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El escenario postelectoral abre múltiples frentes de batalla para los partidos, que tantean sus posibilidades para asumir gobiernos. La Plaza, el podcast de Economía Digital que analiza la actualidad política y económica, examina la mesa de juego nacional, autonómica y municipal. El panel de expertos que esta semana reúne Juan García lo componen los periodistas Xavier Bru de Sala y Xavier Alegret.
Después de un triunfo generalizado en España durante las elecciones del 26-M, el PSOE está convencido de que podrá investir a Pedro Sánchez cómodamente. El último informe de el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), le ha allanado el camino hacia un pacto con Unidas Podemos, que parece más factible una vez despejada la amenaza de tener que pactar con los independentistas, ya que la mayoría de la Cámara ha pasado a ser de 174 escaños.
Pero el líder socialista no descarta tender también la mano a Ciudadanos, una opción que le saldría más cara que Pablo Iglesias, quien está reduciendo por momentos sus exigencias, para mantenerse como socio preferente de Sánchez. Pese a las preferencias del CIS, un acuerdo con los naranjas sigue siendo el favorito de los empresarios y de Juan García, que remarca la necesidad de estabilidad.
A quién le costará pactar con el PSOE es a Albert Rivera, ya que contradeciría todas las promesas que ha hecho a sus votantes durante la campaña. «No me imagino a Ciudadanos pactando con Sánchez y luego con el PP y Vox en Madrid», señala Bru de Sala, a cuyo parecer los naranjas tienen la llave del gobierno, pero han cometido un gran error alejándose del centro y convirtiéndose en un «depósito provisional de votos del PP».
Al parecer de Alegret, a los de Rivera ya no les vale el argumento de «querer renovar», que emplearon en Andalucía, en la alcaldía y la Comunidad de Madrid. Si pactan con Vox, deberán «quitarse la máscara de liberal», aunque, si se dejan a un lado las peticiones más extravagantes y «cavernícolas» de la formación de Santiago Abascal, es posible que encuentren puntos en común.
Elija el socio que elija, la formación liberal ha perdido el perfil propio, y deberá explicar a sus votantes para qué sirve su voto.
Barcelona, entre el independentismo y la izquierda
Mientrastanto, en Barcelona, las influencias nacionales impiden un pacto entre los dos candidatos principales, Ernest Maragall (ERC) y Ada Colau (Barcelona En Comú). Si la alcaldesa en funciones quiere gobernar, deberá negarse a pactar con los republicanos y aceptar los tres escaños que le ofrece gratuitamente el candidato de Ciudadanos, Manuel Valls.
García expone su disconformidad por cualquiera de las dos principales candidaturas, que asegura, «tienen grandes posibilidades de paralizar la ciudad». «Es curioso que el establishment de Barcelona, que ha estado haciendo la zancadilla a Colau, tenga más miedo ahora de Maragall», apuntaba Alegret.
Según Bru de Sala, todo depende de Colau, pero cualquiera de los posibles pactos entre partidos tiene las cartas suficientes para culminar en una oleada de agror y rencores. Con la escueta victoria de Maragall, el independentismo ha invadido el panorama barcelonés, en el que la sociedad civil deberá actuar para devolverla al municipalismo, asegura García.
Unas elecciones autonómicas podrían ser la solución para apaciguar este fuerte corriente soberanista, que ha revivido tras la elección de Puigdemont en los comicios europeos, pero, tal y como afirma Alegret, eso queda en manos de ERC, que sigue midiendo hasta qué punto puede forzar la situación y poner a prueba a sus socios de gobierno.