Feijóo debe aprobar los Presupuestos de Sánchez de 2025 con un pacto de elecciones anticipadas
Si de verdad el presidente del Gobierno quiere demostrar que pone la reconstrucción de Valencia por encima de la política, debe garantizar con elecciones que no es una maniobra para su legislatura
Aprobar los Presupuestos de 2025 en enero y convocatoria anticipada de elecciones generales en marzo de ese año. Esta es el compromiso firmado que Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, debería obtener del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para aceptar su propuesta de convalidar unas cuentas públicas que desarrollen en toda su capacidad un plan de reconstrucción para las provincias valencianas, andaluzas y castellanomanchegas afectadas por las inundaciones de la DANA de hace una semana.
Los Presupuestos Generales del Estado son el termómetro de la supervivencia del Gobierno de Pedro Sánchez en la legislatura. La endeble mayoría parlamentaria que lo sustenta ha hecho inviable en los dos últimos ejercicios su aprobación en el Congreso de los Diputados. Por eso no es lícito que Sánchez supedite las ayudas futuras a los valencianos a la ley que le permite mantenerse en el poder, y que para ello exija el voto de Feijóo.
Si hay que creerse de Sánchez que la prioridad absoluta de su gobierno es la reconstrucción y transformación de la provincia valenciana en primer lugar, con actuaciones que deben cifrarse en decenas de miles de millones de euros, este compromiso de convocatoria electoral debería ser fácil de asumir. Debe disipar toda duda de que se trata de un salvavidas para alargar la legislatura. Es la prueba del algodón para Sánchez.
Estos nuevos presupuestos, para evitar que se conviertan en un arma arrojadiza, deben partir del compromiso de Sánchez y Feijóo de que serán continuistas con la acción económica de este Gobierno. Ni Feijóo debe condicionarlos a ninguna rebaja de impuestos adicional, ni Sánchez debe aprovecharlos para realizar cesiones adicionales a socios independentistas.
Los Presupuestos deben tener como principal argumento, como señaló el propio presidente del Gobierno el pasado martes, financiar la reconstrucción valenciana y un ambicioso plan de infraestructuras energéticas, naturales y tecnológicas que actualice la capacidad de prevención y reacción ante desastres naturales y otros perjuicios climáticos como la sequía. Es conocido, por poner un ejemplo, que las obras en el Barranco del Poyo que hubieran evitado o mitigado el desastre estaban diseñadas y presupuestadas.
El pacto entre Feijóo y Sánchez
Un pacto entre Sánchez y Feijóo que incluyera unos Presupuestos para 2025 y la convocatoria inmediata de elecciones generales sería bueno en varios ámbitos. El primero, si hay que creer al Gobierno, sería la aprobación y diseño de un ambicioso plan de reconstrucción tras la tragedia de la Dana, con un programa que contaría con el apoyo de una inmensa mayoría del Congreso y del Senado.
En segundo lugar, un acuerdo de este tipo contribuiría a rebajar el clima de polarización social en España, acrecentado naturalmente tras una desgracia natural como la vivida. Si es verdad que ambos líderes políticos presumen de defender posiciones de Estado, nada mejor para demostrarlo que un acuerdo de este tipo. PP y PSOE dejando de lado tácticas partidistas por la mayor tragedia que ha vivido España en un siglo sería además una magnífica carta de presentación ante el electorado. Sánchez demostraría ante los electores que hay algo que le importa más que el poder, y Feijóo podría enseñar a los votantes que su partido no está anclado en el conflicto y en el ‘no’ permanente a la acción del Ejecutivo.
En tercer lugar, España superaría un bloqueo sistémico en el que se encuentra desde hace tres años aunque no se quiera admitir. Este Gobierno es incapaz de sacar medidas adelantes más allá de las que benefician egoístamente a uno de sus socios políticos minoritarios, como PNV, ERC o Junts. El Ejecutivo se va desintegrando por la parálisis y las contradicciones internas, a lo que Sánchez intenta responder con una politización de instituciones de Estado (RTVE, Banco de España, CNMC, Tribunal Constitucional…), que no hace sino acentuar todavía más el enfrentamiento y polarización.
Bajo el manto de un compromiso de elecciones anticipadas, el contenido de los Presupuestos Generales será mucho menos partidista que en otras circunstancias, y permitirá a los grandes partidos enseñar a la ciudadanía que son capaces de elaborar una política pública sólida y de Estado. Enseñaría a los españoles que hay vida política más allá de la confrontación. Luego, que la población decida.
Feijóo, Sánchez y un gobierno en funciones
Pedro Sánchez puede caer en la tentación de argumentar que la convocatoria electoral anticipada, en un momento de este calibre, es inoportuna porque se necesita un gobierno fuerte que lleve a cabo estas tareas de reconstrucción y que Valencia no puede permitirse un Gobierno en funciones en este momento. A eso, Feijóo debería responderle que un Gobierno fuerte es precisamente lo que no tenemos en este momento sino todo lo contrario. Y que el país debe dotar a unos u otros de mayorías más operativas en el Congreso.
Y para el segundo argumento, Feijóo debería proponerle a Sánchez la creación de un comité ejecutivo para ejecutar la reconstrucción con miembros técnicos de ambos partidos con representación local, o una secretaría de Estado con un equipo de consenso, que tenga capacidad de funcionar operativamente pese al período entre legislaturas.
Esta es la oferta que debería realizar hoy mismo Alberto Núñez Feijóo a Pedro Sánchez, una propuesta que con toda seguridad generaría un consenso enorme entre la ciudadanía, con la excepción de aquellos que tienen demasiado miedo a perder su poltrona pese al más que evidente deterioro institucional de nuestro país.
Sería además una magnífica respuesta al pánico desatado por la victoria de Donald Trump. Si es verdad que gana el populismo en Estados Unidos, España responde con un un acuerdo entre los grandes partidos y va a las elecciones con un debate claro: cómo erigir un modelo de reconstrucción económico y social para España.