Los APIs catalanes buscan nuevo presidente tras el ‘procés’
Los agentes de la propiedad inmobiliaria de Barcelona elegirán el sustituto de Joan Ollé, que está al frente del colegio desde hace dos décadas
El Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Barcelona se dispone a realizar un significativo giro. El Colegio que preside Joan Ollé se significó a favor del referéndum del 1-O. La mayoría de los miembros de la actual junta están inhabilitados por independizarse en 2013 del Consejo General de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de España. En noviembre, el colegio de los API barceloneses celebrará elecciones, a las que no se presentará Ollé por la inhabilitación y por haber cumplido el máximo de mandatos. Los dos precandidatos que aspiran a ocupar su puesto se proponen rebajar la tensión política. Huyen del conflicto.
Todavía no se han convocado las elecciones, pero está claro que serán en noviembre y que Ollé no se presentará después de veinte años como presidente de la junta. Dos profesionales inmobiliarios ya están en precampaña: Gerard Duelo, de 68 años, que está al frente del grupo GD Brookers y de Inmocanal.tv, y Francesc Quintana, de 43 años, socio fundador y consejero delegado de Vivendex.
No se espera la aparición de más candidatos aunque sonó el nombre de Mercedes Blanco, directora de Fincas Blanco y vicepresidenta de la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias (Fiabci) en España. Descartó presentarse pese a ser una de las directivas más reconocidas del sector.
Quintana se presenta como el candidato del “cambio”. Indica que el colegio necesita “sabia nueva” después de las dos décadas de gobierno de Ollé.
Considera que el colegio debe mantenerse al margen del conflicto político: “No emitiremos opinión sobre política, nos centraremos en la intermediación inmobiliaria”. Entre los problemas del sector está el creciente intrusismo profesional.
Duelo rechaza la etiqueta de continuista que le atribuye la candidatura rival: “la respuesta no es continuista o cambio, sino evolución sin ruptura, no supeditación al pasado pero tampoco el cambiar por cambiar”, señala.
Asegura que “la posición política” de la anterior junta “no me afecta”. No obstante, en una carta dirigida a los colegiados, indica que “no pretendo politizar nuestro colegio, pero si definir que nuestro ámbito de referencia está en Cataluña y es Cataluña la que debe presidir. Haré respetar el sentido catalanista de nuestra entidad”.
Un colegio profesional politizado
La actual junta de Ollé se alineó con los defensores del referéndum del 1-O y, en 2013, salió del Consejo General de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de España. Sin embargo, a instancias del consejo, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sentenció que se produjo una segregación que no podía llevarse a cabo de forma unilateral.
La sentencia mantiene que la permanencia en el consejo es de obligado cumplimiento, pese a que, desde el año 2000, la colegialización es voluntaria. El colegio interpuso un recurso de casación que fue inadmitido por el Tribunal Supremo. Después interpusieron un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, todavía pendiente de resolución.
Otro contencioso afectó a los miembros de las junta colegial por dejar de satisfacer las cuotas al consejo. La sentencia ratifica la inhabilitación, aunque también se está pendiente de la resolución del recurso.
En la misma situación de inhabilitación se encontraba el colegio de API de Girona, que en enero pasado eligió una nueva junta presidida por Joan Company. Precisamente, fueron los API de Girona los primeros que plantearon marcharse del consejo español. Eso fue hace diez años, cuando al frente del colegio gerundense estaba Marta Madrenas (Pdecat), la actual alcaldesa de Girona.
La cohabitación con la asociación de API
Aunque Ollé deje la junta del colegio de Barcelona (con 956 colegiados activos), continuará como presidente de la Asociación de Agentes de la Propiedad inmobiliaria de Barcelona (con 3.600 asociados). Las elecciones no serán hasta dentro de dos años. La asociación reúne a todos los colegiados de Barcelona, Girona y Lleida, pero no a los de Tarragona. Estos últimos nunca se han integrado. El nuevo presidente del colegio barcelonés deberá cohabitar con Ollé.