La DGT alerta sobre los peligros del uso de manos libres al volante y plantea su futuro incierto
Aunque el uso del manos libres no es ilegal, podría serlo en un futuro
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha puesto en el foco de atención los sistemas de manos libres, una tecnología que, aunque actualmente es legal, podría tener los días contados. Según diversos estudios y los propios datos de Tráfico, estos dispositivos, diseñados para permitir la comunicación sin usar las manos, pueden provocar distracciones fatales en la conducción.
Aunque el uso de manos libres puede parecer seguro al no requerir contacto físico con el teléfono móvil, la DGT advierte que el problema principal radica en la falta de atención mental. Durante una conversación telefónica, el cerebro divide su capacidad de procesamiento entre la charla y las demandas del tráfico. Este fenómeno puede reducir la capacidad de concentración y aumentar el tiempo de reacción ante imprevistos.
Por ejemplo, se ha demostrado que una llamada de tres minutos puede disminuir notablemente la percepción del entorno, con resultados preocupantes:
- Aumento del tiempo de reacción.
- Reducción de la velocidad media en un 12%.
- Pérdida del 40% de las señales de tráfico percibidas.
Estos datos subrayan un hecho alarmante: aunque las manos del conductor estén libres, su mente no lo está. Según expertos en seguridad vial, confiar en la multitarea al volante es arriesgado y puede derivar en accidentes graves o incluso mortales.
¿Un futuro sin manos libres?
En un contexto donde la tecnología se ha convertido en una herramienta imprescindible, la DGT recalca que ninguna innovación tecnológica puede reemplazar la atención total requerida para conducir de forma segura. Aunque por ahora el uso de manos libres sigue siendo legal, las autoridades no descartan implementar futuras limitaciones.
Por el momento, el organismo recomienda evitar cualquier tipo de llamada durante la conducción, incluso con dispositivos homologados. Este mensaje cobra mayor relevancia al considerar que en 2022 se registraron más de 88.000 sanciones por el uso del móvil al volante, una cifra alarmante pese a ser inferior a las infracciones por exceso de velocidad.
Opciones de manos libres legales
En la actualidad, quienes necesiten comunicarse mientras conducen pueden recurrir a varios dispositivos legales, siempre que cumplan con los requisitos establecidos:
- Kits de manos libres fijos: Integrados en el sistema del vehículo, permiten gestionar llamadas mediante comandos de voz. Su principal ventaja es la calidad de sonido y la capacidad de conectar varios dispositivos simultáneamente.
- Kits de manos libres portátiles: Ideales para un uso ocasional o en coches de alquiler, estos dispositivos son fáciles de instalar y funcionan mediante Bluetooth, sin necesidad de modificaciones en el vehículo.
- Radios Bluetooth para coche: Una opción económica que integra funciones como conectores USB y entradas auxiliares.
No obstante, los auriculares están totalmente prohibidos, ya que llevar los oídos tapados infringe la ley y puede conllevar multas de hasta 200 euros y la pérdida de tres puntos del carnet.
Un mensaje claro: educación y precaución
El verdadero desafío, según la DGT, radica en la educación del conductor. Aunque el manos libres es una herramienta permitida, el organismo insiste en que la mejor opción es evitar cualquier tipo de comunicación mientras se conduce. Las distracciones tecnológicas, por pequeñas que parezcan, pueden convertirse rápidamente en errores fatales.
Para garantizar una conducción segura, la atención debe centrarse exclusivamente en el vehículo y la carretera. En este sentido, las autoridades recuerdan que cualquier medida tecnológica, por avanzada que sea, no sustituye la responsabilidad del conductor.
Con esta postura, la DGT busca concienciar sobre los peligros asociados a la dependencia tecnológica al volante, al tiempo que se prepara para posibles cambios legislativos en el futuro. El mensaje es contundente: si se quiere evitar riesgos, las llamadas deben esperar hasta que el coche esté parado.