La multinacional española Celsa y la Sepi, también otras compañías españolas de ingeniería e infraestructuras, afrontan los retrasos y el alza de los costes previstos en la construcción de Hinkley, el proyecto nuclear estrella de Reino Unido.
El gigante francés EDF está al frente de la construcción de los dos nuevos reactores en Hinkley Point C, los primeros levantados desde 1995 en Reino Unido, una nueva generación de centrales nucleares que darán energía a seis millones de hogares en el país, y que requiere la creación de más de 20.000 nuevos empleos.
La multinacional francesa ha informado esta semana de nuevos retrasos y mayores costes de los inicialmente previstos.
La puesta en marcha de los nuevos reactores podría retrasarse hasta el año 2031, lo que supondría un encarecimiento de unos 13.000 millones de euros. Stuart Crooks, director general del proyecto, admite en un vídeo publicado por EDP los retrasos, asegurando que estos no repercutirán en el bolsillo de los contribuyentes británicos.
El grupo de acero Celsa y la compañía española Ensa, propiedad de la Sepi, fabricante de componentes nucleares, participan en la construcción de la nueva central nuclear británica. Otras empresas españolas como la palentina Inmapa o la ingeniería Tecnatom, con sede en Madrid, trabajan también en Hinkley.
A través de su división Celsa UK, la compañía con sede en Barcelona produce y suministra hasta 200.000 unidades de acero circular empleado en la construcción de Hinkley, uno de los mayores contratos conseguidos por la empresa española en los últimos años.
El grupo industrial, controlado desde finales del pasado año por los fondos acreedores de los antiguos propietarios, la familia Rubiralta, asegura que no ha experimentado «ningún cambio sustancial», a pesar de los retrasos anunciados.
«Celsa sigue entregando de acuerdo con el contrato pactado. Como todo el resto de materiales, la guerra de Ucrania ha causado un incremento a los precios de la energía y materiales en general», señalan fuentes de la compañía consultadas por este diario.
Ensa, la compañía española especializada en la construcción de componentes empleados en la industria nuclear, con cerca de 50 años de historia, propiedad de la Sepi, se adjudicó hace cinco años la fabricación de dos presurizadores para Framatome, proveedor de la central nuclear de Hinkley.
Para la compañía pública cántabra, el contrato supuso un «hito» en su recorrido empresarial. La empresa también se encarga del diseño y fabricación de los depósitos integrados en las dos unidades de la planta británica.
La empresa, con la que se ha puesto en contacto este periódico, no ha querido valorar el anuncio de los retrasos de EDP en Reino Unido. «Ensa ha entregado ya varios equipos con destino final para la Central Nuclear de Hinkley Point C y continúa con el proceso de fabricación de otros componentes«, aseguran fuentes del grupo.
El grupo palentino Inmapa, que ha trabajado en la construcción del submarino español Isaac Peral, participa también en Hinkley. La empresa fue contratada para el mecanizado y control dimensional de piezas para la central.
La compañía Tecnatom, con sede en Madrid, se adjudicó en 2021 un contrato valorado en más de 30 millones de libras para los servicios de inspección previos a la entrada en servicio de la central británica.
El proyecto Hinkley Point C, con una vida útil prevista de 60 años, supone un punto de inflexión en la industria energética británica, que comenzó a debatirse en el país hace más de una década. En su construcción participa también la china CGNPC, con el 35%.
El pasado mes de diciembre se colocó la cúpula del primer edificio del nuevo reactor, de 245 toneladas, a 44 metros de altura.