Yolanda Díaz no toma nota de las publicaciones de su Ministerio 

En España, la reducción de la jornada laboral, sin aumento de la productividad, implica un descenso de la producción y un incremento de los costes de producción

Y si lo hace, y no actúa en consecuencia, nos conduce al descalabro con conocimiento de causa y por exceso de populismo. Me explico. Resulta que la Secretaría General Técnica, dependiente de la Subsecretaría del Ministerio de Trabajo y Economía Social que dirige Yolanda Díaz, publica la revista Actualidad Internacional Sociolaboral, conocida como “la Revista del Ministerio”.   

Resulta que el número 264 de la revista, correspondiente al mes de abril de este año 2024, está dedicado monográficamente a las Experiencias en la reducción del tiempo de trabajo. Entre los artículos, destaca el de Daniel J. Solana Gázquez –Consejero de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social en Francia y Andorra Acreditado ante  la OCDE- titulado Jornada laboral: la evolución en Francia. Procedamos a su lectura. Con una especial atención en las conclusiones.  

Libertad, Igualdad, Fraternidad y Jornada de 35 horas 

Efectivamente, Francia es la pionera en el asunto de la reducción de una jornada laboral que ya forma parte del “patrimonio francés”. Tan es así que Francia se considera la “embajadora” de dicha jornada. Más: hay quien equipara la jornada de las 35 horas a la “Libertad, Igualdad, Fraternidad” de la Revolución francesa.   

La “reducción a la jornada laboral de 35 horas sin reducción salarial”, fue promovida por Martine Aubry —Ministra de Empleo y Solidaridad bajo el gobierno del Primer Ministro Lionel Jospin— en el año 2000. Dos plazos de ejecución obligatoria: desde el 1 de enero de 2000 para las empresas de más de 20 trabajadores; desde el 1 de enero de 2002 para todas las empresas.  

Una ley que tenía sus antecedentes en 1982 y fue consolidándose paulatinamente con la Ley Aubry  I de 1998 (Ley de Orientación Relativa a la Reducción del Tiempo de Trabajo) y con la Ley Aubri II de 2000 (Ley Relativa a la Reducción Negociada del Tiempo de Trabajo).

«Hay quien equipara la jornada de las 35 horas a la “Libertad, Igualdad, Fraternidad” de la Revolución francesa»

En síntesis, una reducción de la jornada laboral semanal de 39 a 35 horas. Un detalle: las horas extras -4 horas por semana- se acumulaban para utilizarlas a conveniencia como media jornada o jornada completa. Otro detalle: el Lunes de Pentecostés se decretaba –no todos los trabajadores cumplían- como Jornada de Solidaridad y sus beneficios se invertían en ayudas a la tercera edad y los discapacitados.  

Negociación entre las partes y beneficios para unos y otros       

En Francia, la jornada de 35 horas –cuyo objeto era luchar contra el desempleo– se introdujo empresa por empresa vía negociación entre la dirección empresarial y los trabajadores.

Algunos detalles –producto de modificaciones posteriores- que retener: no se reduce el Salario Mínimo Interprofesional, se prevé una semana laboral de más o menos 35 horas en función de las necesidades, se aumenta el número de horas extras con bonificación fiscal, se reducen los impuestos sociales de las empresas con menos de 20 trabajadores. A lo que hay que añadir la campaña de “trabajar más para ganar más”.      

Las 35 horas son únicamente una referencia   

En Francia, la jornada de 35 horas semanales es un marco o referencia elástico. Una referencia condicionada a variables como, por ejemplo, los convenios colectivos que pueden determinar que la jornada laboral sea superior o inferior a las 35 horas semanales. Habitualmente, el cómputo de horas trabajadas anualmente es –incluyendo la Jornada de Solidaridad- de 1607. Vale decir que hay numerosas excepciones en los sectores público, agrícola, supermercados, comercio y un largo etcétera. 

