La victoria de Míriam Nogueras
Hay que pensar que si hace solo un año le hubieran preguntado a cualquiera, al propio Sánchez, las posibilidades de amnistiar a los líderes del ‘procés’, la respuesta habría sido: “imposible”
Mantengo la teoría que de no haber existido ‘procés’ ilegal y las fuerzas independentistas, o sea ERC y JxCat, hubieran esperado su oportunidad, en estos momentos Pedro Sánchez estaría aprobando algún tipo de referéndum para Cataluña para mantener su gobierno. Esa inventada ley orgánica por un referéndum habría posibilitado, aunque fuera de forma vinculante o ya se vería, todo es posible, alcanzar un objetivo que pareciera menos irreal. Hay que pensar que si hace solo un año le hubieran preguntado a cualquiera, al propio Sánchez, las posibilidades de amnistiar a los líderes del ‘procés’, la respuesta habría sido: “imposible”.
Pero las suposiciones solo sirven para fantasear. La realidad es que la pasada semana en la intervención de Míriam Nogueras (JxCat) en el Congreso para aprobar la denominada “Ley Orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña” dejó claro que lo ocurrido era una victoria, un arrepentimiento del Estado y un “seguimos adelante”.
Era de suponer. Lo escribimos de forma repetitiva en esta sección. Se considera el independentismo considera que hay reparación por parte del Estado. ¡Ya ven! Tampoco reconocimiento de error, ni de responsabilidad de haber roto una sociedad, ni de nada. Piñón fijo. Y así seguirá. Al menos en Junts es el único modelo posible. En ERC pueden existir algunas dudas, influenciadas por la figura de Carles Puigdemont.
Lo curioso es que Pedro Sánchez no lo escucha y en la oposición resuena como un trueno ensordecedor.
La conocida como ley de amnistía habla de normalización institucional, política y social en Cataluña. Así reza su título. La política siempre ha existido. La niegan los independentistas porque les interesa, pero no es cierto. La política independentista ha existido sin ningún tipo de problema desde los primeros años de la democrática. Era una opción muy minoritaria con la que jugaba siempre el nacionalismo. Una ambivalencia que le resultó provechosa a la Convergència de los 80. Ese espacio de indefinición que valía para unas cosas y para otras.
Lo fundamental esta en la relación institucional. Esa es la que saltó por los aires en septiembre y octubre de 2017 y que provocó un golpe a la legalidad vigente que los dirigentes del Estado al servicio de la Generalitat impulsaron. Y de todo aquello, estos líos.
Cuando Míriam Nogueras, la diputada de JxCat, afirma en la tribuna del Congreso que “hoy no se perdona, se gana” habla a los suyos y los suyos la aplauden con ganas y se emocionan. Una cosa es que se lo crean o no, pero se sienten satisfechos con el argumentario que hace, y único para no caer en una depresión. Es un comentario sincero. No engaña. Lo curioso es que Pedro Sánchez no lo escucha y en la oposición resuena como un trueno ensordecedor.
Si una amnistía precisa de un reconocimiento de arrepentimiento por parte del amnistiado, aquí eso se ha omitido del relato. Llegados a este punto, y tras las Europeas que ahora todo lo contaminan intelectualmente, habrá que descubrir como acaba toda esta historia. Puigdemont está atrapado. ERC, a punto de pactar con el PSC de Collboni para entrar en el Gobierno municipal, Salvador Illa a un tris de convertirse en president de la Generalitat y Pedro Sánchez, con sus líos maritales, cada vez más cerca de convocar elecciones.
No dirán que no es entretenido.