¿Qué es el coliving y porque viene para cambiarlo todo?
El coliving, el build to rent y el cohousing han llegado para quedarse. Han crecido un 27% en el último año.
Hace menos de diez años, el coworking comenzaba a aparecer en los temas de conversación. Las grandes ciudades se llenaron de edificios que disponían de oficinas donde los trabajadores compartían espacio.
Un fenómeno laboral que fue el inicio del coliving.
La consultora Forcadell lo considera el «producto estrella» del sector inmobiliario para el 2024.
El cohousing, el build to rent (BTR) y las comunidades saludables son otras ramas de un movimiento que desafía el concepto tradicional de la vivienda y la convivencia.
En el contexto actual han surgido nuevas tendencias que aspiran a solucionar la problemática y a cambiar la perspectiva del concepto de vivir.
Compartir piso no es algo nuevo, pero la diferencia es que ahora las promotoras han aceptado este concepto y lo han tomado como propia.
Así nació el coliving: la idea que plantea compartir zonas comunes con otros inquilinos.
No solo se alquila una habitación, sino también la cobertura de los servicios básicos y la posibilidad de crear una comunidad.
¿Cuál es el perfil del coliver?
Jóvenes con una edad media de 26 años e internacionales. Este es perfil del coliver, según un estudio realizado por Enso Coliving.
Ocho de cada diez inquilinos de los espacios de coliving son internacionales, concretamente, el 50% son europeos y un 30% son jóvenes no europeos.
En cuanto al 20% restante, son españoles que han cambiado de residencia temporalmente.
El otro perfil de cliente es el del joven estudiante que llega para residir temporalmente.
El coliving no es precisamente asequible. En Idealista la habitación más barata, por ejemplo, en Barcelona se encuentra en 670 euros mensuales.
El estudio Informe del Mercado Inmobiliario, Actualidad y Perspectivas 2023, elaborado conjuntamente por Forcadell y la Universitat de Barcelona (UB), pronostica un aumento del 10% del precio de cada habitación durante el 2024.
La consultora internacional Savills estima en 35.565 las cifras de las nuevas unidades que se crearán entre este año y el 2025 sumando los formatos coliving, BTR y flex living.
Estos últimos ocuparán un 16% de la nueva oferta prevista, un número que la consultora todavía considera residual, pero sí que representa un incremento considerable.
¿Cuáles son los alternativos?
El coliving tiene diferentes vertientes.
En los últimos años, las inmobiliarias han observado movimientos en el mercado internacional.
Uno de ellos es el cohousing, un modelo similar al del coliving que se basa en la autoorganización de los mismos inquilinos.
En este caso, el papel de la promotora queda en un segundo plano.
Otro a destacar es el build to rent (BTR).
En este caso, hablamos de una promoción de obra nueva que se construye específicamente para alquilar entera.
Este modelo, nacido hace 12 años en el Reino Unido con motivo de los Juegos Olímpicos, ha crecido un 27% en un año, según un estudio de Activum.
En España hay 11.000 viviendas de esta tipología y el año pasado, el 6% de los proyectos en el conjunto de España ya se idearon bajo el paraguas del BTR.
Los puntos de fricción se encuentran en los topes
El estallido de estas nuevas propuestas de convivencia, encabezadas por las mismas inmobiliarias, choca frontalmente con una realidad.
No todo el mundo se puede permitir pagar este valor añadido.
El Sindicato de Inquilinas denuncia que estas propuestas generan precariedad, primero porque plantean conceptos como vivir en comunidad, un hecho que «no es nada nuevo», para estas asociaciones, que critican que usen anglicismos para disfrazar otra realidad.
La otra protesta tiene que ver con los precios.
Con el pretexto del valor añadido, el precio medio de una habitación en grandes ciudades como Barcelona puede alcanzar los 800 o 900 euros, un precio que encarece todavía más la oferta.
Además, la necesidad de construir más espacios de coliving y derivados debido a su demanda tiene un impacto en el vecindario.
«Los fondos e inversores desalojan a los vecinos que vivían allí anteriormente, y destruyen el tejido comunitario del barrio», subrayan desde el Sindicato de Inquilinas.
Casualmente, esta circunstancia está directamente relacionada con la principal protesta de las inmobiliarias en Barcelona.
La capital catalana cuenta con el tope del 30% de los inmuebles de protección oficial (VPO).
Esto quiere decir que los promotores están obligados a destinar el 30% de las nuevas construcciones o grandes rehabilitaciones para crear vivienda de protección oficial.
El boom ya está aquí, pero el camino es largo: los nuevos modelos de vivienda primero tendrán que convivir con las regulaciones vigentes.
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