Trump dispara las visitas a los ‘Compro Oro’ del centro de Madrid: «Somos el banco de los pobres»

El precio del oro en máximos impulsa la venta entre los particulares

La compra de oro en relación con Donald Trump

Archivo – Lingotes de oro.

La incertidumbre geopolítica internacional ha encontrado un reflejo —revelador— en las calles más transitadas de Madrid. Los comercios de “Compro Oro” situados entre la Puerta del Sol y la calle Arenal están viendo un notable aumento de clientes en las últimas semanas, tanto para comprar como para vender, pero en especial destacan el aumento en el volumen de venta. El motivo, según los propios dependientes, apunta directamente a un nombre: Donald Trump.

Los locales de compra-venta de oro que riegan el centro madrileño mantienen una política de bajo perfil mediático. En su mayoría, han declinado hacer declaraciones extensas o hablar ante grabadoras. Algunos incluso se mostraron incómodos con las preguntas o se negaron a comentar la situación: «no nos permiten hablar».

No obstante, el movimiento en sus escaparates habla por sí solo: hay negocio. Y, como en tantos otros contextos, es la clase media y baja la que actúa como termómetro de la economía real.

Entre portales de antiguas viviendas -ahora oficinas- y recovecos una trabajadora que prefiere no dar su nombre, afirma: “Somos el banco de los pobres, cuando alguien no puede ir a uno, acude a nosotros, el que vende oro lo hace por necesidad”, desde detrás del mostrador, entre básculas digitales y vitrinas.

Su frase, directa y sin maquillaje, revela el perfil de quienes recurren a estos establecimientos: trabajadores precarios, jubilados, inmigrantes o autónomos que no logran acceder al sistema bancario tradicional.

“La gente tenía oro acumulado de hace años y ahora lo está vendiendo”, cuenta una dependienta desde detrás del cristal blindado de una tienda en la calle Arenal. “Notamos que hay más movimiento desde hace semanas por la situación política. El precio está alto y la gente necesita el dinero, cuando baje, la gente comprará”.

¿La razón de todo lo anterior? Un cóctel de incertidumbre política y subida del precio del oro, que ha alcanzado máximos históricos durante los últimos meses. En contextos de inestabilidad económica, el oro sigue funcionando como un valor refugio. Su cotización suele elevarse cuando los mercados temen caídas bursátiles o tensiones geopolíticas

Javier Molina, analista de Mercados de eToro, ofrece una visión que ayude a entender el fenómeno. “El oro ha pasado de ser un activo táctico a convertirse en una herramienta estratégica dentro de las carteras de inversión”, apunta.

Su papel como valor refugio ya no es circunstancial, sino estructural. En un mundo cada vez más inestable, su relevancia no solo crece entre grandes inversores, sino también entre ciudadanos que, ante la incertidumbre, acuden al metal como un salvavidas económico.

Molina también destaca que esta fiebre del oro no es una simple moda: “Estamos en un ciclo alcista con fundamentos sólidos. Los bancos centrales compran masivamente, hay temor a una crisis del dólar y la inflación no da tregua. Todo eso explica que también los pequeños inversores hayan vuelto a mirar al oro como protección frente al caos”.

Y avisa: «Ahora, yo sí creo que no solamente va a mantener su atractivo, sino que podría seguir revalorizándose. Otra cosa es que tenga correcciones, como la que hemos visto estos días, y que, oye, al final toda esta subida se tiene que digerir».

Mientras los discursos políticos se endurecen y los mercados tiemblan, en las vitrinas del centro de Madrid se pesan recuerdos, herencias y pequeños lujos del pasado. Porque cuando el futuro es incierto, el oro —y quienes lo compran— se convierten, una vez más, en los protagonistas invisibles de la economía de calle.

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