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Semana canicular intrépida en lo político. Las derechas españolas se han puesto de acuerdo para atar la presidencia de la Comunidad de Madrid mientras en las izquierdas siguen a limpio mamporro dialectal dada la frustración que les genera no haber formado aún un gobierno para el conjunto de España.
Y es que los gurús de Iván Redondo –él y los suyos— señalan, con razón, que ahora todo el mundo ve con nitidez que hay partidos (PP, Ciudadanos y Vox) que son capaces de pactar para cobrarse la mayor pieza a la que las circunstancias electorales les dejan aspirar (en este caso, la Comunidad de Madrid), mientras PSOE y Podemos-IU parecen estar dispuestos a dejar escapar las suyas. Léase, esencialmente, la Moncloa –su premio principal tras los comicios—.
Los motivos por los que el socialismo y el comunismo siempre se llevan mal son dignos de tesis doctoral. Pero es complicado que los comunistas pacten con alguien de una manera fiable mientras no abandonen viejas tradiciones. León Trotski ya demostró con los hechos que el mayor enemigo de un comunista es otro comunista.
Fieles a las tradiciones, los anticapitalistas de Andalucía, cuya jefa es Teresa Rodríguez, se disponen a romper con Pablo Iglesias. Evolucionan. Hace seis o siete décadas habrían terminado en un baño de sangre. En este río revuelto, sólo de agua, se dispone Pedro Sánchez a lanzar su último cebo: quiere resetear las negociaciones “de programa” con lo que quede de Podemos.
De vuelta al ámbito de la derecha, los movimientos del péndulo van en dirección contraria. Pablo Casado ha puesto en marcha un proyecto de refundación y unificación del centroderecha español. Llama a siete formaciones a converger bajo el paraguas de España Suma. Haber investido a Isabel Díaz Ayuso le da credibilidad en su proyecto. Los populares han sido capaces de equilibrar a Vox y Ciudadanos.
Y redobla la apuesta. Se ofrece como candidato a la investidura. Los votos en el Congreso de PP, Ciudadanos y Vox suman más síes que los logrados por Sánchez hace unas semanas. Para que la sesión fuera fructífera, el PSOE debería abstenerse. La historia se gira en contra del argumentario socialista: de la exigencia al PP de abstenerse para “desbloquear” España pasamos al “¿y por qué el PSOE no se abstiene para “desbloquear España?”».
La última palabra la tendrá el rey a principios de septiembre. Cabe insistir en que Sánchez, hoy por hoy, no es candidato a nada.
Semana inesperada, por tanto, en lo político. Casado logra con sutileza darle la vuelta a muchas tortillas. Incluida la de Albert Rivera y sus aspiraciones a liderar la derecha. De momento el ex, quién sabe, de Malú contesta que ni hablar de España Suma. Lo que no sabemos aún es quién hablará por Ciudadanos ni de qué hablará Ciudadanos en unos meses.
La plaza de esta semana cuenta con el filósofo Miquel Porta Perales y el periodista de Economía Digital especializado en política Iván Vila.
¡Que la disfruten!