Un trabajador. EFE/Ismael Herrero
Un trabajador. EFE/Ismael Herrero

Por lo demás, los cuadros directivos gozan de autonomía y pueden superar la jornada laboral. O lo que es lo mismo, la jornada de 35 horas no es uniforme. En beneficio de la economía, el empresario, el trabajador y el ciudadano. Todo ello, para evitar o limitar el impacto.  

El balance de la jornada de 35 horas  

Señala el informe que las 35 horas semanales no implican –no está acreditado- necesariamente ni un mejor reparto del trabajo ni la creación sustancial de nuevos empleos. Lo que sí está acreditado es que la nueva contratación se debería a la baja de las cotizaciones que acompañan a la reducción de la jornada.   

«Díaz debería leer y tomar nota de lo que publica su Ministerio y olvidar el populismo de bajo vuelo que necesita para marcar un perfil propio»

El cómputo anual de la reducción de la jornada tuvo sus beneficiarios: los cuadros directivos y  los profesionales liberales siguieron trabajando más de 35 horas a la semana y acumulando un promedio de 10 días más de vacaciones gracias a las horas extras.

Por su parte, los beneficios de los trabajadores sin responsabilidades y con poca cualificación fueron escasos. El informe saca a colación el siguiente empleo: el cajero del sector de la distribución, no ganó días extra de vacaciones sino mañanas o tardes de días laborables cuando hay pocos clientes, lo cual no les permitía aprovecharlas al ser ajustes puntuales y habitualmente no encajando con las cuestiones personales o familiares (calendario escolar, vacaciones del resto de la unidad familiar, etc.). 

MADRID, 24/01/2024.- La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, clausura el acto de presentación del plan de impulso a la economía social 2024-2025, este miércoles en Madrid. EFE/ Fernando Alvarado
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. EFE/ Fernando Alvarado

En el ámbito económico y laboral, los estudios señalan que la reducción de costes laborales compensaron posibles efectos negativos como la caída de la productividad, que las empresas aumentaron el trabajo por turnos para compensar la disminución de las horas de trabajo, que las empresas despedían a los trabajadores más costosos, que los trabajadores con salario mínimo fueron los más afectados por los cambios, que la mejora de la calidad de vida implicó en muchos casos la moderación salarial, la variabilidad horaria o la intensidad del trabajo.      

Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos y Dinamarca  

En el monográfico Experiencias en la reducción del tiempo de trabajo, de la revista Actualidad Internacional Sociolaboral, editada por el Ministerio de Trabajo y Economía Social que dirige Yolanda Díaz, hay otros artículos que analizan la cuestión en otros países.

La conclusión es la siguiente: Bélgica (la regulación vigente ofrece la opción de trabajar cuatro o cinco días manteniendo la retribución, pero no se reduce el número horas), Luxemburgo (no existe regulación al respecto, aunque las empresas ofrecen alternativas flexibles), Países Bajos (la reducción de jornada sin pérdida de trabajo está ya regulada y las empresas tienen la libertad de experimentar al respecto) y Dinamarca (no hay una duración máxima de jornada laboral fijada y las empresas y los trabajadores negocian sistemas flexibles de distribución del trabajo según necesidades).   

Y en España, ¿qué? Ultimátum  

Mientras que en la Unión Europea empresarios y trabajadores negocian la jornada laboral teniendo en cuenta parámetros como la conciliación familiar, la productividad, la innovación, el dinamismo económico o la salud; en España, la Ministra no negocia, impone.  

Un mal negocio para unos y otros habida cuenta que, en España, la reducción de la jornada laboral, sin aumento de la productividad, implica un descenso de la producción y un incremento de los costes de producción. Una política nefasta -¿aumento de la mortalidad empresarial y del desempleo?- en un país de pymes, con exceso de trabajo precario, sueldos bajos y tasa alta de absentismo.  

Yolanda Díaz debería leer y tomar nota de lo que publica su Ministerio y olvidar el populismo de bajo vuelo que necesita para marcar un perfil propio.             

Ahora en portada