Las víctimas del terrorismo no se merecen esto 

No hay sitio para el dolor de las víctimas del terrorismo, que ven cómo muchos de los asesinos de sus familiares están saliendo de la cárcel

En otras circunstancias, este escándalo hubiera ocupado las portadas de los diarios y la apertura de muchos informativos, pero la actualidad internacional y el infinito rosario de casos de corrupción nacionales lo eclipsan. No hay sitio para el dolor de las víctimas del terrorismo, que ven cómo muchos de los asesinos de sus familiares están saliendo de la cárcel, uno tras otro, de puntillas, en silencio, aprovechando el ruido exterior y la complicidad de quienes en otro tiempo jaleaban sus fechorías y ahora se sientan con el Gobierno. 

Se calcula que desde octubre de 2021, cuando el Gobierno Vasco asumió las competencias en materia penitenciaria, más de 90 presos de ETA se han beneficiado del denominado Tercer Grado. Una medida que permite a estos reclusos cumplir el resto de sus condenas en régimen de semilibertad, o directamente en sus casas, lo que para los familiares de quienes fueron sus víctimas no deja de ser un insulto más que añadir a su dolor. 

Para acceder al Tercer Grado, la Ley General Penitenciaria exige que haya un evidente arrepentimiento por parte del reo, así como su desvinculación ideológica con lo que representó ETA o cualquier idea que defienda la violencia. Pero hay que tener en cuenta que desde el entorno de los herederos de la banda terrorista se prohíbe a quienes empuñaron las armas o colaboraron en atentados terroristas mostrar arrepentimiento por lo que hicieron. Que dejaran de asesinar no quiere decir que renieguen de sus actos. Para ellos hubo y hay un conflicto aún irresuelto. Por eso tampoco colaboran con la justicia en el esclarecimiento de los más de 300 asesinatos de la banda que quedan aún por aclarar. 

Que dejaran de asesinar no quiere decir que renieguen de sus actos

Se están produciendo, por lo tanto, salidas de presos etarras de la cárcel en base a “arrepentimientos fraudulentos”. Y se llevan a cabo sencillamente porque el Gobierno de Pedro Sánchez necesita los votos de EH-Bildu para seguir en la Moncloa. Ya no se trata solo del acercamiento a cárceles vascas y el fin de la dispersión, como algunos exigían por razones humanitarias para con las familias de los reclusos, se busca directamente que salgan a la calle. Nunca lo han ocultado: “Presoak Kalera” (los presos a la calle) era su reivindicación desde hace muchos años. 

No puede sorprender, por lo tanto, la indignación entre las víctimas, que vienen denunciando, sin descanso pero con poco éxito, las “excarcelaciones fraudulentas” en base a “terceros grados tramposos” concedidos por el Gobierno Vasco, liderado por el PNV y con el PSE en la cartera de Justicia. Muchas veces la Audiencia Nacional echó para atrás las concesiones de Tercer Grado del ejecutivo vasco, pero también en esto ha habido un cambio de criterio que ha hundido aún más la moral de los familiares de las víctimas. Y es que la Fiscalía de la Audiencia Nacional ya no recurre sistemáticamente contra esas decisiones, lo que deja vía libre a las excarcelaciones de los 77 etarras condenados que están pendientes aún de cumplir sus penas en régimen ordinario. 

El candidato de EHBildu a las elecciones en el País Vasco, Pello Otxandiano (c), y el Coordinador General del partido, Arnaldo Otegi (detrás). EFE/ Miguel Toña

Los votos de EH-Bildu y PNV son fundamentales para el “progresista” Gobierno de Pedro Sánchez. “Presos por Presupuestos” resume en la simpleza del enunciado una realidad lacerante, especialmente si añadimos a esta situación la reforma de la ley aprobada en septiembre de 2024, con el respaldo del Gobierno y sus socios, que permitirá a medio centenar de etarras descontar penas cumplidas en Francia, otro guiño a Bildu que podría liberar a terroristas sanguinarios como Francisco Javier García Gaztelu, «Txapote»

Los mismos que sacaron a Franco del Valle de los Caídos en lo que se suponía era un ejercicio de memoria democrática para cuantos sufrieron la dictadura, se encargan ahora de sacar de las cárceles a quienes tuvieron como objetivo asesinar la democracia española. Puede parecer una contradicción, pero no lo es. Porque con ambos gestos lo único que se busca es el apoyo necesario para seguir gobernando. Esa es nuestra tragedia.