Insiste, “es totalmente inviable” abrir durante la primera fase.
Después de las presiones de los hosteleros, que exhibieron estos números, el Gobierno rectificó, pero mínimamente. Los números siguen sin cuadrar.
La segunda fase, cuando también se permitirá abrir el 30% de las mesas del interior, “tampoco te da garantía de nada”. Martínez-Bergés señala que su cafetería, situada en el principal eje comercial de Logroño, solo tiene diez mesas interiores. “¿Qué hago si solo puedo utilizar tres?”, se pregunta, ya que la normativa no le permitiría ocupar más.
Señala que muchas zonas de Logroño, como las de las populares calles Laurel y San Juan, repletas de bares de tapeo, deberán esperar forzosamente a la tercera fase.
Martínez-Bergés se reunió el viernes con el alcalde de Logroño, el socialista Pablo Hermoso de Mendoza, para conseguir que se autorice la ampliación de la zona de terrazas con el objetivo de tener más mesas abiertas. Una docena de establecimientos de la ciudad que cuentan con unas 40 mesas podrían beneficiarse, aunque sea ganando espacio a costa de la zona de estacionamiento de vehículos.
Este empresario asegura que la mayoría de los ayuntamientos españoles están dispuestos a ayudar a la hostelería, a “flexibilizar” las normativas municipales para que unos cuantos establecimientos puedan sobrevivir mientras la mayoría siguen cerrados. Los dirigentes patronales consultados subrayan la colaboración que han encontrado en los alcaldes, pero hay excepciones.
Trabajar con menos de cinco mesas en Barcelona
El Gremio de Restauradores de Barcelona que dirige Roger Pallarols pidió al Ayuntamiento de Ada Colau que autorice la ampliación de las terrazas en la vía pública para facilitar la apertura de algunos establecimientos, pero, por el momento, no les han hecho caso.
El 72% de las terrazas de Barcelona (4.096 licencias) tienen menos de 16 sillas. Por lo tanto, limitar su aforo al 30% supone que la gran mayoría solo podría servir a 4,8 clientes. Así es imposible mantener un negocio.
El gremio barcelonés lideró la semana pasada un posicionamiento público del sector, que contó con la firma de cerca de 500 grandes establecimientos de toda España, en el que exigen al Gobierno que tome dos medidas de forma inmediata: intervenir el mercado del alquiler y confirmar que los ERTE de la hostelería se mantendrán después del estado de alarma.
En una entrevista a Economía Digital, Pallarols conminó al Gobierno a exigir a los grupos inmobiliarios a condonar los alquileres a los restauradores durante el estado de alarma y a reducir las cuotas porque el sector tardará dos años en recuperarse. El Gremio de Restauradores considera “inmoral” que el Gobierno no fuerce a los propietarios inmobiliarios a socializar las pérdidas provocadas por la crisis del coronavirus.
Dar confianza a los clientes
El lucense Cheché Real apremia al Gobierno a confirmar mediante real decreto como quedarán los ERTE y otras medidas para el sector para saber a que atenerse. “¿Lo van a decidir el día anterior?”, pregunta. Insiste en que los empleados no pueden incorporarse de golpe y que deben hacerlo “paulatinamente”, a medida que se recupere el sector.
Real insiste en que es “preferible esperar un mes para abrir que hacerlo ahora con estas condiciones. Fue de los primeros en plantearlo. Y esgrime otro motivo de peso: deben “dar confianza” a los clientes, esperar a que “pierdan el miedo”. Para ello, “los hosteleros deben estar preparados y en estos momentos no lo estamos”.
El Gobierno no ha redactado ningún documento sobre la higiene que deben cumplir los bares y restaurantes en tiempos del coronavirus. La única guía de medidas sanitarias es la que difundió la semana pasada la Confederación Empresarial de Hostería de España, la gran patronal española del sector que preside José Luis Yzuel.
Sobre las medidas de seguridad, Real recuerda que los bares y restaurantes no disponen de suficientes equipos de protección individual. “De dónde sacamos las mascarillas?, “¿Nos vamos a poner la misma dos semanas?. No podemos abrir en estas condiciones”, recalca el presidente de los hosteleros de Lugo.