Europa saca de nuevo la tijera: Francia y Alemania preparan recortes y España ultima su plan fiscal

Las reglas fiscales vuelven a estar en vigor tras años de desenfreno en gasto público: el Banco de España calcula un ajuste anual de 7.500 millones

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), estrecha la mano al presidente francés, Emmanuel Macron, durante la ceremonia de firma de acuerdos celebrada en el marco de la Cumbre Hispanofrancesa, este jueves, en Barcelona. EFE/Alberto Estévez

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), estrecha la mano al presidente francés, Emmanuel Macron, durante la ceremonia de firma de acuerdos celebrada en el marco de la Cumbre Hispanofrancesa, este jueves, en Barcelona. EFE/Alberto Estévez

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

La reactivación de las reglas fiscales en Europa, tras un 2024 de transición y una entrada plena en vigor de cara a 2025, ya está teniendo sus consecuencias. Alemania, con el liberal Christian Lindner como ministro de Finanzas, lleva años conteniendo el gasto público, a pesar de la mala situación económica del país. Y Francia, la otra locomotora de la zona euro, acaba de anunciar 60.000 millones de euros de ajuste fiscal de cara al próximo Presupuesto.

España, con un déficit por encima del 3% del PIB y una deuda superior al 60%, tendrá que presentar este 15 de octubre su Plan Fiscal Estructural de cara a los próximos años, un documento que elaboran los Ministerios de Economía y Hacienda y que marcará el futuro de las Cuentas Públicas en la próxima década.

El nuevo marco de gobernanza fiscal obliga a los países con mayor desequilibrio presupuestario a acordar una senda de control del gasto público con la Comisión Europea. El ajuste para estos países, que debe asegurar un descenso de la ratio de deuda en los diez años siguientes a su finalización, puede hacerse a cuatro o a siete años, este último caso permitiendo suavizar el ajuste a cambio de hacer inversiones y reformas.

Hasta 36.000 millones de ajuste

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, negó en el Congreso que el plan español vaya a incluir «recortes», asegurando que, además, tendría inversiones de cara a los próximos años. Es decir, indicando que lo que el Ejecutivo podría estar negociando con Bruselas es un compromiso a siete años (2025-2031), que podría influir hasta una década más tarde (2041).

De acuerdo con los cálculos del Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, el ajuste podría ser de entre 0,4 y 0,6 puntos de PIB al año. Es decir, una horquilla de entre 6.000 millones y 9.000 millones de menor gasto público o mayores ingresos en impuestos.

«Las estimaciones del Banco de España apuntan a que, para cumplir con las nuevas reglas fiscales europeas, sería necesario implementar en
nuestro país, durante los próximos años, un ajuste presupuestario de en torno a 0,5 pp del PIB al año
«, subrayó el Banco de España en su último informe de previsiones trimestral, donde apuntó que ese ajuste «no está incorporado en las actuales proyecciones, pues aún no existe suficiente concreción acerca de las medidas de ingresos y gastos que se desplegarían como parte de él».

Un ajuste de estas características, si bien es limitado año a año, de manera acumulada rozaría los 40.000 millones de euros a largo plazo. «La eventual implementación de un programa de ajuste estructural de medio plazo de la magnitud señalada acarrearía, previsiblemente, un menor grado de dinamismo de la actividad a lo largo del horizonte de proyección que el contemplado en el actual», apuntaron los técnicos de la institución. Es decir, menor crecimiento económico.

Sánchez ve margen para recaudar 60.000 millones más

«No va a haber recortes. España está haciendo sus deberes en la sostenibilidad de las cuentas públicas», prometió Sánchez en el Congreso, recordando que quedaban todavía cuatro puntos de PIB para acercar la presión fiscal española a la media europea.

Esa subida de cuatro puntos de la presión fiscal supondría una recaudación adicional de 60.000 millones de euros. Precisamente la magnitud del ajuste que el nuevo gobierno francés, presidido por el conservador Michel Barnier, ha propuesto de cara a sus primeros Presupuestos, cuyo futuro es incierto.

La situación de las cuentas públicas francesas está muy deterioradas, con un déficit que cerrará en el 6% del PIB este año y una deuda pública por encima del 110%. El Gobierno de Barnier ha anunciado recortes de 40.000 millones en el gasto público, retrasando la revalorización de las pensiones o recortando el número de empleados públicos.

Otro tercio del ajuste en Francia procederá de una subida de impuestos a los contribuyentes más ricos (con ingresos de más de 500.000 euros al año) o nuevos tributos a la recompra de acciones o a los billetes de avión.

En Alemania, con una economía falta de estímulos, el Gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz consensuó un presupuesto que, en palabras de su ministro de Finanzas, «continúa con la senda de consolidación después de varios años en los que, debido a la pandemia, Alemania tuvo que hacer una política fiscal expansiva». «Tenemos que dar ejemplo en consolidación«, defendió en la presentación de su presupuesto.

Comenta el artículo
Álvaro Celorio

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Deja una respuesta